quinta-feira, 24 de janeiro de 2013

MINERALES DE CÁCERES: MOSCOVITA


Afloramiento de moscovita en un filón pegmatítico, corte de la N-630 a la altura del arroyo Villoluengo.
    Hacía tiempo que no aportabamos un ejemplar nuevo a nuestra peculiar colección de minerales mangurrinos.  Sin duda habíamos pasado por alto un grupo de minerales que nos rodea por todas partes y a los que apenas prestamos atención: el grupo de las micas. Este es un grupo de silicatos que todo el mundo ha aprendido alguna vez como parte integrante de una de las rocas más extendidas del mundo, los granitos. Y aunque su inclusión como mineral determinante en el granito es algo más que discutible, en la escuela se nos enseñó como que "el granito está compuesto de cuarzo, feldespato y mica". Yo la aprendí con tono musical y todo. Esa frase formó parte de nuestro mundo escolar de hace un cuarto de siglo en las escasas ocasiones en las que los minerales y la geología salían a relucir. Yo he hecho la pregunta a mis alumnos y al menos esta muletilla sigue presente (el G.P. ignora si con la siguiente reforma educativa que quiere reducir la geología a mínima expresión, logrará pervivir). En cualquier caso, la mica es uno de esos pocos minerales que si uno mira la arena del suelo es capaz de reconocer con prontitud. Sí, esos granitos insignificantes y brillantes a la luz del sol representan el mineral que tratamos hoy, claro que con una presencia un poco más llamativa.

  Lo cierto es que la moscovita es visible fundamentalmente en las rocas graníticas, dejando de lado la sericita de la que hablaremos otro día, presente en las pizarras. Para encontrarla en nuestro entorno de forma mínimamente llamativa tenemos que acercarnos hasta el batolito de Cabeza de Araya, al oeste de la ciudad. Allí, en los lugares donde tengamos la suerte de encontrarnos con filones pegmatíticos quizás podramos toparnos con algún ejemplar digno de contemplar de este mineral, con cristales que lleguen al menos al centímetro de longitud. La forma de aflorar puede ser en forma de cristales tabulares mezclados con otros minerales -cuarzo, feldespato, turmalina- o de forma muy típica en nuestras cercanías, en los bordes de masas de cuarzo, creciendo sobre él en cristales alargados. Así aparece en algunas pegmatitas gráficas de la zona de Malpartida o en las cercanías de Las Arenas. De cualquier forma es un mineral que siendo muy abundante en pegmatitas de otros lugares, aquí ha cedido protagonismo a la turmalina. Hay que incidir aquí que el hecho de encontrarnos granito o pegmatitas no nos garantiza que veamos cantidades singulares de moscovita, aunque los granitos de nuestras cercanías sean calificados regularmente como de "dos micas" (moscovita y biotita).
 

sexta-feira, 18 de janeiro de 2013

DE VISITA AL... LAPIAZ DEL CERRO CABEZARRUBIA

Vista del cerro desde su entrada por Aldea Moret.
      Todo el mundo de Cáceres reconoce la imagen de este cerro: un pequeño monte solitario con un puñado de pinos en las laderas. Las instalaciones y antenas de telefonía móvil en su cima desmocharon hace años los árboles de la cima. Y lo que antes era una gran cantera en su vertiente oeste ahora es un vertedero. Así que no demasiados han paseado por sus laderas y subido hasta la cima. Primero, porque en un lado está ese vertedero nada atractivo -la antigua cantera de La Cueva- y el otro lado cerro está colindante con la parte alta de Aldea Moret, territorio comanche para muchos cacereños que evitan pasear por el barrio. Los accesos quedan bastante reducidos. 
       Sea como sea, esta zona ha estado olvidada como una posible zona verde de la ciudad, y su degradación se traduce en que cada año es asolada por incendios estivales provocados. La imagen verde-oscura del invierno se combina con el negro carbón del verano. Y eso que intervenciones y reforestaciones de pinos no han faltado, pero hasta ahora ha sido inútil: el incendio de cada año daba al traste con cualquier posible buena intención. De cualquier forma, el GP ha subido varias veces hasta allí y se ha encontrado con supervivientes natos al terreno agreste del lapiaz calizo, y por supuesto a los incendios anuales. De las plantas que solemos ver habitualmente destacan dos: los asfódelos y los candiles. Estas son las que dan un fuerte color verde a las laderas en el invierno frente a la alfombra de un verde más claro de las plantas compuestas, dominantes en la llanura. 
      El lugar es estupendo para observar el lapiaz: una estructura típicamente desarrollada en terrenos calizos, en los que la pérdida del suelo deja al descubierto la roca madre profundamente erosionada por fenómenos químicos, mostrando formas curiosas. Este no es el único lugar en Cáceres donde se puede ver este fenómeno: todas  las laderas de las minas de Aldea Moret están socavadas por grandes hoyos en el terreno, como si hubiera sido bombardeado, y es el mismo proceso geológico. Las calizas de la zona han sido descritas como dolomías rosadas en la cima del cerro y biomicritas estratificadas hacia el lado este, con la fauna de crinoideos a la que alguna vez ya hemos hecho referencia.

El lapiaz hace que a veces la ascensión a la cima sea más accidentada de lo que parece a simple vista.
Típicas cavidades en el terreno calizo.
Flor de candil, típica planta de terreno calizo. Esta la fotografiamos a finales de noviembre, pero florece durante todo el invierno.

Urginea maritima, supervivientes natos tras cada incendio estival.
Tronco de crinoideo, bastante común en las calizas que conforman la base del cerro.


sábado, 12 de janeiro de 2013

SAPOS DE ESPUELAS INVERNALES

     El Sr. Espuelas posando para la cámara.
 
     Nuestro rechoncho amigo en su posición original.
 
