quinta-feira, 19 de outubro de 2017

AMMONITES EN EL HOSPITAL INFANTA CRISTINA

Ammonites, conchas, filamentos. Mejor que un cuadro abstracto.
Posible equinodermo (izquierda) y ammonite (derecha arriba)

    ¿Quién iba a imaginar que en un hospital te encontrarías una cantera entera de fósiles? Pues así le ha ocurrido al G.P. Quien tenga la mala suerte de ir al hospital Infanta Cristina de Badajoz por motivos de salud, se podrá consolar al menos contemplando una auténtica colección de fósiles en las planchas pulidas que adornan las paredes de su hall principal. Eso es lo que nos ha ocurrido en los últimos días: esperar una hora detrás de otra estimula la observación. 
Dos ammnonites preciosos en el centro.
Tamaño de algunos de estos bichos.
De pronto, nos encontramos empotrados dentro del mármol infinidad de ammonites, equinodermos partidos por la mitad (como erizos de mar), terebrátulas y otros muchos restos fósiles indeterminados. Afortunadamente la presencia de los ammonites permite datar la rocas en la edad mesozoica y da pistas para investigar la procedencia de estos mármoles que indudablemente, no pertenecen a nuestra región ni tampoco al Alentejo portugués, puesto que nuestra geología es mucho más antigua.
 Haciendo nuestras propias investigaciones, creemos que este"mármol rojo" - que no es mármol, sino más bien una caliza marmórea, dada la presencia tan alta e impresionante de fósiles- tal vez provenga de canteras ubicadas en la zona de Murcia, y se denomina industrialmente mármol rojo de Cehegin o caliza con filamentos, en referencia a los restos orgánicos. Su edad se corresponde con el cretácico y es posiblemente uno de los mejores yacimientos paleontológicos del periodo en España. Es indudablemente una suerte tenerlo disponible aquí, aunque quizás para muchos haya pasado completamente desapercibida... 
El hall interior del Infanta Cristina (Badajoz) donde se encuentran estas maravillas.


sábado, 7 de outubro de 2017

OCTUBRE SECO, EL INFIERNO DE LOS ANFIBIOS

Tritón pigmeo. El primero que vemos por la zona.
Humedales que ahora solo valen para pienso del ganado.
     Salir al campo en este mes resulta demoledor. A pesar de no hacer el calor sofocante del verano, el suelo está calcinado y sin humedad alguna. Llevamos cuatro meses sin apenas llover, y nuestos campos están ya al límite. La última lluvia se remonta a un par de días en agosto, puramente anecdótica. E incluso cuando el ganado ya empieza a pasarlo mal, los que sin duda llevan la peor parte son los que más dependen del agua: nuestros amigos los anfibios. 
El final de una charca estacional.
   A pesar de que muchos de ellos desarrollan sistemas para sobrevivir al verano -entrando en periodos de hibernación similares a los del invierno- la prolongación de la sequía no augura nada nuevo para muchos de ellos, como este pequeño tritón pigmeo que nos encontramos por las charcas entre Malpartida y Cáceres. Nuestros gallipatos de Sierra de Fuentes han desaparecido, una vez que nuestro estanque se secó a finales de agosto. Lo cierto es que cada vez resulta más raro encontrarnos con otros anfibios que no sean las ranas comunes, todoterrenos adaptables a casi cualquier tipo de agua. Empiezan a ser noticia en otras regiones el mantenimiento de algunas charcas solo con el fin que sobrevivan en ellas los amenazados anfibios. Quizás habría que empezar a pensar en ello, si la sequía se prolonga más.


El hogar de nuestro tritón pigmeo. Por ahora...