RUTA 1: mina de Valdeflórez, cerro del milano, canteras de Portanchito/María Antonia
DISTANCIA: 13 Km. en bicicleta. La ascensión al cerro del milano solo se puede hacer a pie.
INTERÉS GEOLÓGICO: Este recorrido nos permite encontrarnos con buena parte de los materiales característicos del sinclinal de Cáceres a nivel petrológico: cuarcitas, pizarras, areniscas y calizas paleozoicas van sucediéndose en nuestro recorrido. A escala mineralógica, destaca por encima de todo Valdeflórez con la presencia de casiterita, pirofilita, ambligonita, turquesa, fosfatos y cuarzo. Al nivel paleontológico nos podemos encontrar en el camino graptolites y trilobites en las cercanías del Cerro de la Butrera, braquiópodos y goniatites en el Portanchito e icnofósiles en el cerro del Milano. Hay que tener cuidado en la última parte del trayecto (el cerro del milano), puesto que aunque no lo parezca es propiedad privada, se organizan monterías en la temporada de caza y es conveniente pedir permisos.
RUTA 2: Ronda Norte / Conejeros / trinchera del tren.
DISTANCIA: 6 Km. Todo se puede hacer en bicicleta o andando.
INTERÉS GEOLÓGICO: En los sucesivos cortes del terreno observamos toda la petrología del sinclinal y la aureola de contacto con el batolito granítico que se alza hacia el oeste. Empezamos con pizarras ordovícicas en el paseo alto con graptolites y otros restos sin identificar. Llegamos a la cuarcita armoricana en la rotonda de la carretera del Casar, con interesantes dendritas. Subiendo la rotonda norte en dirección oeste, aparecen capas de ampelitas con graptolites, pizarras micáceas, estratos ferruginosos y cuarcitas. Hacia el parque del príncipe hay enclaves fosilíferos con crinoideos. Al final de ella, hay vistas de plegamientos de los estratos muy interesantes. Salimos de la Ronda norte y vamos con dirección a la casa de Conejeros: allí hay enclaves pegmatíticos y filones de cuarzo que se prolongan hasta la carretera de Malpartida. La zanja del tren permite el avistamiento de la aureola de contacto con grantios ricos en biotita, esquistos con turmalina, pizarras mosqueadas de quiastolita, cristalizaciones de cuarzo muy interesantes y algún filón de fosforita. Finalizamos con la otra trinchera que se abre cerca de la estación de ferrocarril, donde aparecen estratos de hematites y calizas con interesantísismas formas ornamentales.
RUTA 3: Minas de Aldea Moret.
DISTANCIA (desde la estación): 3.5 km. Bicicleta o a pie. En coche hasta la colina de las minas.
INTERÉS GEOLÓGICO: Esta ruta nos lleva por todas las explotaciones mineras de Aldea Moret, pasando por las diferentes minas (La Abundancia, Salvador...) y los complejos mineros que todavía quedan en pie. Los minerales que podemos encontrar estarán en las escombreras de cada explotación minera: drusas de calcita y cuarzo, ocasionales nódulos de chert blanco o rosado, y distintas formas de apatito masivo (fosforita) en la forma de dahlita palmeada o colofana marrón o blanca con superficie azulada. Es interesante desviarse un poco para visitar el cerro de los Romanos, con formaciones de cuarcita y pequeños filones de fosforita masiva y cristales de cuarzo, o desplazarse hasta el Junquillo, con interesantes vetas de calcedonia en las trincheras del tren.
LEYENDA:
Amarillo: interés mineralógico.
Azul: paleontología
Rojo: interés petrológico o formaciones geológicas de interés.
Verde: arqueología industrial, restos históricos.
Ruta 4: Sierra de Aguas Vivas
DISTANCIA (desde Ronda norte): Unos cuatro kilómetros, para ser hechos a pie o bicicleta.
Puntos rojos: rocas con restos fósiles. Puntos verdes: rocas de interés.Puntos azules: mineralizaciones remarcables. Círculo verde: zona con interés botánico.
