sábado, 29 de outubro de 2016

POLÍPOROS GIGANTES EN EL PARQUE DEL PRÍNCIPE

Un enorme políporo se desarrolla en un tronco de chopo o sauce cortado el año pasado. En realidad, el enorme tamaño de estos ejemplares se deben a que estos magníficos hongos están proliferando desde el pasado verano sin ser molestados, y son de los pocos hongos que podemos ver durante los meses cálidos.

 Nuestros hongos del parque del Príncipe ya dan señales de vida. Aprovechamos un claro de sol el sábado pasado, Juan se puso sus botas de agua y salimos al parque para comprobarlos. Uno de ellos es ya un clásico y vamos a visitarlo cada mes de octubre para corroborar que sigue presentándose aquí: se trata del Myriostoma coliforme. Investigando en la sociedad micológica de Extremadura, se informa que este hongo está presente en distintos parques de Cáceres y que tiene una distribución abundante en nuestra zona. Una excepción, puesto que está considerado en peligro de extinción en muchos lugares, como ya hemos comentado en alguna ocasión. 
  El otro hongo que ya llevamos observando desde el verano son ejemplares de políporos (Ganoderma applanatum) que han crecido en las bases de los árboles cortados recientemente (chopos y sauces) y que llevan proliferando desde el verano pasado. 
Juan sentado en uno de los troncos serrados, junto al hongo. 
Al tratarse de especies potencialmente parásitas no son recomendables para árboles delicados, por lo que los jardineros no suelen mostrar remordimientos en destruirlas. Quizás el no haberlos destruido al tratarse de árboles cortados, ha permitido que alcancen unos tamaños bastante considerables, de más de treinta centímetros de radio.  De todos modos, podemos encontrarlos en muchos troncos del parque, vivos y muertos, aunque sin alcanzar estos tamaños... 
Juan sosteniendo un Myriostoma. Dada la escasez de la especie, es
aconsejable siempre dejarlos donde están, para que liberen sus esporas. 
Por lo demás el parque ya muestra algunas de las demás setas típicas de temporada, como los champiñones amarillentos, formando corros de brujas en las zonas de césped, o las típicas rúsulas comunes en la zona de coníferas. Retrasadas por lluvias otoñales tardías, ya veremos cómo se desarrolla la temporada. Por lo demás, en las dehesas, todavía se harán esperar algo más...


Myriostoma creciendo entre el humus de las píceas.
La primera foto de ranas de Juan, ese mismo día. 

quinta-feira, 27 de outubro de 2016

HELECHOS EN LA CARRETERA AL PANTANO DE VALDESALOR

Helechos entre las zarzas. La humedad y la umbría ayuda a estos helechos
a sobrevivir por estos parajes. 
Detalle de las frondes, apreciadas desde siempre para determinadas
actividades del campo: abono, cama de ganado, fruta...
   Nadie perdería una sola línea en el norte de España escribiendo sobre este precioso y popular helecho, el Pteridium aquilinum. El GP pasó muchos veranos de su infancia acarreando fentos  del bosque a los campos de patatas, para servir de abono. En las sierras del norte de Cáceres, el helecho era muy usado como lecho del ganado, y después, con las boñigas de las vacas, era reutilizado también como abono. Incluso los helechos se utilizaban para recoger la fruta y que no se mazase. Auténtica maleza en buena parte del norte de España, pasa desapercibido en esos paisajes. En cambio, los helechos constituyen una rarísima aparición en la llanura cacereña. En contados lugares podremos encontrarnos con estos helechos. 
Acueducto que rodea la zona de regadío, junto a la carretera. Originariamente
destinado para tabaco y maíz, el regadío se mantiene hoy para explotaciones
ganaderas. 
Como auténtico helechal, tan solo lo hemos visto en los Barruecos de arriba, cuando bajo la presa, y aprovechando la angosta garganta granítica que atraviesa el arroyo Tocón, los helechos prosperan al amparo 
de la humedad de la zona. 
Pizarras mosqueadas en la zona del embalse. Cuanto más hacia Torreorgaz,
más pizarras se observan de este tipo, producto de la aureola de contacto
con el batolito granítico.
También los hemos visto ocasionalmente y de forma esporádica en algunas trincheras del tren, también sobre terreno granítico. Y por último, nuestro último avistamiento ha sido en una excursion con la bicicleta hasta el pantano de Valdesalor. La carretera que atraviesa toda esta zona de regadío zigzagea interminablemente, y aparece rodeada de una vegetación atípicamente umbría provocada precisamente por el regadío. Chopos, olmos, higueras, zarzales rodean los dos lados del camino, acompañando los canales de riego. Solo por esa razón nos encontramos, junto al acueducto de la fotografía, un grupito de
Estado del agua del embalse, en avanzadas condiciones
de eutrofización, por el final del verano.
fabulosos helechos, bien rodeados de zarzales, y que han conseguido sortear el verano y mostrarse ahora en su plenitud. Aunque el helecho no es raro en el clima y bosque mediterráneo si tienen la humedad necesaria -las sierras de Cañaveral tienen buenos helechares, por ejemplo- esto es algo raro para la zona, y que tiene que ver más con el impacto involuntario del hombre que con la propia naturaleza. En cualquier caso, disfrutemos de los fentos

