Un tronco ensamblado de estos lirios de mar, hallado junto al antiguo horno de cal de la estación de autobuses.
Detalle de uno de los segmentos, finamente radiados. Este proviene de una caliza de las escombreras de la antigua cantera de La Cañada.
Crinoideos "in situ", en una zanja cercana al edificio del Ateneo de Cáceres. Este es el mejor lugar para observarlos sobre el terreno. Atento, Valentín, que bajo el Ateneo hay pequeños regalos de la geología...
Seguimos investigando, como verdaderos detectives, lo que fue en un tiempo muy lejano el mar de Cáceres (hace más de 300 millones de años) y el G.P. tiene la sensación de haber encontrado una de las últimas piezas del complejo puzzle que estaba completando. Después de consultar múltiples referencias y búsquedas en vano, hemos dado por fin con fósiles de crinoideos (o lirios de mar, que suena más fácil) que aparecían en algunos estratos calizos del Calerizo cacereño. Y claro, una vez descubierto el primero, el GP los encuentra ahora por todas partes, hasta en los vertederos. Para conseguirlo, es bien fácil: hay que guiarse por las calizas negras o grisáceas de nuestros alrededores y empezar a investigar en las superficies de las mismas bandas blancas o pequeños puntos redondeados compuestos con infinidad de pequeños radios, como si de una diminuta rueda de bicicleta se tratase. Si tenemos la fortuna de encontrar alguno de estos, hemos dado con los restos fósiles más comunes de estos fabulosos animalitos: los fragmentos de sus tallos, un pequeño resto que difícilmente nos da verdadera idea de sus verdaderas proporciones y forma, pero que delata su antiquísima presencia sobre nuestra región.
Siendo más precisos y citando a los que más saben de esto (me refiero aquí el estudio de Encinas Guzman sobre rocas carbonatadas cacereñas, 1996), podemos considerar que las calizas donde se ubican estos crinoideos son "biomicritas" -calizas de origen orgánico- del Carbonífero inferior, siendo similares a las que se han encontrado en el sinclinal de la sierra de San Pedro. En nuestro sinclinal no resultan demasiado abundantes en relación con el resto de las calizas y dolomías que predominan, sin prácticamente restos fósiles visibles, y se ubican en el techo de la formación, casi entrando en contacto con las pizarras de una edad ligeramente más reciente. Esto nos lleva a localizar sus yacimientos en una estrecha banda que va desde la estación de autobuses hasta el ferial, y que en buena parte yace dormida bajo el hormigón y el asfalto humano.
Como curiosidad, nos podemos encontrar junto a estas rocas antiguas, fósiles de plantas mucho más cercanos a nosotros, hallados en tobas calizas cuaternarias, y muy similares a los que comentamos en una entrada reciente sobre el mismo asunto (las tobas de Fuentefría).
Estratos calizos vinculados a estas biomicritas y cerca del contacto con las pizarras grises. Cercanías del Ateneo. |
Como curiosidad, nos podemos encontrar junto a estas rocas antiguas, fósiles de plantas mucho más cercanos a nosotros, hallados en tobas calizas cuaternarias, y muy similares a los que comentamos en una entrada reciente sobre el mismo asunto (las tobas de Fuentefría).
Recreación de estos bichitos florales en pleno Carbonífero: algo parecido debía ser Cáceres por esa época. Estamos pisando antiguas selvas animales submarinas. La presencia de estos fósiles nos da a entender que el mar cacereño no era demasiado profundo y permitía una fauna marina propia de arrecifes y territorios costeros.
Actual lirio de mar, pariente lejano de nuestros fósiles.
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