Este pequeño cerro es la última estribación del sinclinal de Cáceres hacia el sur, antes de adentrarse en las amplias llanuras que solo se cierran con la sierra de San Pedro. Para llegar hasta allí, la mejor forma es alcanzar la ermita de Santa Lucía, atravesar las laderas orientadas al sur y luego desviarse hacia la derecha. Lo que es el Cerro de los Romanos está vallado, pero en muchas partes está dado de sí (los amantes de la naturaleza pensamos que nadie es dueña de la misma). En cualquier caso, la explotación de la que hablamos tiene libre entrada. El G.P. pensaba que solo la vista merece una pequeña caminata, pero ¡albricias! Nos encontramos con más cosas de las que hablamos a continuación.
Las laderas de este cerro tienen un conjunto de pequeñas explotaciones -galerías siguiendo estratos determinados, socavones en el suelo- que supuestamente estaban dedicadas a la extración de fosforitas, como todas las de la zona (el G.P. no lo sabe con certeza). La peculiaridad geológica de estos yacimientos es que aparecen entre los estratos más antiguos del sinclinal de Cáceres, a saber, la cuarcita armoricana, muy próximos ya al complejo esquisto-grauwaquico (CEG).
Entre la paragénesis que podemos encontrar están presentes hermosos cuarzos en forma de
geodas (recubriendo apatito) o bien como filones con grandes cristales alargados. Estos cuarzos, como ya hemos comentado en otra entrada, están recubiertos de óxidos de hierro y al desaparecer estos le dan un exótico toque anaranjado o amarillento. Los mejores se encuentran en la pequeña escombrera de la mina, pero es interesante echar un vistazo a los exteriores de la galería para contemplar paredes enteras recubiertas de este paragénesis (dahlita / cuarzo / óxidos de hierro) y formando geodas extrañas.
Entre la fauna, este es un sitio estupendo para avistar aves. Precisamente en la última excursión, pudimos avistar un grupo de buitres leonados sobrevolando el cerro a escasa altura, y que estaban en busca de una res muerta en las fincas que rodean los cerros. Más comunes de ver son las alondras, córvidos y milanos en verano. Los roquedos son un lugar muy bueno para observar reptiles. La vegetación, hacia el norte es más adehesada, y al sur más seca, predominando las retamas bajas. En los crestones cuarcíticos se pueden encontrar especies curiosas, pero no en verano.
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