sexta-feira, 28 de dezembro de 2012

AMANITA CITRINA EN EL RISCO

       Este otoño lluvioso y templado ha sido sumamente prolífico en setas, aunque con algunas ausencias (como las macrolepiotas). Hemos recolectado tal cantidad de fotografías que no tenemos tiempo para analizarlas ni comentarlas debidamente, así que posiblemente haremos una macroentrada al comenzar el año de todos los hallazgos que no hemos podido ir explicando con tranquilidad. Sin embargo, vamos a hablar de una última especie, antes de cerrar todo este episodio. Y es que a pesar de tocar ya el invierno, seguimos encontrándonos más ejemplares en nuestras escapadas navideñas. En este caso, la subida al Risco en Sierra de Fuentes nos permitió toparnos con unos ejemplares de Amanita Citrina (pensamos en un primer momento que era junquillea, pero no es así), una preciosa amanita de color amarillento y pintas blancas en su sombrero que cumple con las tradicionales representaciones que se hacen de gran parte de las amanitas: "huevo" original, volva desarrollada, esporada blanca, sombrero convexo... Y también, al igual que muchas de su familia, la amanita junquillea es tóxica, aunque su veneno afortunadamente no es comparable a la fuerza de la oronja verde o la verna
    Por un momento llegamos a pensar que tal vez estuviésemos delante de la temible phalloides, pero esta última no tiene nunca trazas blancas en su sombrero, como si presentan la junquillea o la muscaria. Sin embargo, no las tenemos todas consigo, puesto que la junquillea habita fundamentalmente los pinares, y no tanto el alcornocal en el que nos la encontramos. Por otra parte, el fuerte olor a patata o rábano nos sirvió para salir de dudas y pensar que era la citrina la que teníamos delante.  Si queremos sacar consecuencias de todo este embolado de dudas, lo mejor sería no arriesgarnos a recoger nunca setas de este tipo, dado su polimorfismo...  

El lugar del hallazgo, un alcornocal camino del Risco.

segunda-feira, 24 de dezembro de 2012

TORMENTA NAVIDEÑA

    
 
     Las tormentas han dejado de ser cosa del verano. Y si hace un par de años la nieve invadía nuestas calles por estas mismas fechas, ahora lo hace el granizo, como nunca lo ha visto el GP en Cáceres. La cosa ya pintaba algo extraña cuando ayer por la noche, volviendo de la cena de Nochebuena, un termómetro marcaba 12 grados a la una de la mañana. A eso de las seis empecé a escuchar los primeros truenos, y ya me quitaron del todo el sueño ligero de la cerveza y la cena. Así que me puse a leer y preparar un mate, cuando un ruido infernal se levantó en la calle. Unas bolas de granizo de medio centímetro caían golpeando con fuerza todo lo que encontraban a su paso. Al par de minutos, una capa blanca cubría ya toda la calle, los coches y las terrazas. El agua que acompañaba la tormenta trazaba después formas sinuosas sobre la calle, arrastrando el granizo consigo. Mientras el GP, cámara en mano, disfrutaba del extraño espectáculo, entusiasmado por el fenómeno y preguntándose qué diantres pasaba.   
      En definitiva, un hecho extraño: de este día recordamos fuertes heladas, días de niebla perpetua, cielos azules, lluvia, e incluso nieve. Pero nunca la tormenta más fuerte y espectacular de todo el año. Tan solo en Holanda le había ocurrido algo similar con una tormenta con nieve... Si esto era el fin del mundo que preconizaban los mayas, habrá que esperar algo más. Quizás no mucho, dado lo loco que está el tiempo y lo poco que hacemos para remediarlo.
       Por cierto, la fecha obliga: feliz Navidad y próspero año nuevo, aunque esto último sea solo un propósito bienintencionado...
 
