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domingo, 29 de abril de 2012

PLANTAS URBANAS: CYMBARALIA MURALIS

     
     Cuando el G.P. publicó el mes pasado una de nuestras plantas urbanas más conocidas, la parietaria, el experto botánico que gentilmente sigue esta página, Alberto Gil Chamorro (Desde el Torreón), nos sugirió que investigásemos sobre la Cymbaralia muralis. Dicho así, ni idea. Y sin embargo, cuando nos dio por ver imágenes de tal planta, la identificamos de inmediato. Con nombres comunes como la hierba de campanario, en la casa gallega del G.P. solía recibir el nombre de "trébol de pared", por su apariencia -según la abuela del G.P.- a medio camino entre la hiedra y el trébol. Sea con el nombre que sea, la Cymbaria muralis es una de las plantas más frecuentes en la colonización del suelo urbano, aunque hay que decir que no es ni mucho menos tan frecuente como la parietaria, y se reduce en la ciudad a los viejos muros más resguardados de la parte vieja. Aún así, basta un paseo por los callejones de la ciudad antigüa para reconocer su presencia. La mayor parte de las veces como una pequeña planta en cualquier resquicio de los muros, que pasa fácilmente desapercibida. En ocasiones más contadas, como una larga cabellera que se descuelga de la parte alta de la muralla o de los palacios.
La diminuta flor, con algo más de detalle. La impericia del G.P. con la cámara le llevó a echar decenas de fotos antes de conseguir algo decente.

2 comentários:

  1. Ya me gustaría ser a mí un experto, aunque lo bueno de haber tocado muchos palos es que he podido trabajar con muchos expertos y al final siempre se pega algo. Tú abuela tiene razón es una mezcla de hiedra y trébol, una hiedra en miniatura. Hace tres años recogí un trocito de una pared del colegio de la Avenida de la Montaña (Cáceres) y ahora tengo permanentes peleas con ella para que no me invada toda la casa, aunque tampoco quiero erradicarla, sólo que se comporte. Es tan pequeñita y delicada que parece mentira lo que es capaz de prosperar con un poco de agua y sombra. Un saludo

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  2. En mi aldea gallega estaban por todas partes, y aunque es una mala hierba, mi abuela las dejaba colgando en las paredes del patio. Y como tú dices, se metían en todas partes!

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