     Este invierno está siendo bastante rico en encuentros con nuestros amigos los anfibios. Las temperaturas poco extremas, una alta humedad y pluviosidad están permitiendo que quienes muchas veces quedan aletargados decidan moverse un poco más en busca de actividad. Si hace algunas semanas fueron las ranitas meridionales, ahora son los sapos de espuelas los que tienen el gusto de asomarse a nuestra cámara. Nuestro lugar de observación, el estanque del campo de la familia del G.P. en Sierra de Fuentes. Pero suponemos que se podrán encontrar por todos los alrededores de la zona.  
     Aunque frecuentemente se nos dice que el sapo de espuelas no suele descansar mucho en las charcas o riachuelos y es eminentemente terrestre, lo cierto es que siempre lo hemos visto junto a ella. Pero los motivos pueden ser bien distintos: si en verano lo veíamos en las charcas para darse un chapuzón y olvidarse del calor, en esta época inicia su ciclo reproductor si las condiciones climáticas son las adecuadas. Por otro lado al sapo de espuelas le gustan más las siestas estivales que las del invierno, y es más frecuente en este anfibio esconderse en el verano que durante estas fechas. En cualquier  caso, tanto gusto el conocerle, Sr. sapo.

quarta-feira, 2 de janeiro de 2013

DE VISITA AL... ARROYO VILLOLUENGO

      Panorámica del valle del riachuleo Villoluengo desde la N-630.

     Esta visita tiene cierta historia por detrás, pero antes vamos a situarnos en el mapa. El arroyo Villoluengo es un pequeño riachuelo que se atraviesa por la antigua N-630, a unos 25 km. de Cáceres y justo en el momento en que iniciamos el descenso hacia el valle del Tajo. Ahí irrumpe este arroyo formando un valle sumamente encajado y que discurre atravesando los límites del batolito de Cabeza de Araya. Desde que era muy pequeño tenía  conocimiento de ese arroyo, porque en nuestros viajes a Galicia, siempre pasábamos por ese paraje y me quedaba ensimismado mirando el paisaje pedregoso y el cauce seco del arroyo en el verano. Veinticinco años después, el GP tiene ocasión de visitarlo de nuevo, esta vez a pie. Y claro, hay muchos cambios. La línea del AVE ha marcado una cicatriz sobre la cabecera del valle, hay señales indicadoras de la Ruta de la Plata, y por encima de todo, estar sobre el terreno te muestra cosas que no veías fugazmente desde el coche de tus padres. Ahora es invierno, ha llovido en abundancia y lo que recordaba que era un arroyo miserable, se transforma de repente en un torrente que recuerda más a los de las montañas del norte que a los de la penillanura cacereña. Merece la pena acercarse hasta aquí para verlo en estos días. Cuesta creer que en pocos meses este paraje se convertirá en una estepa abrasadora: conviene recordar que esta zona del valle del Tajo es uno de los lugares más calurosos y con menos pluviosidad de toda la región.
        Respecto a la conservación del lugar, está en un término extraño entre lo inaccesible y lo degradado. Numerosas escombreras de las obras cercanas de la carretera, el AVE o la antigua vía del tren han ido a parar al valle, aunque afortunadamente son la inmensa mayoría rocas graníticas y arenas. Por otro lado, apenas hay caminos -o el GP todavía no los conoce- para acceder a aquellos lugares más interesantes -marmitas, fallas o rupturas del granito etc...-, y a veces hay que contentarse con verse un poco a la distancia, especialmente en invierno (las rocas son sumamente traicioneras en esta época por el musgo y GP estuvo a punto de despeñarse).  Prometemos volver en verano o primavera.
       Sobre qué podemos encontrarnos allí: para el aficionado a los minerales podrá encontrar enclaves pegmatíticos muy ricos en mica moscovita, así como los otros típicos: cuarzo y turmalina. La vegetación está marcada por algunas especies típicas de las riberas, como mencionamos abajo. Por último, es muy fácil divisar martines pescadores o mirlos acuáticos. El primero, basta detenernos un poco para ver cómo su sombra azul atraviesa el entorno como una flecha y desaparece con la misma rapidez con la que ha aparecido.
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Puente de la N-630. El agua ha excavado profundas grietas sobre el granito, ya diaclasado previamente.
 
 Las  fallas en la masa granítica provocan pequeños saltos de agua y la aparición de las típicas marmitas creadas por la erosión de los materiales.

La vegetación de ribera está también presente, aunque de forma discreta. En un lugar especialmente húmedo de la ladera, en el que manaba agua hasta la superficie, nos encontramos una auténtica alfombra de "pamplinas" o "maruxas"; una excelente planta consumida en el norte que nos vale para deliciosas ensaladas y que el GP nunca había visto por los alrededores.
 



También son característicos de la zona los tamujares, arbustos que constituyen la última línea de la vegetación de ribera, capaces de soportar fuertes estiajes durante una parte importante del año. Son típicos de encontrar por la zona, así como en las zonas bajas del embalse de Alcantara, donde las aguas solo están presentes por algún tiempo. En invierno presentan estas coloración violácea, fácilmente distinguibles de las retamas predominantes.

A nivel geológico, el área forma parte del batolito de Cabeza de Araya, pero litológicamente presenta curiosidades que hacen la erosión del terreno todavía más compleja. Las masas graníticas están atravesadas por filones de granito muy fino y ocasionalmente también por enclaves pizarrosos, , cornubianitas, filones pegmatíticos  o cuarcíticos, de diferente resistencia al terreno y que permite crear formas curiosas como este enorme bloque de granito erosionado por dentro por la presencia de un granito de grano fino que no aguanta tan bien el impacto de las condiciones climatológicas. Eso a su vez ha provocado la creación de taffonis y otras marcas en el granito superior.