 
 Interesante gráfica: a una noche extremadamente calurosa para la época del año, le sigue un descenso de temperaturas.

sexta-feira, 21 de dezembro de 2012

PIZARRAS PLEGADAS EN EL GUADILOBA


Bancos de cantos rodados en una de las zonas cubiertas con el desembalse de agua del pantano., Los cantos provienen habitualmente de cuarzos, pizarras y grauwacas de los alrededores.
Estratificación de las pizarras ligeramente plegadas. En ocasiones, estas estructuras de apariencia metamórfica pueden estar causadas por las propias características de sedimentación.

       A principios de diciembre, presenciamos  sufrimos en nuestro cuerpo) la primera helada de la temporada, visitando el embalse del Guadiloba. Y aunque el GP no iba con la ropa adecuada para enfrentarse al grado bajo cero que imperaba bajo la alargada sombra del embalse, la visita fue sumamente agradable. El G.P. nunca había estado paseando por aquel lugar adehesado y se sorprendin con la abundante vegetación de ribera que aparecía en el mismo comienzo del valle del ríachuelo. Y a pesar de no encontramos ya con casi ninguna seta (salvo Amanita vaginata), sí pudimos observar lechuzas, carboneros y colirrojos, junto con alguna zancuda que no pudimos reconocer entre los juncos del río. Desgraciadamente nuestra cámara no está para dar cuenta de los descubrimientos ornitológicos. Pero sin duda en lo que más nos recreamos fueron en las curiosas pizarras que quedaban al descubierto en el cauce del río, como nos ha pasado en otras ocasiones.
    Como ya hemos mencionado aquí más de una vez, toda esta zona está geológicamente hablando vinculada con el Alodomo extremeño o CEG, o el antiguo conjunto esquisto-grauváquico. Esto hace que toda esta zona sea una sucesión interminable de pizarras y grauwacas que solo quedan al descubierto en los riberos de los ríos o en las trincheras de las carreteras. La peculiaridad del lugar es la posibilidad de observar diversos plegamientos sobre las pizarras, que habitualmente no han sido afectadas por un metamorfismo excesivamente riguroso. Esto hace que las pizarras tengan curiosos aspectos de concha de ostra, provocado por los continuos pliegues sobre los primitivos sedimentos. Junto a estas fotogénicas pizarras, también nos encontramos filones de cuarzo desgarrados de la roca originaria pero en los que se observa perfectamente el encaje antiguo sobre la pizarra. Esto hace que los cuarzos tengan formas llamativas de enrejado o forjado, que no tienen nada que ver con su cristalización típica, sino con el mencionado encaje sobre la pizarra. Comparado con otros lugares del Guadialoba, merece la pena desplazarse hasta aquí y contemplar estas pequeñas delicias geológicas.

 Dientes de perro típicos en las cercanías del cauce.

quinta-feira, 13 de dezembro de 2012

RANITAS POCO DORMILONAS



      Presentamos aquí a unos animalitos poco deseosos de irse a dormir la larga siesta invernal. Aunque ya no es frecuente encontrarlas en esta época fría y de primeras heladas, aún quedan rondando por el campo las últimas ranitas meridionales, rezagadas si el tiempo no es demasiado frío y hay comida. Y todavía se pueden ver nadar a las ranas comunes por algún estanque más o menos protegido. Esto nos lleva otra vez al campo de mi señor padre en Sierra de Fuentes -donde a 10 de diciembre, todavía recogíamos los últimos níscalos-. Él ha sido el afortunado que vio la rana meridional (Hyla meridionalis) entre unos arbustos, hace ya un par de semanas; aseguraba que hacía años que no las veía en la parcela. Como siempre decimos, haberlas las hay, pero son necesarios unos ojos agudos para identificarlas por su perfecto mimetismo (aunque más de uno me ha asegurado que no es tan difícil como parece).  La otra especie que encontramos es la omnipresente rana común (Rana perezi). Había un grupo de ellas nadando plácidamente y pensamos que quizás querían salir del estanque para poder invernar.
 
