segunda-feira, 13 de fevereiro de 2012

FRÍO... POR FIN.

       
       Habrá gente que se pregunte si es normal el frío de estas últimas semanas. En cualquier caso, habría que hacer la pregunta en sentido opuesto: si no ha hecho demasiado calor en los meses anteriores. Ha pasado 2011 como el año más cálido del registro histórico, con una temperatura superior a la normal de 1,4º (en zonas del país más de dos grados) y hemos empezado el año con uno de los meses de enero más secos (el sexto más seco en cincuenta años). Como parece que la  urgencia de la crisis económica ha borrado cualquier otro problema al que se enfrente el mundo (y se ven como costos que hay que recortar), conviene no olvidarse de todo estos datos. Y mientras el G.P. se pregunta por estos augurios grises para las próximas décadas, al menos se entretiene viendo como los niños juegan con los bloques de hielo en el parque, y se pregunta si esta diversión no se hará demasiado rara en un futuro no demasiado lejano. No le gustaría ser recordado por las fotos de cuando helaba siempre en Extremadura, allá por el invierno.  
  
Echando los bloques de hielo canal abajo. El G.P. se acuerda de los canales de Holanda, cuando estos permanecían helados semanas enteras...

También al angelito de la fuente de Cánovas se le ha quedado el agua congelada. 

sábado, 11 de fevereiro de 2012

EL ENCANTO DE LO MINÚSCULO: LÍQUENES


      Los líquenes nos pueden traer muchos pensamientos, cuando llegamos a reparar en ellos. El G.P. nunca lo ha hecho hasta ahora, y mira que en invierno son de las pocas notas de color que aparecen en árboles y muros. Para uno representa el eterno triunfo de la naturaleza sobre lo humano. Imaginen la peor de las catástrofes ecológicas. En ese ambiente apocalíptico, los supervivientes podrían ver, entre otros muchos seres vivos -no tenemos tanta capacidad destructora como dicen- a estos líquenes meterse por cualquier espacio y sobrevivir a viento y marea. Y  si bien no gustan demasiado de la contaminación, basta que esta cese para que otra vez retornen. De hecho, los líquenes son los testigos mudos del transcurrir del tiempo, casi rozando inmortalidad: convierten el presente humano en pasado histórico, y si en determinados lugares dan prestancia y reverencia, en otros son sinónimo de olvido.   
    En fin, después de este desliz romántico, el G.P. se puso a remediar su total ignorancia sobre estos fenónemos, y descubrió que se tratan de una perfecta simbiosis entre algas y hongos.Los hongos aportan las sustancias minerales -extraidas de la misma atmósfera- y las algas aportan los nutrientes origiandos en el proceso de la fotosíntesis. Fruto de esta simbiosis aparecen esas manchas de color sobre nuestros árboles y muros.  


Xanthoria parietina, hermoso líquen folioso común en todo el mundo. Nuestra cámara ha podido remarcar bien los "apotecios", una palabrota que designa el embudo reproductor lleno de esporas que se muestra multitudinariamente en la foto. Ahora el G.P. podrá decir en clase que "está hasta los apotecios", sin incurrir en la indignación general
Este íquen igual de común en nuestra ciudad, que todavía escapa del afán definitorio del G.P,
aunque suponemos que es un Parmotrema chinense. Es fácil encontrarlos juntos. 

Nuestros pequeños amigos en fotografía aérea. Parque del Príncipe.

sexta-feira, 3 de fevereiro de 2012

FLORES DE INVIERNO: EL MADROÑO


     
      Hoy, con cierto retraso ya, dedicamos algunas fotos a algunas de las pocas notas de color que podemos encontrarnos en enero por nuestros campos. En un año como este, benigno hasta ahora y bastante seco, hemos podido encontrar distintas flores de plantas bianuales, como escobillas, malvas, viboreras o borrajas. Pero realmente hay bastante pocas que podamos decir exclusivamente que son "de temporada". Entre las especies que rompen la monotonía invernal destacan los madroños (Arbustus unedo). Arbusto típicamente mediterráneo, nos lo hemos encontrado con frecuencia en nuestras salidas por la sierra del Portanchito. Luce en invierno sus típicas florecillas blancas en ramilletes colgantes (panículas, para los más entendidos en el mundo desconocido de la botánica), y en gran número por todo el árbol, haciendo las delicias de los insectos más golosos. Es normal encontrarse un montón de atareadas abejas en estas flores, dada la carencia de otras flores en la temporada. Nosotros dejamos trabajar a las abejas y ellas a la cámara de Ana G. y la mía... y todos contentos.

El madroño también es extremadamente fácil de encontrar en los parques de la ciudad. Aquí, un madroño en el parque del Príncipe.