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quinta-feira, 15 de setembro de 2016

ALGAS ROJAS EN EL CALDERÓN DE PIORNAL


Aspecto de uno de los remansos antes de entrar al Calderón.
Las presas hechas en el invierno pasado para el riego.
Proliferación de las algas entre los cantos.
      Hay muchas cosas de las que hablar sobre el verano que termina, y no todas buenas. En Piornal, justo cuando se estaban quemando las cumbres de Tormantos, hicimos nuestra escapada al Calderón, la única garganta cercana al pueblo de Piornal que mantiene un hilo de agua durante el verano. Nuestra decepción fue enorme cuando al llegar allí, la pequeña piscina natural del Calderón estaba más turbia de lo que era habitual en los veranos anteriores. La razón era relativamente predecible: la construcción de dos presas apenas cien metros más arriba había cortado la circulación normal del agua y había  provocado una enorme proliferación de algas rojas en el escaso caudal que bajaba de las compuertas, provocando una visión del riachuelo desagradable y por supuesto, no muy recomendable para el baño. Las razones de esta proliferación son fáciles de entender: estancamiento del agua, calor y muchos nutrientes que tal vez vengan del uso de fertilizantes en toda la zona y llegan a la zona de manera desconocida (infiltraciones de agua subterránea, escorrentía...).
El Calderón, aparentemente normal.
   Aparentemente, los del lugar pueden argumentar que al pasar el verano, con el frío y las lluvias, las aguas volverán frescas y limpias a recorrer la zona y llegar a la impresionante cascada del Cahozo. Incluso que es normal que en años de fuerte estiaje se seque por completo el Calderón -algo que ocurre por las tomas de agua ilegales, no porque sea natural-. Pero sería interesante un auténtico impacto ambiental, no paisajístico, de esta proliferación de algas. En veranos pasados el agua llegaba limpia hasta el Calderón y más allá. Anfibios como la rana patilarga, más exigentes que las ranas comunes en cuanto al agua, eran fáciles de ver entonces. Es presumible que con ella otras especies de anfibios compartiesen el lugar. Con la nueva polución, sus poblaciones habrán disminuido en la garganta. El GP, en cualquier caso, no las ha identificado este año por la zona. Pero, a nadie le interesan unas pobres ranas comparada con la demanda del agua para riego, ni parece tampoco importante una gestión razonable del agua, cada vez más escasa y disputada en toda la zona. En definitiva, mientras las cumbres de Tormantos se queman, sus gargantas agonizan en verano, y no parece importar demasiado. 



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