 

segunda-feira, 3 de dezembro de 2012

NÍSCALOS Y MEMBRILLOS EN SIERRA DE FUENTES


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El níscalo es bastante fácil de reconocer: formas circulares anaranjadas en el sombrero, esporada anaranjadas y tronco con pequeños agujeros del mismo color. Las láminas verdean rápidamente con el roce y es conveniente no tocarlas en la recogida ni tampoco aplastarlas en nuestra cesta o bolsa.
La recogida del GP, esta vez no solo para las fotos del blog, sino para su degustación. Se puede notar que al ser cortado, el níscalo suele estar hueco en el interior del pie. La recogida corresponde al 20 de noviembre, pero diez días más tarde aún se podía encontrar alguno digno de consumirse.

      Apuramos estos días para terminar nuestra selección de setas del otoño del aciago 2012 (que no será el fin del mundo porque el 2013 será aún peor, según anuncian los agoreros). Por eso, el GP ha decidido poner tantas setas en su vida, para alegrar el desastroso ambiente que se masca este mes de diciembre. Y qué mejor manera que con unos cuantos níscalos recogidos en Sierra de Fuentes y servidos en un plato preparado por los suegros. El GP nunca había visto níscalos en el campo de su señor padre, en las cercanías de Sierra de Fuentes, ni en ningún sitio de los alrededores. Quizás sea un hallazgo poco común en nuestro entorno y por eso vamos a dar una pequeña explicación. Hace veinte años el padre del GP plantó un puñado de pinos carrascos, traídos de Orense. Distinto a los típicos piñoneros mediterráneos, mi padre echaría pestes de las procesionarias que traían estos pinos consigo y siempre amenaza con cortarlos al final de cada invierno. Pero por fin, después de tantos años de juramentos y amenazas incumplidas, vemos que estos pinos gallegos han permitido crecer otros seres más benignos y suculentos para el estómago como estas setas. Los níscalos, efectivamente, crecen en los pinares (por eso las Hurdes es productora de primer orden de este hongo), pero no todos: el suelo de los piñoneros no contaba con ninguno de ellos. Quizás la falta de musgo o de humedad, o que su acícula no es tan agradable para el señor Niscalo, vayan ustedes a saber. El caso es que este otoño, los níscalos han acabado en la barriga del G.P. y de sus suegros. Mi padre, tan buen jardinero como micófobo, desistió en probarlos, al igual que las macrolepiotas que crecen todos los años al principio del otoño casi en el mismo lugar.   
Membrillos y zamboas: tan abundantes que el GP se llevó un par de bolsas enteras para repartir entre los parientes.          

quarta-feira, 28 de novembro de 2012

PANEOLOS ALUCINÓGENOS EN LA DEHESA DE CONEJEROS


      Los primeros fríos van entrando en nuestra región, y la época de las setas también llega poco a poco a su fin. Pero aún quedan muchos ejemplares por cubrir y prueba de ello son esta particular seta que el G.P. descubrió la semana pasada en la dehesa de Conejeros: el paneolo  alucinógeno. Sobran comentarios con semejante nombre. Nuestra particular y largirucha seta tiene propiedades que van más allá de los gustos culinarios o de un mero dolor de barriga. Hace pocos años, la familia de los paneolos eran fáciles de encontrar entre las sustancias que ofrecían las smart shops en nuestro país y hoy en día es una seta interesante para aquellos que quieren experimentar en el campo de las percepciones sensoriales. Al igual que otros tipos de setas o el cannabis, estos paneolos tienen la capacidad de producir trastornos en la experiencia espacial o temporal, creando distorsiones en la percepción del espacio (curvaturas de líneas, pérdida de perspectiva, colores...), aunque lo de ver marcianitos verdes todavía es algo que no les ha ocurrido a los que han degustado esta seta.
     Para aquellos interesados en este tipo de consumo, hay que advertirles que los paneolos no aparecen en todos los sitios: crecen con frecuencia sobre los excrementos de las vacas (lo cual no lo hacen muy atractivo para comerlos, la verdad) o sobre praderas muy abonadas y húmedas. En cualquier caso, es necesario buscarlos en lugares frecuentados por el ganado vacuno, donde podemos encontrar también otras setas interesantes (aunque no alucinógenas). La dehesa de Conejeros, que es donde los hemos localizado, cumplía bien los requisitos: sus praderas son atravesadas por riachuelos y fuentes en esta época y los excrementos vacunos son abundantes. El paraíso para este tipo de setas, que crecían por puñados en cada punto oscuro del suelo. La figura del paneolo por otro lado es inconfundible. Suelen ser habitualmente muy esbeltos y largos, con un sombrero esférico y cerrado. Para distinguir el paneolo alucinógeno de otros tipos como el anillado, deben reconocerse pequeños girones en el límite de su sombrero. El paneolo anillado, por otra parte, se le reconoce un anillo en mitad del pie, mientras que en el paneolo alucinógeno suele estar ausente. De cualquier forma, la confusión entre ambas especies puede ser frecuente, dadas sus costumbres a crecer en los mismos sitios...
Dehesa de Conejeros: un lugar apropiado para encontrar este tipo de hongos.

