Setas de chopo en plena floración del árbol, como muestran las pelusas que las rodean por todas partes.
Las lluvias de mayo dieron la posibilidad para algunas especies de setas de hacer un segundo otoño, y resurgir en sus lugares tradicionales. Un ejemplo de ello lo tenemos en los champiñones amarillentos y sobre todo, en las setas de chopo (Agrocybe Aegerita). Esta es una de las pocas especies típicas que podemos encontrar con bastante abundancia durante la primavera y que permiten la salida a las choperas y riberas con el expreso fin de ser recogidas. Como aquí en Cáceres apenas hay choperas o vegetación de ribera -a excepción de unos pocos lugares del Marco-, nos contentamos con los chopos del parque del Príncipe, que tienen en abundacia a esta hermosa seta a sus pies (especialmente en los chopos del tipo Populus nigra, dominante en el parque). Aunque no se da con la profusión del otoño, es fácil encontrarse con más de cinco o seis setas por árbol: aquí ya las hemos fotografiado en estado avanzado, con la copa agrietada y mostrando sus características manchas oscuras (de joven, esa piel oscura recubre por completo la copa). Aunque ya no son aptas para el consumo cuando están tan maduras, siguen desprendiendo ese delicioso olor harinoso que las caracteriza.
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