terça-feira, 31 de julho de 2012

EL ENCANTO DE LO MINÚSCULO: APATITO SOBRE PIROFILITA



     Para concluir este mes de julio antes de emigrar hacia climas más benignos, el G.P. ofrece esta foto de archivo que tenía guardada desde hace algunos meses y que nunca encontraba el lugar para ser publicada. Este hermoso cristal de apatito fue obtenido en las minas de Valdeflórez el verano pasado, hace justamente un año. Está formando el tambor típico de su forma cristalina y su color lo distingue claramente del filoncillo de pirofilita verdosa sobre el que descansa. Lo acompañan también de pequeños cristales de cuarzo. El cristal no rebasa los dos milímetros, así que no se esperen los coleccionistas ni buscadores de yacimientos el encontrarse con ejemplares enormes por la zona.

quinta-feira, 26 de julho de 2012

CRUZIANAS EN EL POLVORÍN DEL PASEO ALTO

           La cuarcita armoricana emerge en las cercanías del antiguo polvorín del Paseo Alto.

        Hace algún tiempo, el G.P. distinguió unas aparentes cruzianas en el museo natural que constituyen los muros del Cáceres antiguo. Pero necesitaba lógicamente la corroboración de campo de que estos icnofósiles se daban realmente en nuestra zona. Por más que estuvimos revolviendo la cuarcita armoricana de aquí para allá, jamás nos encontramos con ningún ejemplar hasta que casualmente nos topamos con una en el Paseo Alto hace unas pocas semanas. Naturalmente, seguimos investigando Juan y yo hasta que por fin nos encontramos con la corroboración definitiva: un interesante ejemplar en el que varios rastros de cruzianas se superponen entre sí y crean sus típicas formas hechas al azar, como si de piezas de puzzle se tratara.
      El descubrimiento de esa última pieza devolvió al G.P. a su estado de niñez, en el que la sorpresa era la orden del día y no un lejano sentimiento que nos visita de cuando en cuando. Esto le hace recordar todos los elementos que intervinieron en el descubrimiento (aquí advierto que nos ponemos sentimentaloide). Una suave brisa del oeste agitaba los eucaliptos y hacía olvidarnos del calor asfixiante del verano. De cuando en cuando, el viento dejaba escucha bandadas de abejarucos canterrujeando por encima de la copa de los árboles. Mirando al frente, el cerro se corona con el antiguo polvorín, símbolo de una lejana guerra civil. Las ruinas del cuartel evocaban lastimosamente ese poema de Quevedo "miré los muros de la patria mía..." y daban un toque artificialmente romántico al lugar. Y finalmente, ante mis ojos y bajo mis pies, las cuarcitas, nuestra meta definitiva. Perennes, siempre presentes, superando épocas geológicas enormes y crisis financieras efímeras. El G.P., pacientemente, examina las superficies de las rocas, levanta una detrás de otra del suelo terroso, y como siempre, cuando la búsqueda parecía acabar en un fracaso total, distinguimos la forma de la preciada cruziana en uno de los bloques de cuarcita. Doy saltos de alegría, hablo conmigo mismo y recorro con los dedos las formas dejadas por animales marinos hace cientos de millones de años. "Qué suerte, qué suerte...". En la alegría casi no me doy cuenta que mi dedo sangra tras haber intentado partir una cuarcita como un primitivo homo erectus. Pero da igual. Como podría haber dicho Aristóteles: bienaventurado el hombre que recupera la sorpresa ante el mundo porque siente que la vida recupera su más profundo sentido. 
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  La primera cruziana que me encontré en compañía de Juan.
El pedrusco de cruzianas que me hizo dar saltos de alegría. Tanto para tan poco, podrán pensar. Pues así es.

Recreación de unos trilobites dejando un rastro en el fondo del mar. Este será el origen de los icnofósiles conocidos como cruzianas, semejantes a los del Paseo Alto.

domingo, 22 de julho de 2012

CRINOIDEOS EN EL NUEVO CÁCERES (II)

    
 Roca en la que pueden observarse los tallos de crinoideos de la fotografía de abajo...

    Ampliamos con más fotografías este yacimiento fosilífero cacereño: estas fotos se tomaron en el parque (sin nombre aparente) que aparece entre el Ateneo y la calle Estambul, en el límite del Nuevo Cáceres. El desnivel que se abre en la parte oeste del parque, así como algunos grandes fragmentos de rocas conservados en el mismo parque, permiten reconocer estratos fosilíferos muy ricos en los crinoideos de los que hablabamos últimamente.
    Ante la belleza y relevancia de estos fósiles, uno se pregunta si las autoridades locales tienen conocimiento de este yacimiento y si este patrimonio natural no debería estar algo mejor conservado, o incluso señalizado por interés cultural o escolar. Y esto es una lástima, porque existen como este, varios enclaves geológicos en la propia capital cacereña que serían dignos de una gestión adecuada y también de mayor publicidad. Desgraciadamente, en los tiempos que corren todo este tipo de posibilidades parecen disiparse en el más completo olvido. Por otro lado, el GP se pregunta también si una mayor publicidad de estos lugares y su completa falta de protección no estimula también a los coleccionistas sin demasiado interés conservacionista a saquear estos yacimientos (y la tentación a veces es grande incluso para el propio GP...).