terça-feira, 20 de novembro de 2012

AMANITA VAGINATA VS. VOLVARIELLA SPECIOSA, SETA COSMOPOLITA...


Volvariella Speciosa, recién salida de la funda envolvente y con su sombrero viscoso y sin estrías (Fuente Hinche)
Volvaria a con el sombrero desplegado, y con
 pequeños hongos a sus pies
(Entorno de los Barruecos)

 Volvariella Speciosa en Aldea Moret.
    
























Margen estriado de la amanita. La cutícula
del sombrero es menos viscosa que la de
volvarias. 
Esporada blanca, típica de las amanitas 
y falta de anillo. 

    Esta quizás será la cuarta revisión que hacemos de estas dos setas, Amanita vaginata y la volvaria en comparativa, y por ello creo que el GP vuelve a publicar la entrada, que nada tiene que ver ya con la original. Pero el aficionado poco experto se puede encontrar con estas dos especies en lugares bastante próximos entre sí, y en condiciones que pueden llevar a equívocos.       Por ser además la Volvariella speciosa una de las setas más típicas y características del entorno de Cáceres, le vamos a prestar algo más de atención.  El GP la ha encontrado en lugares tan distintos como el Parque del Príncipe, la sierrilla, los Barruecos o el Calerizo... Esta seta es un auténtico todoterreno que se adapta a cualquier tipo de suelo. Ya sea calcáreo, silíceo, ácido, arenoso o arcilloso, todo parece venirle bien a esta seta. E igualmente podemos hablar de la vegetación: prados y pastizales, vegetación de dehesa, parques... Esta es una seta típica de los prados, saprófita, y muy abundante a partir de mediados de noviembre y que se puede ver hasta bien entrado enero, aguantando incluso las heladas. 
 Las amanitas del grupo vaginata, en principio, actúan como micorrizas especialmente con coníferas -aunque no exclusivamente, como ocurre en nuestro entorno-, y es relativamente fácil verla en suelos ricos en humus con diferente vegetación. Esto hace de la Amanita una seta que rivaliza con los champiñones en cosmopolitismo. Y no solo esto, es también una de las setas más extendidas geográficamente por los continentes templados. Estas amanitas son de un tipo algo distinto del resto de su grupo: sin anillo, sin el típico huevo y tan solo con una funda en el pie, las acerca en términos de apariencia a otras especies como la volvaria... 




    ¿En qué se parecen la volvaria y la amanita vaginata?
   Estas dos setas son bastante fáciles de reconocer en las dehesas y bosque mediterráneo, que es donde suelen coincidir. Tienden a exhibir un porte alto y elegante con un sombrero entre blanco y grisáceo, aunque la volvaria es algo mayor. A diferencia de la mayoría de las amanitas y al igual que las volvarias, el grupo vaginata no muestra anillo alguno. También la volva es similar, en forma de bolsa envainante. Las láminas son decurrentes y la esporada es blanca en ambas, aunque tiende a cambiar en la volvaria hacia el rosado. Por si fuera poco todo esto en el sombrero aparecen en ambas especies, girones blancos de la bolsa envolvente,  

