GUÍA DE ROCAS DE CÁCERES

GUÍA DE FÓSILES DE CÁCERES

sábado, 29 de maio de 2010

CALCEDONIAS CACEREÑAS Y OTROS ESPECÍMENES

Reconozco que tenía ganas de escribir sobre algún pedrusco últimamente, y no encuentro otra forma mejor de hacerla que hablar sobre el mineral más común que podemos obtener por casi cualquier zona del mundo: el cuarzo. Para el gemólogo, la abundancia produce el desprecio, pero en la geología se recompensa con multitud de formas curiosas en las que puede aparecer. Y es que la belleza en los minerales no se reduce a las piedras preciosas, y si no que se lo digan a los cuarzos, esas piedras tan agradecidas para los que inician una colección de minerales.


Este peculiar ejemplar de cuarzo está  recogido de la mina de San José. La forma que presenta aquí el cuarzo es debida a que aquí actúa como mineral encajante de otro que se ha perdido por la erosión, de carácter laminar. Posiblemente se trataba de algún tipo de mica o pirofilita, tan frecuente por esos lares. Estas curiosas formas también las deja la pizarra cuando el cuarzo aparece en ella en forma de filones.

Dos ejemplares de ágata / calcedonia cacereña, procedente de la carretera de Malpartida con Cáceres, en la zona de contacto del sinclinal con el batolito de Cabeza de Araya. En ese lugar son frecuentes las calcedonias bandeadas, y en este caso, la presencia del hierro les da un llamativo color rojizo. Suelen venir acompañadas en este caso de grandes masas de feldespato.


Bandeado de la calcedonia, x40 en el microscopio de Gema.

Puntas de cuarzo procedentes de las drusas del cerro de los Romanos, acompañadas habitualmente de dahlita palmeada (apatito masivo). Aquí presentan un peculiar color anaranjado.


"Las rocas no recomiendan la tierra a quien la labra, pero sí a los que obtienen una cosecha de otro tipo: artistas, poetas, caminantes, estudiantes, amantes de todos los objetos primitivos que encontramos al aire libre"
         
John Burroughs, The friendly Rocks

2 comentários:

  1. Lo que para mí no son más que pedruscos, vienes tú y no solo les pones nombre, sino apellido.
    Eso sí, pedruscos bonitos.

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  2. Es que son mi auténtica pasión... el mayor disgusto que he dado a mi señor padre fue no haber sido geólogo y haberme metido a filósofo...

    Me paso el día mirando zanjas y hoyos en el suelo... y luego, pues claro, algo encuentras.

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