sábado, 28 de novembro de 2015

CORTINARIOS TRIVIALIS EN LA SIERRA DE AGUAS VIVAS

    

    La temporada de setas ha transcurrido ya en su mayor parte y ni por asomo vemos ninguna de nuestros grandes hongos de años pasados. El GP deseaba agotar ya uno de sus últimos cartuchos con la esperanza de recoger algo de interés: la cañada del Casar, poblada habitualmente de gran cantidad de amanitas, lactarios y boletus. Pero no ha habido nada que hacer. Los habituales boletos se han reducido a un par de ejemplares y este año no hay ni rastro de amanitas por la zona; quizás algún ejemplar viejo y comido por las larvas. Sin embargo, a fuerza de buscar, nos hemos topado con una especie que pasa más desapercibida cuando tiene a estos gigantones a su lado y que en esta temporada se convierten en las setas más representativas de la dehesa. Se trata de un tipo de cortinario, cree el GP que el Cortinarius trivialis, dadas sus características generales y el hábitat en el que aparece. 
       Esta seta de tamaño mediano es el primer cortinario con el que se topa el GP, aunque seguro que habría en abundancia y no los veíamos. En efecto, aunque en este paraje arbustivo y de encina aparecía por todas partes, muchos de ellos estaban enterrados y no se reconocían fácilmente: hay que remover en muchas ocasiones la hojarasca y nos damos cuenta que no es un solo hongo, sino varios, y a veces creciendo dos de un mismo pie. Como otros cortinarios, la forma más sencilla de identificarlos es buscando restos de la cortina en su pie. En el caso de esta especie, el alargado pie está rodeado de jirones de la cortina. Ocasionalmente, se puede observar la cortina en el sombrero en los ejemplares jóvenes. En fin, a falta de otra cosa, buenos son estos cortinarios escondidos bajo las encinas.

segunda-feira, 16 de novembro de 2015

LAS CAUSAS PROFUNDAS DEL TERROR

     
Quería hablar de setas, de estas volvarias y estrofarias unidas en el pastizal de Malpartida, pero hoy el GP no puede. Va en su  bicicleta pensando en París. Pero no solo. También Beirut. Y el Sinaí. Mas de cuatrocientos muertos en apenas una semana. Y estoy cansado de escuchar el mismo diagnóstico de la situación terrorista. Se culpa al Islam, al carácter hermético de su religión, a las circunstancias psicológicas de cada individuo que se inmola en nombre de una idea desgarradadora que convierte en meros objetos a sus semejantes... Y como filósofo que soy y que me traiciona, acabo pensando que confundimos la causa y la consecuencia, como hace ochenta años. Y no sé hasta qué punto todo esta maraña de argumentos no nos hace caer en la cuenta del verdadero problema: nuestra sociedad, la victoriosa sociedad global, cosmopolita y capitalista se vuelve inhóspita, inhabitable. Cada día es más fría, desoladora e inhumana para una parte nada insignificante de sus moradores. Las palabras igualdad, fraternidad y libertad no tienen sentido alguno cuando muchos de los que viven dentro de ella no tienen ninguna seguridad vital a la que agarrarse, ni económica, ni social, cultural ni psicológica. Una religión entendida en su forma más arcaica posible se convierte entonces el último recurso, como lo fue la utopía racial de Hitler para muchos alemanes. En ese sentido, hemos aprendido muy poco del fascismo y comunismo de los años treinta. Seguimos produciendo indivíduos potencialmente totalitarios, desorientados y desilusionados, y escasamente educados en nuestros valores democráticos, vacíos y formales para ellos. El nazi antidemócrata y racista no era tan distinto de los jóvenes europeos y magrebíes que viajan a Siria en busca de un paraíso inexistente. La diferencia estriba en una distinta reacción entre los hijos viejos de occidente y los hijos adoptivos ante los gigantescos desafíos de la modernidad líquida, como llaman muchos sociólogos a nuestra cultura. 
      Aquellos primeros desorientados, europeos viejos de occidente (blancos, hijos de la democracia y nietos de cristianos)  viven su esquizofrenia dentro de los valores occidentales. El lado bueno de nuestra cultura es nuestro profundo respeto hacia nuestros semejantes, en forma de considerar la vida ajena como algo sagrado en sí mismo. Pero esto se hace a costa de reducir nuestra sociedad a una suma de individuos, dejados a su suerte. La tragedia que viven los inadaptados es personal, individual y la sufren en un silencio absoluto que acaba en un suicidio en vida, sin necesidad de apretar un gatillo. Saben que no hay redención posible o se les ha educado para que piensen así. Se les dice que su fracaso es personal, fruto de decisiones particulares tomadas con libertad, en las que en última instancia ellos son los últimos responsables. En el fondo esta mala conciencia es un lavado de cerebro que no dista mucho del que sufre un yihadista islámico. La diferencia fundamental es que nosotros creemos que ese es un proceso de inculturación neutral y natural, y no lo percibimos como lo que es, algo artificial y que no tiene que ser necesariamente verdadero.
     Sin embargo, para aquellos desorientados recién llegados, hijos adoptivos de la vieja Europa, la situación se les hace más complicada. No hay un individualismo metafísico de base; para ellos la cultura ocidental solo produce pérdidas. No les resulta fácil asumir que su fracaso puede ser un fracaso personal. Es un fracaso colectivo, último, radical, que acumula un inmenso resentimiento pero que necesita ser redimido de alguna manera tangible hacia el exterior. En ese exterior buscamos responsables, víctimas que dejan de ser humanos y se convierten en encarnaciones del mal, y al mismo tiempo buscan un paraíso redentor en la propia muerte. Los musulmanes desarraigados han encontrado la salvación en una religión entendida en su sentido más feudal y medieval, donde no hay limites entre la fe y el estado y se desarrolla una conciencia identitaria máxima; al igual que hicieron muchos europeos hace ochenta años en el totalitarismo, o se está con ellos o contra ellos. No hay medias tintas. 
       La solución la desconozco. El panorama, para estos descarriados con mala suerte (y en conjunto para la sociedad), pinta mal. En Europa unos pocos fanáticos descarriados fueron capaces de arrastrar a una sociedad entera hacia el abismo y la guerra mundial. Y aunque en el siglo XXI, esto no se hace tan fácil, la esquizofrenia tenderá a perpetuarse entre nosotros y a veces estalla con sangre inocente.  En fin. Ruego que disculpen la parrafada.

