Nadie se puede resistir a la tentación de fotografiar estos prados en flor. Da igual que los hayas visto veinte primaveras más, o que tengas cien fotos sobre ello. El espectáculo es único. La combinación de viboreras, margaritas y alguna compuesta más es mágica...
Ranúnculos en las charcas. Por cierto que esta aparecía poblada de alevines.
Una belleza Angelín! Gracias por compartir siempre tu mirada poética de la vida en todas las estaciones del año. Saludos al niño Juan ¿cómo va? Envío cariños rodeada de hojas de robles secas.... ¡¡¡¡¡¡Aaaaquí el otooooñoooo!!!!!
ResponderEliminarHola Azul!!! Mucho tiempo sin saber de vos... El pequeño Juan se hace un gigante con cada día que pasa. Y aquí ya nuestra primavera se acaba... pronto todo se hará un erial!
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