    ¿En qué podemos diferenciarlas? 
    En principio, el entorno en el que nacen es relativamente distinto. La amanita no es una seta presente en prados y pastizales, como acostumbra a hacer la volvaria. En cambio la volvaria sí puede aparecer en los linderos de bosques, dehesas y zonas con arbustos. Y es en estos lugares donde podemos hacernos el lío. 
   Afortunadamente, existen algunas diferencias que hacen que cuando ambas especies aparecen juntas, sea bastante sencillo distinguir una de otra. Cuando las volvarias y vaginatas se hace adultas, su estupendo sombrero se abre por completo. Es entonces cuando podemos observar una de las características típicas de las amanitas vaginatas, y que falta por completo en la volvaria: el fino estriamiento en el reborde de su sombrero.
   Sin dejar el sombrero de lado, la volvaria se reconoce frente a la amanita por el carácter viscoso y húmedo de su sombrero, frete a la cutícula relativamente seca de la amanita. Esta diferencia no se reconoce tanto en los días de lluvia o rocío, pero al recolectarla, el sombrero de la volvaria es frágil y tiende a deshacerse mientras que el de la amanita es más recio. 
   Por último, y esto se ve mejor en los ejemplares adultos, las láminas de la volvaria tienden a tonalidades rosadas, mientras la amanita mantiene el blanco original. 
    
    ¿Se pueden consumir ambas setas?
   En términos culinarios tanto la Amanita vaginata como la Volvariella speciosa se pueden consumir, aunque en la primera solo después de haber sido cocida previamente. Su relativo parecido con otras setas venenosas -en especial la temible Amanita phalloides- debe desaconsejarnos su recogida y consumo, especialmente para aquellos pobres ignorantes de la vida como el GP que andan por el mundo investigando estas cuestiones sin tener demasiada idea del tema.  Básicamente la temida phalloides presenta un huevo bien presentero y un anillo que las distingue de las otras setas de las que estamos hablando, pero el sombrero verdoso de algunas variedades de volvarias puede ser sorprendentemente parecido al de las amanitas phalloides, así que cuidado. La ignorancia atrevida se puede volver algo indigesta, cuando hablamos de setas...  
        

Sombrero desplegado por completo,  mostrando manchas blancas y las estriaciones típicas del borde (Cerro Otero, Sierrilla)
Amanita vaginata a la izquierda, volvaria a la derecha (Olivar de los frailes).





quarta-feira, 14 de novembro de 2012

SETAS DE OLIVO EN EL OLIVAR DE LOS FRAILES



 


     Alguna vez hemos dicho que fundamentalmente hay dos clases de setas. Aquellas que merecen la pena ser degustadas, y aquellas que merecen la pena ser contempladas. Algunas privilegiadas, como las macrolepiotas o la amanita cesárea, están en ambos grupos. Pero el hongo del que hablamos hoy pertenece si duda al segundo grupo: es tan hermoso como tóxico para el consumo. La seta del olivo, o dicho para los biólogos puristas allegados al latín, Omphalotus olearius. 
    Este magnífico hongo anaranjado lo encontramos paseando por el Olivar de los Frailes a principios de noviembre y presumiblemente aparecerá en aquellas zonas silíceas con olivares como las que son propias de la Sierrilla; en cualquier caso el GP no encontró más de tres o cuatro ejemplares en su paseo y evidentemente pasa menos desapercibido que el resto de los hongos, además de tener un tamaño considerable. Suele crecer sobre tocones de olivos, pero en este caso lo encontramos en el suelo, vinculados a las raíces de estos árboles. Ningún aficionado debería confundirlo con níscalos, rebozuelos y demás parientes naranjas. Sin llegar a ser mortal, ha causado intoxicaciones bastante serias. Su vinculación con el olivo debería sacarnos de dudas para nuestras latitudes y sentir desconfianza ante las setas naranjas que crezcan junto a ellos. El GP le ha dedicado a estas setas unas cuantas fotografías y una entrada propia. Por hermosas.
 
