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sexta-feira, 15 de julho de 2016

DE VISITA A... LAS CHARCAS DE ROSARITO

Frondosas saucedas en el propio dique del embalse: un entorno único en la zona próxima a Cáceres, realmente reticente a la hora de conceder entornos para la vegetación riparia.

Charca de Rosarito III
    El mismo día que el GP se juntó con sus amigos los buitres por los canchales de Aldea Moret, completamos nuestra excursión bicicletera en las charcas de Rosarito. Estos básicamente son un conjunto de humedales que están a medio camino entre Aldea Moret y los Barruecos, y que no siempre son fáciles de ver, puesto que permanecen casi ocultos desde los dos caminos de acceso principales. 
El berrocal granítico con sus típicos bolos permite "chimeneas" de cigüeñas.
Garzas y garcetas en las charcas residuales del verano,
delante de una barrera de juncos churreros y zarzamoras. 
   El lugar fue, en su parte norte, un campo minero de estaño a cielo abierto, en el que se extraía la casiterita a partir del lehm granítico, al igual que en los Arenales. Al igual que en este lugar citado, estas explotaciones causaron un gran impacto sobre el terreno, provocando hondonadas y hoyos en el y eliminando buena parte del suelo fértil. Pero también estas explotaciones acabaron provocando la aparición de numerosas charcas artificiales, favorecidas por la impermeabilidad del terreno granítico y creando zonas bajas húmedas, con agua durante al menos una parte del año (para los amantes de la geología, hay que decir que del estaño no queda nada). Estas charcas serían aprovechadas por el ganado de la zona, pero aquí la regeneración vegetal del terreno es más llamativa que en otros lugares, apareciendo especies riparias poco extendidas en otros sitios,
Los sauces en su forma arbustiva son abundantes por toda la zona,
 y señalan la presencia de agua durante buena parte del año.
incluyendo los Barruecos. 

Zanahorias silvestres a sus anchas en la orilla del embalse Rosarito I.
Cualquier charco está rebosando de anfibios, y por encima de todo,
ranas comunes. 
En el lado sur, donde está  el dique de Rosarito I, podemos encontrarnos un pequeño embalse más típico de la zona. Está hecho sobre una vaguada del terreno sobre un regato que acaba desembocando en las charcas de los Barruecos. Aquí, geológicamente hablando, el terreno en su parte alta está marcado por bolos graníticos, pero en su parte más baja dominan los esquistos, sometidos a metamorfismo de contacto. Quizás la diferente dureza de las rocas favoreció una mayor erosión de la vaguada sobre la que se construyó el dique.  En los berrocales cercanos se pueden ver un contacto directo entre los esquistos, con su estratificación original frente a la homogénea roca granítica, algo no siempre fácil de ver. Estos esquistos tienen forma bandeada en ocasiones y marcan la aureola metamórfica de contacto con el batolito de Cabeza de Araya, presente en toda la zona cercana del Salor. 
Culebra de agua... descubierta bajo un neumático viejo al lado de una charca.
    Lo más llamativo de la zona resulta la abundancia del sauce (Salix salvifoliae), en formas arbustivas e individuales, pero también formando estructuras más densas y alcanzando alturas arbóreas, sobre todo en la zona del dique principal. Esto constituye algo muy difícil de ver en las cercanías de Cáceres, y lo convierten en la única sauceda importante en todo el centro de la provincia. Acompañan a esta especie juncos churreros y zarzas en las zonas menos húmedas y espadañas en las charcas permanentes. 
Los esquistos son abundantes en la zona, negruzcos, bandeados
 y de grano fino, con alta presencia de cordierita y biotita. 
 Respecto a la fauna, anfibios, reptiles y aves se concentran en esta zona y son un interesante reclamo para aquellos que busquen el encuentro animal. Sin mencionar aquí la fauna piscícola, que atrae a bastantes pescadores a la charca de Rosarito, las culebras de agua (Natrix natrix), los galápagos y las ranas comunes son bastante fáciles de ver, especialmente en el verano, cuando estos animales se concentran en los lugares donde se mantienen masas de agua. 
Respecto a las aves, garzas, cigüeñas, cigüeñuelas, garcetas, garcillas bueyeras, pollas de agua y anades se ven también sin dificultad. A finales del verano es fácil encontrarnos bandadas de cigüeñas jóvenes posadas sobre esta zona en busca de comida. Durante el invierno, los campos cercanos están llenos de chorlitos y avefrías. Y todo esto sin olvidar que nuestro último avistamiento de buitres y milanos ocurrió a tan solo un par de kilómetros de la zona, y hace altamente recomendable la visita del lugar en bicicleta...

Zonas de acceso abierto a los embalses de Rosarito.


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