Esta última primavera el GP ha salido con bastante frecuencia por esta
zona de la ciudad, que vendría a ser su límite noroeste y creemos que ya
podemos esbozar una ruta interesante que por supuesto, muchos conocerán
ya y que es muy frecuentada por senderistas y paseantes cacereños. El
recorrido es bastante sencillo: dura unos cuatro kilómetros, aunque
ciertamente se camina por senderos algo empinados. Podría empezarse
desde la rotonda de la ronda norte hacia el Casar, iniciando allí el
ascenso hacia la sierra de Aguas Vivas por un estrecho sendero que viene
marcado por la zanja de la Ronda Norte y una finca particular (hay que
tener algo de cuidado porque no hay valla alguna que nos cuide de la
creciente altura de la zanja). De allí subimos al monte de Aguas Vivas,
siguiendo los estrechos senderos disponibles, siempre bordeando las
fincas privadas. En esta zona son de especial interés unos afloramientos
rocosos de estructura brechoide, que se intercalan en la formación de la cuarcita armoricana, y por supuesto, filones de cuarzo cristalizado. Aquí también es donde se han localizado anatasas
acompañando al cuarzo, aunque el GP reconoce que solo las ha visto en
una ocasión, oh desgracia. Es llamativo que hasta podemos toparnos con
lugares más despejados que han sido usados directamente por buscadores
de piedras, por los restos que encontramos (cuarzos partidos, y hasta
alguna brocha limpiadora).
Al final del monte, y ya descendiendo, el sendero tropieza con otra
finca y se desvía hacia la derecha. Si nos percatamos en el suelo o en
las rocas de los muros, podremos darnos cuenta que los afloramientos
rocosos corresponden a conglomerados y metaarcosas ricas en cuarzo, muy
compactos y de edad cámbrica. Acompañan ocasionalmente a las pizarras
y esquistos del alodomo extremeño y esta es la única zona donde podemos
encontrarlos. Seguimos bajando hasta llegar a un pequeño valle
adehesado y con un regato habitualmente seco -no siempre-, poblado con
cañas y chopos. Tras cruzar el riachuelo, el camino vuelve ascender
hasta llegar a una bifurcación en el que tomamos el camino de la
izquierda, para ascender al cerro Otero. Esta es la zona más interesante
a nivel botánico, por la cantidad de hongos muy diversos (paneolos, amanita panterina, amanita muscaria, boletus, lactarios, volvarias, cortinarios, estrellas) especialmente en el otoño (entre finales de octubre y mediados de diciembre) pero presentes también en la primavera, y orquídeas
(orchis champaneuxii, orchis conica, serapias y ophrys, entre marzo y abril). Evidentemente en verano solo hay cardos
corredores, pero llama mucho la atención que en esta zona la primavera
se prolongue alguna semana más que en el resto, formando a veces una
mancha verde entre el pastizal seco (quizás la orografía, con varias vaguadas, y la
composición del suelo, que es más fértil que en el resto de la zona).
En la subida nos encontramos de nuevo con afloramientos rocosos interesantes: el camino atraviesa cerca de la cima estructuras brechoides, pero en este caso su cemento es muy rico en óxidos de hierro, produciendo mineralizaciones atractivas de hematites,
en forma globosa. Guarda aún más interés y cierto misterio los
materiales que encontramos en un muro alto al lado derecho del camino,
donde aparecen (sin que lo espere el visitante) mineralizaciones de cuarzo y dahlita (apatito
masivo, palmeado), acompañados también de minerales de hierro, que
corresponden más bien al área de contacto del batolito con el
sinclinal a un par de kilómetros de distancia, pero de los que no
conocemos su procedencia a ciencia cierta, porque vienen acompañados de
cuarcita. Recorrer ese muro es casi visitar un museo dedicado a estos
minerales, y merece la pena.