 
     El Olivar de los Frailes, con la Casa de labranza de fondo, un buen lugar para encontrar esta seta. El GP ha descubierto este parque tardíamente para las setas. Su variada vegetación autóctona, combinando olivar, dehesa, prado y umbría permite una variedad de setas muy interesante. Será el tema de próximos post.

segunda-feira, 12 de novembro de 2012

UNA PIEDRA CURIOSA...





       Como es ya tradición, cada vez que Juan y yo bajamos a los columpios del Rodeo solemos desviarnos un poco y bajar a Fuentefría, para que el pequeñajo se entretenga tirando unas cuantas piedras al riachuelo y yo viendo algún bichejo. Cual sería nuestra sorpresa cuando llegamos allí que nos encontramos todo en obras y el rincón donde yo solía observar los fósiles vegetales de las tobas calizas habían desaparecido. Sentí cierto pesar por dentro,sobre todo cuando dudé una vez en arrancar alguna piedra para ponerla en un lugar más seguro o sencillamente llevarla a casa. Pregunté al capataz de la obra dónde podían haber ido a parar las calizas. Él me dijo que se habían reutilizado: "Ha venido una arqueóloga para inspeccionar el patrimonio y favorecer su conservación". Pero parece que las diminutas plantas no merecían la pena, o habrán entendido que hay otras muchas enterradas en el Marco y que no se acaba el mundo por tres pedruscos menos. En cualquier caso, la restauración ha dejado la pendiente rocosa al descubierto y en ella encontramos más depositos calizos, o eso nos pareció. Por otro lado, cuando remueves una piedra salen otras, y tuvimos la gran suerte de encontrarnos, subiendo la pendiente que va hacia los huertos del otro lado del cauce, una enorme losa cuarcítica repleta de restos fósiles. Estos resultaban similares a los que de cuando en cuando encontramos en la parte vieja, pero en un mayor tamaño; suponemos que pertenecen a algún nivel de cuarcita armoricana que ha preservado ocasionalmente estos restos fósiles, sin que todavía la hayamos localizado en ningún lugar particular del sinclinal.
      La pregunta que se hacía el GP cuando abandonaba el lugar era si volverían a recolocar esa piedra o la tirarían a una escombrera. Entonces una sombra azul atravesó como una flecha el cauce del riachuelo. Un martín pescador se había introducido entre la maleza y ya era imposible distinguirlo. La fugacidad parece estar al orden del día en todo el mundo que nos rodea.


Las obras en Fuentefría por la escuela-taller han removido toda la zona y limpiado el cauce. Ahora se pueden ver con claridad indicios de más tobas calizas en los cortes del cauce. 

terça-feira, 6 de novembro de 2012

RECONOCIMIENTO DE LEPIOTAS TÓXICAS EN LA DEHESA DEL JUNQUILLO


Macrolepiota phaeodisca.
      En nuestra últimas visitas estamos acumulando tal cantidad de información de setas que el GP tiene que decidirse por alguna. Como parece que alguna entrada sobre las lepiotas tóxicas ha tenido cierto interés últimamente, vamos a hablar algo más sobre el asunto. En estas semanas pasadas la Lepiota cristata o lepiota maloliente ha invadido con profusión las dehesas de los alrededores, mientras que las macrolepiotas apenas han hecho acto de presencia. La diferencia fundamental entre ellas parte del tamaño, que permite distinguir bien una de otra. Si las pequeñas lepiotas apenas se levantan unos centímentros del suelo y su diámetro cabe perfectamente en la palma de la mano, las macrolepiotas se alzan con aspecto de falos casi diez centímetros antes de abrir su espléndido sombrero. Sin embargo, sí encontramos en la dehesa del Junquillo gran cantidad de champiñones silvestres, a priori comestibles aunque sin detenernos demasiado en averiguar su especie particular. Así que hemos decidido hacer una comparación entre el champiñón silvestre y esta pequeña y peligrosa lepiota (aunque igualmente hermosa y agradable de encontrar en el campo, todo hay que decirlo). La confusión entre ambas especies es bastante difícil, pero siempre es buena tenerla presente...   

