La palabra “esquisto” es un término genérico dentro de las rocas
metamórficas para hablar de rocas bandeadas en un proceso de transformación que
teniendo como punto de partida una roca sedimentaria o ígnea, acaban
transformándose en filitas, gneis. Los esquistos variarán dependiendo de sus
componentes, pero por lo general muestran minerales típicamente metamórficos
como la cordierita, la andalucita o el granate. En nuestro entorno más próximo,
nos encontramos con esquistos de turmalina y esquistos de cordierita.
Esquistos de turmalina: En
los alrededores de los terrenos graníticos, es fácil encontrarse con rocas
“cocinadas” por el contacto con las masas graníticas. De esta manera hallamos
rocas metamórficas particulares que solamente se dan en esos entornos. Dentro
de esa aureola de contacto es fácil que veamos en las cercanías de Cáceres un
grupo de rocas variadas, negras o bandeadas, compuestas fundamentalmente por
turmalina. Un esquisto es un paso más en el proceso de metamorfismo de las
pizarras, en el que los cristales de minerales empiezan a crecer de tamaño y
pueden observarse a simple vista. En este caso, el esquisto mantiene cierta
exfoliación, como la pizarra, pero se ven perfectamente a simple vista los
cristales de turmalina, cordierita y otros minerales. En realidad la
denominación “esquistos con turmalina” la tomamos del mapa del I.G.M.E. como
roca genérica dominante en la aureola de contacto del batolito de Cabeza de
Araya.
Un paso más en el proceso de
metamorfismo lo constituyen la aparición de rocas negras, con cristales muy
finos de turmalina, y a veces presentando un bandeado alternado con cuarzo y
feldespato, que les da un aspecto semejante a los gneis o migmatitas. En otras
ocasiones, la combinación es únicamente turmalina y cuarzo, en lo que se conoce
como roche rock, aunque tiene más
que ver posiblemente con la formación de pegmatitas y procesos de
turmalinización que con este metamorfismo de contacto.
Esquistos de cordierita: Producido igualmente
próximo a los plutones de Cabeza de Araya, en su aureola metamórfica, son particularmente llamativos en
las cercanías del río Salor y especialmente en la cuesta de Araya, a unos 25
km. de Cáceres. La cola del embalse deja al descubierto rocas desnudas esquistosas bandeadas donde podemos observar estupendamente esta roca y donde además intruyen de forma muy llamativa filones aplíticos y pegmatíticos en la masa esquistosa. Aquí el mineral oscuro predominante lo constituyen la biotita y la cordierita, presentes ambos en los granitos de la zona, y muchas veces con cordierita transformada en pinita.
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