Ya en lo más alto del cerro Otero, entramos en una zona más poblada
y nos dirigimos hacia la izquierda para llegar hasta el depósito de
agua. En las zonas más adehesadas y limpias, podemos tener la suerte de
toparnos con un suave manto de narcisos pálidos entre febrero y
marzo, así como orquídeas, con sus características flores amarillas. Los
afloramientos rocosos que dominan toda esta zona de cumbre, son cuarcitas,
aunque no la armoricana, según los mapas del IGME, sino de época
silúrica. Nuevamente aparecen a veces estructuras brechoides, pero sin
duda lo más relevante es el yacimiento fosilífero que se abre al iniciar
el descenso de la ronda norte, a mano derecha. Se trata de unos bloques
cuarcíticos con algunos estratos particularmente ricos en restos fósiles o icnofósiles,
que le dan a la roca el aspecto de un queso gruyere, pero del que no
podemos desgraciadamente extraer identificación (presumiblemente pueden
ser restos de braquiópodos, pero es una mera conjetura). Igualmente, en
los muros nos hemos encontrado restos de cruzianas, pero no hemos
podido localizar su punto de origen. Los cuarzos cristalizados son
igualmente abundantes en este punto, si buscamos bien. De aquí bajamos
ya a la Ronda norte, atravesando cuarcitas con vetas de cuarzo que
suelen rezumar agua en invierno. Ya en la base, terminamos el paseo el
la ronda norte con su habitual desfile de estratos de cuarcitas,
pizarras, ampelitas y rocas areniscosas, y con sus restos fósiles de
braquiópodos y graptolites.
Ruta 5
Los Hornos / El Risco
DISTANCIA: Unos 3.5 kilómetros. Se hace andando en un par de horas, con las debidas paradas para enredar un poco. Se puede aceder en coche hasta la ermita o hasta el centro de recuperación de fauna desde Sierra de Fuentes. Podemos llegar en bicicleta desde Cáceres por el camino que se abre en las cercanías de la cantera María Antonia.
Los puntos azules corresponden a los tres elementos visitables: Los "hornos", que como su nombre indica, es un conjunto de hornos de cal bastante bien conservados que se remontan al siglo XVII, en un entorno marcado por rocas arcósicas y cuarcitas perfectamente estratificadas. Bajamos por la ladera sur del Risco, hasta alcanzar el otro punto de la sierra, donde está el observatorio metereológico, atravesando un espacio densamente poblado de bosque mediterráneo. Tras atravesar una zona de colmenas, avanzamos unos 500 metros más y giramos hacia la izquierda, a través de un cortafuegos. Ahí podemos disfrutar de magníficas vistas de los crestones cuarcíticos del Risco, y es también un buen lugar de observación de aves. Tomando la carretera del radar meteorólogico hacia el pueblo nos detenemos en la ermita del Cristo, donde podemos hallar huellas de ripples y plegamientos de rocas justo en los laterales de la capilla. Igualmente, se puede visitar el refugio natural del lado sur.
En definitiva, aquí no hemos encontrado ningún indicio mineral o petrológico significativo, pero sí es el afloramiento cuarcítico más imponente de todo el sinclinal de Cáceres y también su punto más alto (660 metros).
Arrancamos desde la casa de Conejeros, y seguimos el camino que transcurre paralelo a la vía del tren siempre recto y sin desviarnos, hasta que atravesamos todo el área del polígono Capellanías. A continuación el camino agrícola empieza a desviarse hacia la izquierda, hasta que finalmente llegamos a la autovía. Allí tenemos la posibilidad de atravesar un pasadizo donde aparecen nidos de golondrina dáurica. En todo ese entorno nos encontramos pastizales interesantes durante la primavera y completamete arrasados en el verano. En invierno es fácil encontrarnos con muchas aves migratorias (avefrías, chorlitos...) y en las cercanías de las charcas siempre podemos toparnos en verano con anfibios (rana común, sapo corredor) y reptiles (culebra de agua Natrix natrix y galápago leproso). Siguiendo el camino principal -aunque por aquí también hay atajos-, llegamos a un cruce desde el que podemos divisar ya las explotaciones de las canteras: lugares donde podremos encontrar toda la paragénesis típica del batolito de Cabeza de Araya. Turmalinas, cuarzos, mica moscovita, feldespatos..., dependiendo del lugar, podremos encontrarnos con filones de cuarzo o de pegmatitas. Es más que posible que junto a estos minerales nos encontremos con algún alacrán al levantar alguna piedra en el área más próxima a la autovía. Allí también podremos disfrutar de la vista de un original bujío en la finca más próxima. Al llegar a la propia cantera, tomamos el camino que se abre a la izquierda, bordeando una dehesa donde es fácil encontrar parasoles y boletos en el otoño. Todo recto, y después de atravesar un arroyo de aguas depuradas (donde hay galápagos, amantes de la guarrería) llegamos a terrenos arrasados por explotaciones mineras - Las Arenas-. Aquí hemos encontrado buenos ejemplares de cuarzo, calcedonia, turmalina, feldespato y caolinita. todas estas explotaciones cuentan con charcas bajas que son frecuentadas por aves -anádes, cigueñuelas y cigueña-, los anfibios antes descritos (sapo corredor, rana común, galápago leproso, culebra de agua). Mención aparte merece la gran comunidad de abejarucos que encontramos en las escombreras arenosas de la zona. Finalmente tomamos el camino de vuelta con Cáceres de fondo hacia la izquierda. Y nos falta una última parada obligatoria: el cementerio altomedieval sobre bolos de granito conservado cerca del palacio de los Arenales, al lado de una cochiquera abandonada. La única lástima es tener que hacer la última parte del recorrido por carretera, pero la ruta merece la pena.