quinta-feira, 12 de novembro de 2015

MÁS SETAS DE DEHESA: BARBUDAS POR ALDEA MORET

     Inexplicablemente, todavía no tenemos campos inundados de setas, y tal vez no los tengamos ya. Nos comentaba Alfredo Anega, hombre de muchos campos, que la falta de lluvia en septiembre ha imposibilitado un otoño abundante, como fue el del 2014. Menos mal que por lo menos nos ha quedado esta magnífica barbuda (Coprinus comatus), posando bien alta sobre la hierba, en las dehesas próximas a Aldea Moret. 
     Esta es una seta que siempre nos encontramos todos los años pero no puede decirse que la veamos de forma abundante. El año pasado hablamos de ella junto al señor Monago en plena crisis de viajes sentimentales a Canarias (por supuesto la pobre barbuda no tenía ninguna culpa de todo aquello). Ahora hablamos de sí misma con todo merecimiento. Aunque nuestra seta aparezca habitualmente también en parques espaciosos como el del Príncipe, lo normal es encontrarla en dehesas abiertas como esta, en la zona de Aldea Moret (de hecho, en el Junquillo también nos la hemos encontrado más veces, quizás prefiera suelos arenosos y algo ácidos). Además la podemos ver siempre con otros congéneres, por lo general naciendo en parejas. En nuestra foto, teníamos unas setas ya pasadas, con el sombrero literalmente desaparecido, y otras naciendo al lado del ejemplar maduro. El proceso de delicuescencia se ha iniciado ya en la seta madura -las láminas del interior ennegrecen y se convierten en tinta negra, como se atisba ya en la parte inferior del sombrero- y por lo tanto resulta ya inútil para el consumo humano. Y mientras se desarrollaba ese proceso, el sombrero nos mostraba un brillante color entre blanco y dorado atractivo para los fotógrafos campestres como el GP...

 
Aquí vemos el significativo porte de la barbuda sobre el terreno. Era una seta que veíamos desde lejos y que el GP confundió originariamente con una macrolepiota sin abrir...
Cerca del lugar, hicimos una parada en la resbaladera de Aldea Moret. La pradera otoñal le da un toque más bonito que en el verano.  Nunca habíamos reparado en el pozo que aparece en primer plano, siguiendo la vaguada que empieza desde la zona de la depuradora, y que sin duda, debe tener bastante agua durante buena parte del año.

sábado, 7 de novembro de 2015

SETAS DE DEHESA: FOLIOTAS DEL ALCORNOQUE

Esta bonita seta anaranjada crece solo sobre la madera de alcornoque o encina, permitiendo distinguirse así de cualquier otra foliota.
Los ejemplares de foliota emergiendo del tronco. En las grietas del mismo asomaban unas cuantas más. Sus micelios se extienden por la madera muerta favoreciendo su descomposición.
 
      Dentro de las dehesas nos encontramos con muy distintos hongos cuya función ecológica varía ampliamente. Por ejemplo, las setas más conocidas -las amanitas y boletos- suelen actuar de micorrizas con los principales árboles y arbustos de este entorno, ayudando con sus micelios a procurar nutrientes a sus compañeros mayores. Luego tenemos otra categoria, los lignícolas, que actúan como los carroñeros vegetales de nuestro entorno. Las foliotas del alcornoque, o los  Gymnopirus suberis son una de estas setas que ejecutan esa función, actuando de lentas y diminutas trituradoras de la madera muerta de nuestras dehesas. Un ejemplo lo tenemos arriba. El GP vio con deleite como no solo aparecían estas bonitas setas en uno de los extremos del árbol muerto, sino que otras muchas se asomaban por las fisuras de la corteza, acelerando la descomposición. En consecuencia: nunca desechemos investigar un viejo tronco para reconocer más hongos curiosos para nuestra colección.
     Aunque esta seta puede llegar a ser abundante, siempre dependerá de los restos leñosos que podamos encontrar. tampoco la hemos visto demasiadas veces, puesto que muchas dehesas se limpian cada cierto tiempo de la madera muerta. En nuestro campo de Sierra de Fuentes, unas foliotas suberis emergieron sobre un suelo que durante mucho tiempo había estado ocupado por restos de alcornoque muertos. Aunque bien podría tratarse de otras foliotas, el lugar y el tamaño con el que aparecen nos pueden dar serias pistas sobre la especie que tratamos: la otra foliota abundante en nuestro entorno, la anaranjada (Pholiota spectabilis) suelen presentar un mayor tamaño de sus sombreros y presentan un hábitat más extenso, pero su gran parecido no aleja del todo posibles confusiones...   
 
Precioso ramillete de foliotas de alcornoque en Sierra de Fuentes
Sorpresa post-publicación. Otro ramillete abundante de estas foliotas dentro del invernadero del parque del Príncipe, creciendo naturalmente sobre la corteza de un alcornoque. Estas son de tamaño algo más pequeño.