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sexta-feira, 31 de dezembro de 2010

ANILLOS DE LIESEGANG EN LAS CUARCITAS

Anillos de liesegang... en la casa del G.P. Resulta difícil encontrar ejemplares que se puedan llevar
a casa tranquilamente, sin cargar demasiado la mochila.

       Y para terminar el año, el G.P. les deja con una de las últimas curiosidades geológicas que ha conseguido clasificar por este microcosmos del sinclinal de Cáceres. Se trata de los "anillos de Liesegang": unos dibujos concéntricos que son muy fáciles de reconocer en la cuarcita armoricana del sinclinal (y supongo que en todos los sinclinales de la provincia), y que a veces tienen tamaños enormes. Estos anillos se forman sobre la superficie de las cuarcitas fracturadas, con un grosor muy pequeño, formando una fina película que decora llamativamente estas rocas dándole toques ocres, naranjas o amarillentos. Precisamente por el tamaño que tienen y por la roca en la que se encuentran, los anillos de Liesegang son más para contemplar en las zanjas o desniveles del terreno, que para llevarse un ejemplar a casa. Se pueden encontrar en casi todos los límites del sinclinal: la Sierrilla, monte Abuela, urbanizaciones de los Castellanos y Macondo, por poner algunos ejemplos. El que aparece  en la fotografía superior es una excepción: fue recogido en las escombreras del Junquillo, un lugar fronterizo entre el sinclinal y el batolito, donde hay numerosos fragmentos de cuarcita apilada y con un tamaño más pequeño.
       El curioso nombre de Liesegang proviene naturalmente de su descubridor, un químico alemán que en 1896 mientras trabajaba en experimentos en laboratorio con material fotográfico se encontró con este estético efecto. Parece ser que "los anillos de marras corresponden a precipitados periódicos, que se forman por una reacción química en el seno de un gel. Esta reacción suele producirse en un tubo de ensayo; los precipitados adoptan la forma de bandas de distinto color y composición.". Esta es la explicación puramente química: la explicación geológica es más complicada y depende de los procesos de formación de distintos tipos de roca o minerales: son frecuentes en silex y muy apreciadas ornamentalmente en malaquitas, por ejemplo. Si desean más información, pueden consultar el artículo de Marc Boada Ferrer de Anillos de Liesegang publicado en la revista "Investigación y Ciencia" (feb.2009) sobre las características químicas y su presencia en la naturaleza. La cita en cursiva es suya.

  
Estos curiosos anillos los podemos encontrar en muchas de las rocas que
configuran los muros viejos de nuestra ciudad. Aquí, un ejemplar del casco viejo.

Anillos in situ: trinchera del tren a su paso por El Junquillo.

Y ya puestos con convenciones sociales navideñas, el G.P. les desea un nuevo año menos malo ("próspero" suena hoy tristemente alejado para muchas personas), y pide su particular deseo para las fechas entrantes: que no se pierda la ilusión de aprender cosas nuevas. Ya sabemos que es un deseo de lo más irrelevante, pero es de las pocas cosas que nos distinguen como especie frente al resto de la naturaleza: hasta Aristóteles conocía ya eso. Habrá que hacer algo para mantener nuestro distintivo bien alto.


2 comentários:

  1. Angelillo, excelente explicación. No conocía el trabajo de Investigación y Ciencia. Por cierto, yo sé de uno que tuvo que decidir si se quedaban en casa él o sus pedruscos. Pero mientras te lo permitan, disfruta porque lo pétreo y lo fósil está de moda en decoración.

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  2. Si, eso último es mi única escapatoria... mi regalo de bodas fue un trilobites enorme que decora el salón, y mi regalo de luna de miel fue una preciosa aguamarina que me compré en Brasil. Pero qué quieres que te diga, me gustan más los pequeños tesoros que consigues por tu cuenta...
    Casi todas las demás piedras, en un armario en la terraza. Qué le vamos a hacer!

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