En definitiva, aquí no hemos encontrado ningún indicio mineral o petrológico significativo, pero sí es el afloramiento cuarcítico más imponente de todo el sinclinal de Cáceres y también su punto más alto (660 metros).
Ruta 6:
Conejeros, cantera el Ovni, Los Arenales
DISTANCIA: 12/13 km. Al menos tres horas si queremos parar y buscar un poco.
Presenta baja dificultad, al tratarse llano, aunque no hay que olvidar que con
la bicicleta la vuelta a Cáceres siempre pica hacia arriba. las áreas de los
círculos rojos corresponden a zonas geológicas de interés. Los cuadrados azul
claro son fuentes tradicionales (son para ver, y no beber). los cuadrados
azules oscuros corresponden a restos arqueológicos y arquitectura tradicional.
Arrancamos desde la casa de Conejeros, y seguimos el camino que transcurre paralelo a la vía del tren siempre recto y sin desviarnos, hasta que atravesamos todo el área del polígono Capellanías. A continuación el camino agrícola empieza a desviarse hacia la izquierda, hasta que finalmente llegamos a la autovía. Allí tenemos la posibilidad de atravesar un pasadizo donde aparecen nidos de golondrina dáurica. En todo ese entorno nos encontramos pastizales interesantes durante la primavera y completamete arrasados en el verano. En invierno es fácil encontrarnos con muchas aves migratorias (avefrías, chorlitos...) y en las cercanías de las charcas siempre podemos toparnos en verano con anfibios (rana común, sapo corredor) y reptiles (culebra de agua Natrix natrix y galápago leproso). Siguiendo el camino principal -aunque por aquí también hay atajos-, llegamos a un cruce desde el que podemos divisar ya las explotaciones de las canteras: lugares donde podremos encontrar toda la paragénesis típica del batolito de Cabeza de Araya. Turmalinas, cuarzos, mica moscovita, feldespatos..., dependiendo del lugar, podremos encontrarnos con filones de cuarzo o de pegmatitas. Es más que posible que junto a estos minerales nos encontremos con algún alacrán al levantar alguna piedra en el área más próxima a la autovía. Allí también podremos disfrutar de la vista de un original bujío en la finca más próxima. Al llegar a la propia cantera, tomamos el camino que se abre a la izquierda, bordeando una dehesa donde es fácil encontrar parasoles y boletos en el otoño. Todo recto, y después de atravesar un arroyo de aguas depuradas (donde hay galápagos, amantes de la guarrería) llegamos a terrenos arrasados por explotaciones mineras - Las Arenas-. Aquí hemos encontrado buenos ejemplares de cuarzo, calcedonia, turmalina, feldespato y caolinita. todas estas explotaciones cuentan con charcas bajas que son frecuentadas por aves -anádes, cigueñuelas y cigueña-, los anfibios antes descritos (sapo corredor, rana común, galápago leproso, culebra de agua). Mención aparte merece la gran comunidad de abejarucos que encontramos en las escombreras arenosas de la zona. Finalmente tomamos el camino de vuelta con Cáceres de fondo hacia la izquierda. Y nos falta una última parada obligatoria: el cementerio altomedieval sobre bolos de granito conservado cerca del palacio de los Arenales, al lado de una cochiquera abandonada. La única lástima es tener que hacer la última parte del recorrido por carretera, pero la ruta merece la pena.