Pizarra clara con restos orgánicos de limonita (Paseo Alto, Ordovícico) |
Con este nombre genérico se agrupan rocas
que presentan una típica estructura laminar, fácilmente quebrantables y con una
exfoliación perfecta. Hablando de manera amplia, es una roca que puede haber
atravesado distintos grados de metamorfismo, por lo que su aspecto puede variar
bastante. Encontraremos pizarras casi sedimentarias, con fósiles bien
reconocibles y otras que se acercan ya a las filitas puramente metamórficas.
Podemos ser totalmente ignorantes en materia de geología, que difícilmente una
persona no será capaz de reconocer esta roca, dada la abundancia en nuestra
zona.
Pizarra micácea (Ronda Norte, silúrico) |
Pizarra con pequeños clastos de feldespato (Ronda Norte, Silúrico) |
Si alzamos la vista hacia el norte desde cualquier punto alto de Cáceres,
todas las llanuras que se ven esconden en su interior pizarras, que sin embargo
por su carácter blando, se encuentran habitualmente recubiertas por el suelo
arcilloso. Las pizarras son formaciones marcadas por la presencia de cuarzo y
sericita –un tipo de mica muy fina- que precisamente da esta disposición
típicamente plana a esta roca. Como componentes secundarios, encontramos
grafito –que oscurece las pizarras-, clorita –les da una tonalidad verde-,
pirita y hematites –estas son visibles en ocasiones-. En infinidad de
ocasiones, las pizarras están acompañadas de cuarzo filonario y finas capas de óxidos de hierro. Una vez dicho esto,
hay distintos tipos de pizarra en nuestro entorno, de apariencia distinta entre
ellas.
Pizarras y grauvacas precámbricas (Cordel del Casar de Cáceres) |
TIPOLOGÍA: Las más antiguas y numerosas a nuestro alrededor son
las pizarras grises y verdosas que aparecen al norte y este de la sierra de la
Mosca, y que ocupan zonas como La Mejostilla. En realidad este tipo de
formación, conocido como Anticlinorio Extremeño, ocupa una parte importante de
la penillanura cacereña y se extiende por todo el oeste peninsular. Se remontan
al precámbrico con una edad en torno a los 600 millones de años. No son fáciles
de ver excepto cuando son atravesadas por ríos como el Guadiloba o el Almonte.
El encajamiento de los ríos y su erosión sobre el terreno permite que aparezcan
crestones típicos conocidos popularmente como los dientes de perro, relieve residual provocado por los distintos
grados de dureza
de los estratos pizarrosos. Estas pizarras están acompañadas
habitualmente de abundantes filones de cuarzo masivo; habitualmente la erosión
de las pizarras acaba dejando el cuarzo al descubierto y creando canchales
llenos de cuarzo lechoso. Ocasionalmente algunos enclaves de pizarras más oscuras tienen gran cantidad de pirita, que aparece pseudomórfica -convertida a hematites, pero conservando su estructura cristalina original- y de forma más rara, fresca, como puede ocurrir en las pizarras del Salor en la carretera de Aliseda.
Pizarras silúrico-devónicas, con restos orgánicos. Cerro Arropé. |
Dentro del sinclinal, nos
encontramos con otras formaciones pizarrosas, de edad paleozoica, con distintas
características, cuyos estratos se van alternando con cuarcitas y otras rocas.
Así encontramos pizarras grises del
ordovícico, muy interesantes porque nos muestran restos de trilobites y otros
organismos, que permiten datar la roca con bastante precisión; igualmente
encontraremos pizarras ampelíticas negruzcas
del silúrico (de las que hablaremos después) y pizarras micáceas, blanquecinas, en las que se distinguen pequeños
cristales de mica que brillan a la luz del sol, y con textura más terrosa, en
un indefinido proceso de transición hacia rocas más areniscosas. Por último, el
núcleo del sinclinal –Charca Musia, nuevo Cáceres- está formado por un amplio
estrato de pizarras claras, de edad carbonífera, que constituyen las rocas más
recientes de Cáceres, a excepción de aquellas formadas por el cuaternario.
USOS: Las pizarras y sus distintos tipos han sido de gran utilidad desde la antigüedad. Una parte importante de los documentos escritos de época antigua y altomedieval se han conservado gracias al uso de esta roca como soporte de la escritura. La arquitectura popular la ha usado ampliamente, pero en la zona más cercana a Cáceres era preferida o destacaba más la cuarcita, mucho más resistente. Para ver cómo la pizarra se integra perfectamente en la arquitectura tradicional, es interesante la visita a la pedanía del Arquillo, en Cañaveral y en los pies del Silleta. Actualmente, la explotación industrial de la pizarra como roca ornamental requiere que las pizarras tengan un alto grado de pureza y resistencia y que a su vez el enclave sea lo bastante amplio como para hacer rentable su extracción con maquinaria. Esto ya nos llevaría más lejos de nuestra zona, a Villar del Rey o a las Hurdes para reconocer alguna explotación de este tipo.
LUGARES DE INTERÉS. Para observar las pizarras del Precámbrico los lugares más interesantes son el ríos Salor a su paso por la carretera de Aliseda, el río Guadiloba en la carretera que enlaza el Casar con la de Torrejoncillo, y algo más lejos, el Almonte o el Tamuja. Las pizarras negruzcas del Salor son interesantes desde un punto de vista mineralógico porque albergan gran cantidad de pirita sin alterar, reconocible a simple vista. Para las pizarras del paleozoico, la mejor zona donde podemos encontrar una buena sucesión de las mismas es en la Ronda Norte y también en los cortes del terreno en las carreteras que van hacia La Montaña.
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