sexta-feira, 21 de outubro de 2016

EL TRASQUILÓN REVISITADO

El aspecto actual del caserón del siglo XVII. 
Los gansos siguen a sus anchas por la laguna del Trasquilón. 
Todo fluye, nos dice Heráclito. Todo cambia, nada permanece. Y esa es la verdad hasta para la llanura cacereña, donde parece que el tiempo pasa de manera más lenta que en otros lugares. Hacía cinco años que no pasábamos en bicicleta por el Trasquilón, más allá de verlo alejado desde la autovía. Este palacete, que hacía cinco años amenazaba ruina, con ventanas tapiadas y muros sucios, se ha convertido ahora en un lugar de eventos, restaurado y cuidado. 
En el final del verano podemos ver garcetas y cigueñuelas por
todos los alrededores, acompañando a los gansos...
   Si antes veíamos las ovejas correr a sus anchas hasta casi dentro del palacete, ahora una verja bien cuidada con indicaciones de perros feroces sueltos limita las intenciones de los curiosos en todas las inmediaciones de la casa. En fin, que los tiempos adelantan que es una barbaridad, y esto no lo decía Heráclito, sino don Hilario en la Verbena de la paloma. Y si con esto conseguimos preservar nuestro patrimonio, pues bienvenido sea...
Detalle barroco del palacete, con almohadillado
y geometrías rodeando el escudo nobiliar.
  Por los alrededores podemos seguir viendo algunas cosas interesantes. Por ejemplo, las aves que frecuentan la laguna de los alrededores del palacete. Garcetas, bueyeras, cigüeñuelas, y los gansos de la granja se dejan ver con facilidad, aunque como la zona está al raso, los pájaros nos ven a mucha distancia y no tardan en huir. Pero en torno a la cuestión geológica, que es la que nos trae por aquí, apenas queda algún lugar donde buscar. Los pedregales que rodean la laguna pueden dar alguna sorpresa. Podremos encontrarnos algún buen cuarzo o algún llamativo chert de colores anaranjados, pero no mucho más. La presencia de ganado tampoco facilita mucho las cosas. Como mucho, algunas turquesas pueden verse reutilizadas en los muros de los alrededores, junto a rocas del entorno -granitos, cuarcitas, pizarras mosqueadas, calizas...-. Algunas escombreras de granito aparecen por detrás del palacio, pero no son visitables. Habría que ir a las fincas de los alrededores para encontrar algo más relevante. 


www.tuaregeventos.com
http://www.mtiblog.com/2011/11/mina-la-union-1955-el-trasquilon.html
Llama la atención lo primitivo de las instalaciones...





Como decíamos previamente, todo cambia, nada permanece. Incluso para la llanura cacereña. De una mina de los años cincuenta (en la que ocasionalmente trabajaba el abuelo del GP gestionando las máquinas), a un lugar de eventos en la actualidad. Las fotos, menos la de la casiterita, no son del GP. 


domingo, 16 de outubro de 2016

HEROICAS QUITAMERIENDAS

Vertiginosa floración de las quitameriendas con apenas un día de lluvia.


   Después de este parón post-estival, (hay cosas que contar, pero el periodo post-vacacional no ayuda) volvemos con las primeras manifestaciones del otoño, un otoño que está llegando algo tarde en nuestro entorno y que se deja sentir sobre todo en las plantas herbáceas que a estas alturas del año deberían estar repoblando nuestros campos secos. 
  La quitameriendas (Merendera pirenaica) suele ser la flor más madrugadora del otoño. Nosotros la hemos visto en Piornal a mediados de agosto en los pastizales de la sierra de Tormantos. Sin embargo, aquí en la llanura cacereña y este año, con la falta de lluvias, les ha costado arrancar más de lo que acostumbran. Aún así, nos hemos encontrado heroicos ejemplares en mitad de yermo, antes de las primeras lluvias de octubre. 
Se puede observar en estas fotos el estado de extrema sequedad del suelo,
después de tres meses con solo dos días de lluvia.
Resulta casi imposible comprender cómo estas bulbáceas son capaces de romper este terreno tan seco y duro y sacar a la luz sus delicadas flores prácticamente de la nada. 
El secreto, como en otras plantas del estilo, consiste en la suerte que hayan tenido para almacenar reservas en su pequeño bulbo. Las flores aparecieron en el cañada del ferial, camino del puerto de las Camellas, en un entorno pizarroso y arrasado. Un sitio más seco que este, es difícil de encontrar en Cáceres, y sin embargo aquí se dan como hongos...  

La cañada hacia las Camellas. En mitad del camino, ahí
tenemos las quitameriendas...

Salvada por la campana... esta pequeña rana ha superado la sequía estival por
los pelos, justo cuando su charca benefactora se había secado del todo.