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segunda-feira, 5 de outubro de 2015

SETA PIPA... Y OTRAS MARAVILLAS DEL PARQUE

      Setas pipas nuevas junto a los carpóforos muertos de años anteriores. Se puede observar el característico pie irregular y alargado de este hongo en uno de estos ejemplares muertos, arrancado de la madera sobre la que nace.
Una ventaja que tienen algunas setas es que una vez que la has localizado en un sitio, es fácil que vuelvan a surgir en la próxima temporada en el mismo lugar. Esto ocurre casi inevitablemente con algunas setas parasitas, y la seta pipa no es una excepción. Esta es una seta que disfrutamos, un año tras otro, en el mismo lugar: la base de un alcornoque cortado en la entrada sur del parque del Príncipe. Ya la fotografiamos hace un par de años, y los carpóforos se van sustituyendo cada temporada -al lado de los ejemplares jóvenes de este verano-otoño se acumulan las setas de otros años, como Juan nos señala con el palo. Seguramente que hay muchos más sitios donde poder disfrutar de esta estética seta, pero no los hemos encontrado cerca, y nos tenemos que conformar con estos del Príncipe. 
     Los glotones de las setas no van a llenar sus cestos con estas setas... estos bonitos hongos no tienen interés culinario en nuestra cultura -con lo duros que están, no creo que sean del agrado de nadie- pero sí parece ser que los orientales los usan profusamente como infusión y que además, tiene efectos medicinales muy positivos. En cualquier caso, la elaboración de la infusión es tan laboriosa que el GP no conoce a nadie que se haya dedicado a ella. Más allá de este dato curioso, la gama de colores vistosos que muestra la seta pipa hace que haya sido recolectada más de una vez por su función estética.


En esta época ya tenemos más hongos curiosos. Quedan los rezagados de la primavera, como este enorme boleto estival (creemos) que suelen crecer entre mayo y junio en el cauce del arroyo del parque y que en el comienzo del otoño vuelve a resurgir con fuerza. También hay los últimos del verano, como el Phalus rubicundus, tan común durante julio y agosto entre el césped de los pinos. Pero realmente los hongos del otoño aparecen ya por doquier. Desde mediados de septiembre, y tras la primera lluvia, el parque se ha llenado de corros de brujas de champiñones y las primeras rúsulas emergen ya entre la acícula de los piñoneros, como acostumbran  hacer. Falta por comprobar si los mirostomas del año pasado vuelven a hacer su aparición.

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