       Las lepiotas pequeñas (entre ellas la cristata, helveola) son algunas de las setas más comunes de encontrar en Cáceres y abunda en todas las dehesas y pastizales de los alrededores, como en la zona del Junquillo, el Olivar de los frailes, en la Sierrilla o las zonas adehesadas de la Sierra de la Mosca. No es la más peligrosa de las lepiotas pequeñas: algunas de ellas pueden provocar intoxicaciones mortales y se han registrado casos en nuestra provincia sin ir más lejos. El consumo tradicional de las macrolepiotas ha conducido en ocasiones a equivocaciones fatales con especies como la lepiota helveola, algo más grande y alta que la lepiota que estamos comentando. En cualquier caso, se recomienda abstenerse a recolectar cualquier lepiota que no supere los diez centímetros de altura.
Macrolepiota phaleodisca frente a champiñón silvestre. El sombrero de la macrolepiota tiende a hacerse mamelonado y abierto, frente al del champiñón, que en muchos casos se mantiene levemente convexo. Por otro lado, el mamelón de la lepiota siempre se mantiene oscuro, frente a las escamas claras del champiñón silvestre. 

 Champiñón silvestre vs. lepiotas. La esporada del champiñón silvestre tiende a oscurecerse cuando se hace más adulto y mantiene un reborde claro en muchas ocasiones. En cambio, las lepiotas mantienen la esporada blanca siempre.
Champiñones y lepiotas, creciendo bastante cerca, en las dehesas de las  Capellanías. 

sábado, 3 de novembro de 2012

ARQUEOLOGÍA INDUSTRIAL: EL HORNO DE CAL DE "LA CUEVA"



Exterior del horno y escalera de acceso a la parte superior.
 

Bóveda en ladrillo en la sala previa al horno. La puerta permanece semitapiada. Muy posiblemente, este era el lugar para almacenar la leña y desde donde se alimentaba el fuego que fundía la roca caliza.
 
 Interior del horno, construido en pequeños sillares de granito, más resistentes al calor que la caliza. Las paredes están cubiertas en buena parte de escoria provocada por las altas temperaturas: el horno se cubría de piedra caliza y se dejaba cocer durante más de cinco días, hasta que la cal estaba preparada. 
 
 El horno, visto desde su parte superior, repleto de retamas e hinojos. No hay que olvidar que los hornos de cal solían estar construidos por debajo del propio nivel del suelo para conservar el calor.
 
Muestra de funcionamiento de un horno de cal (la fotografía
no es del GP)
      Atravesando el desolador camino del vertedero del cerro de Cabezarrubia, el GP deseaba ir hasta la dehesa del Junquillo, a probar suerte e intentar ver alguna macrolepiota interesante para regalar a su suegro. Sin embargo, si el camino no era atractivo a nivel paisajístico, para un aficionado a las piedras como el GP no deja de tener su interés. El vertedero es un muestrario gratis de toda la geología del sinclinal, aunque un poco incómodo de atravesar. Sin embargo, lo que nos desvió definitivamente de nuestro objetivo fue el descubrimiento de este horno de cal emergido entre el mar de escombros. El GP desconocía su existencia y se quedó allí un buen rato fotografiando el evento: dos magnificos hornos a los que se podía acceder a pie era una tentación demasiado grande para dejarla pasar. Lógicamente cuando se quiso dar cuenta, se le había hecho muy tarde. Las setas tendrían que esperar otro día.
        Los hornos de cal han tenido gran importancia en la ciudad. Hay que pensar que para una provincia que apenas cuenta con yacimientos calcáreos, Cáceres se convertía en un lugar privilegiado por el Calerizo, y la cal (óxido de calcio) tenía amplias propiedades usadas desde antiguo: como desinfectante o como material de construcción, era requerida por ganaderos, enfermos, constructores... La demanda, antes de la creación de un mercado nacional bien articulado a partir de los sesenta, estaba asegurada para los empresarios y trabajadores del sector, cuya importancia se tradujo en su propia calle de la ciudad (la bien conocida calle Caleros). Los hornos de cal se contaban por decenas,  distribuidos extratégicamente en los alrededores de canteras y zonas calizas. Actualmente muchos de ellos han desaparecido por la expansión urbanística. Otros han sido protegidos (como el que está en la estación de autobuses). El que le mostramos ha tenido su mejor aliado en... los escombros. Y merece la pena desviarse desde el Junquillo para observar los restos históricos de una etapa preindustrial desconocida y en peligro de desaparición en nuestro entorno.
      Como hemos apuntado otras veces, no nos cansamos de repetir que la arqueología industrial es una asignatura pendiente de la conservación de nuestro patrimonio. Desgraciadamente, la coyuntura es la peor que podemos imaginar: sin recursos públicos y con un legado medieval que se lleva toda la atención, cuando queramos reaccionar será demasiado tarde y se habrán perdido muchas cosas valiosas por el camino. 