 Multitud de restos crinoideos salen profusamente a la luz junto a la carretera de Mérida.
Zanja en la que se encuentran estos estratos fosilíferos. Se nota perfectamente el carácter calizo del suelo por las arcillas rojas, propias del Calerizo y la lixiviación del terreno.

segunda-feira, 16 de julho de 2012

CRINOIDEOS EN EL NUEVO CÁCERES

Un tronco ensamblado de estos lirios de mar, hallado junto al antiguo horno de cal de la estación de autobuses.
Detalle de uno de los segmentos, finamente radiados. Este proviene de una caliza de las escombreras de la antigua cantera de La Cañada.

    Crinoideos "in situ", en una zanja cercana al edificio del Ateneo de Cáceres. Este es el mejor lugar para observarlos sobre el terreno. Atento, Valentín, que bajo el Ateneo hay pequeños regalos de la geología...
  
    Seguimos investigando, como verdaderos detectives, lo que fue en un tiempo muy lejano el mar de Cáceres (hace más de 300 millones de años) y el G.P. tiene la sensación de haber encontrado una de las últimas piezas del complejo puzzle que estaba completando. Después de consultar múltiples referencias y búsquedas en vano, hemos dado por fin con fósiles de crinoideos (o lirios de mar, que suena más fácil) que aparecían en algunos estratos calizos del Calerizo cacereño. Y claro, una vez descubierto el primero, el GP los encuentra ahora por todas partes, hasta en los  vertederos. Para conseguirlo, es bien fácil: hay que guiarse por las calizas negras o grisáceas de nuestros alrededores y empezar a investigar en las superficies de las mismas bandas blancas o pequeños puntos redondeados compuestos con infinidad de pequeños radios, como si de una diminuta rueda de bicicleta se tratase. Si tenemos la fortuna de encontrar alguno de estos, hemos dado con los restos fósiles más comunes de estos fabulosos animalitos: los fragmentos de sus tallos, un pequeño resto que difícilmente nos da verdadera idea de sus verdaderas proporciones y forma, pero que delata su antiquísima presencia sobre nuestra región.

Estratos calizos vinculados a estas biomicritas y
cerca del contacto con las pizarras grises. Cercanías
del Ateneo.
    Siendo más precisos y citando a los que más saben de esto (me refiero aquí el estudio de Encinas Guzman sobre rocas carbonatadas cacereñas, 1996), podemos considerar que las calizas donde se ubican estos crinoideos son "biomicritas" -calizas de origen orgánico- del Carbonífero inferior, siendo similares a las que se han encontrado en el sinclinal de la sierra de San Pedro. En nuestro sinclinal no resultan demasiado abundantes en relación con el resto de las calizas y dolomías que predominan, sin prácticamente restos fósiles visibles, y se ubican en el techo de la formación, casi entrando en contacto con las pizarras de una edad ligeramente más reciente. Esto nos lleva a localizar sus yacimientos en una estrecha banda que va desde la estación de autobuses hasta el ferial, y que en buena parte yace dormida bajo el hormigón y el asfalto humano.
    Como curiosidad, nos podemos encontrar junto a estas rocas antiguas, fósiles de plantas mucho más cercanos a nosotros, hallados en tobas calizas cuaternarias, y muy similares a los que comentamos en una entrada reciente sobre el mismo asunto (las tobas de Fuentefría).    

Recreación de estos bichitos florales en pleno Carbonífero: algo parecido debía ser Cáceres por esa época. Estamos pisando antiguas selvas animales submarinas. La presencia de estos fósiles nos da a entender que el mar cacereño no era demasiado profundo y permitía una fauna marina propia de arrecifes y territorios costeros.
Actual lirio de mar, pariente lejano de nuestros fósiles.

segunda-feira, 9 de julho de 2012

CUARCITAS BANDEADAS DE LA MONTAÑA



      Los infortunios se ceban en nuestros intentos de proseguir con normalidad el blog, y no es para menos. Entre el trabajo y la salud de Juan, el G.P. ha dejado su cita semanal con su página para otros momentos menos ajetreados. La primera incursión de Juan en el hospital se saldó con una operación de hernia, y eso nos ha tenido muy ocupados en la última semana. Para agradecer que todo salió bien, Inma subió a la Montaña para dar gracias a la Virgen. Yo aproveché para pasear con Juan y echar un vistazo a los peñascos cuarcíticos, a ver que nos encontrábamos. Como las salamanquesas no se dejaban fotografiar y Juan no estaba para muchos saltos, decidimos investigar los pedruscos. .Las rocas que aparecen aquí son cuarcitas bandeadas datadas en el silúrico, similares a las que se ven en algunos estratos de la Ronda Norte y en la cantera del Portanchito, aunque aquí se pueden apreciar con especial belleza, creando taludes enteros finamente dibujados. Estas cuarcitas son responsables de la segunda cadena montañosa que conforma la sierra de la Mosca, siendo los crestones del norte más antiguos, formados por la cuarcita armoricana y los que miran hacia el sur, los dominados por este tipo de cuarcita bandeada.  

Restos fósiles que emergen en las cuarcitas de cuando en cuando.