Los pinos del parque del Príncipe sufriendo la glotonería de estas temibles orugas.
Pues sí. Para saber si el año viene seco o no, ya no hace falta contemplar el cielo azul un día tras otro. Las procesionarias ya lo hacen por nosotros. Basta con mirar los pinos y la evolución anual de esta oruga para saber cómo está siendo el invierno. Y este que nos toca está siendo seco y cálido, con lo que las orugas se están frotando sus patitas y poniéndose de acícula de pino hasta el último pelo de su cuerpo. Hoy hemos tenido la ocasión de verlas en acción y en procesión, como menciona su propio nombre.
Estaban jugando al escondite Juan y el G.P. en el parque del Príncipe, cuando el G.P. al esconderse detrás de un pino casi se empotra con un nido de procesionarias en la cabeza. Como ya hemos comentado alguna vez, no es una experiencia muy aconsejable y es mejor no molestarlas, o acabar con ellas con instrumentos adecuados. A la salida del parque, nos encontramos en el cierre con cuatro de estos pequeños monstruos que iban de excursión, uno detrás de otro. Y mientras la primera levantaba de cuando en cuando la cabeza tanteando el terreno, las demás hacían lo posible por ocultar la suya entre los pelos de la que iba delante. Una procesión de las de verdad.
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Un nido de procesionarias abatido. Solo cuando están bien formados, podremos liberarnos de ellos con cierta seguridad, aunque sacrificando algunas ramas del pino infectado.