quarta-feira, 31 de outubro de 2012

SETAS EN LOS PARQUES CACEREÑOS (II)

Un precioso yesquero (seta pipa) resiste en el tronco cortado de un alcornoque frente a otras setas que ya han concluido su ciclo vital.
La misma  seta pipa un par de semanas después, cubierto de una nueva generación de colibias (posiblemente).
    Sin que esto resulte arrogante o discriminatorio, las personas que portan curiosidades aristotélicas (o algo parecido) nos sentimos a veces gente algo rara. Frikis o nerves, como dirían algunos, necesitados de conocimientos estúpidos e inútiles sobre las cosas que nos rodean, como si la vida nos fuera en ello. Así que cuando te encuentras de cuando en cuando con alguien de tu misma especie, ensimismado en las mismas tonterías que tú, la sensación es peculiar, entusiasta. Estabamos el otro día después de la lluvia, capturando fotos de setas en el Parque del Príncipe, como de costumbre, cuando de pronto un chaval de unos doce años se acercó a mí. Estaba paseando un perro más grande que él y lo separó de Juan. Me preguntó entonces con cierta sorpresa:
     - Así que tú también coges setas...
     Yo le respondí que no, que no me atrevía y que tan solo las clasificaba.
     - Pues yo sí, estas de aquí, dijo apuntando a una seta de chopo, las he cogido alguna vez, pero no están muy buenas que digamos.
      - Y qué otras setas has visto por aquí?
     - Más arriba he visto algunas amanitas y también lepiotas albas. He reconocido también tres tipos de champiñones, pero solo uno es comestible. Y también he visto coprinos, esas setas que no se pueden acompañar de alcohol...
Cuando el chaval empezó a largar nombres científicos como quien cuenta la alineación del Real Madrid, el GP se sintió delante de un espejo que le hubiese quitado más de veinte años. Y naturalmente, empezó a emocionarse también.
     -También he visto una que se llama australopithecus, aseguraba este chico.
    - Una seta que se llama como los monos... Curioso, dije, sin querer ofenderle. Él se dio cuenta rápidamente de su error y los dos sonreímos.
    Después de una instructiva charla en la que compartíamos hallazgos y sorpresas, nos dijimos  adiós y nos deseamos una buena caza de setas mutuamente. Ahora a veces, cuando paseo por el parque con Juan, buscamos esa presencia cómplice oculta tal vez tras un arbusto, al hallazgo de alguna maravilla de la naturaleza... 
Típico cuesco de lobo (Vascellum pratense) maduro, cuando libera las esporas del interior para su propagación.

Cuando coincidimos este chico y yo había una auténtica explosión de setas de chopo por todos los árboles de este tipo y los sauces del parque. Él aseguraba sin embargo que no son demasiado deliciosas para ser consumidas. 

Justo después de la lluvia, los marasmios y colibias crecen en los bordes del parque. Este podría tener cierta apariencia de senderuela, pero su pie está hueco por dentro, y las láminas mucho más apretadas. En cualquier caso, el ramillete se merecía una fotografía.