sexta-feira, 30 de outubro de 2015

SETAS DE LOS PRADOS: BEJINES

Bejines: las setas favoritas de los niños. No por sus cualidades culinarias -ramplonas-, sino por ser la la família de las típicas setas bomba que explotan cuando se secan. Juan y el GP se lo pasan en grande reventándolas cuando son adultas.
 
No acaban de arrancar las setas este año; a pesar de la lluvia, las grandes estrellas perseguidas por micólogos (descontando los champiñones) no acaban de parecer, al menos cerca de Cáceres. Un paseo en bicicleta por los prados y dehesas de las  Capellanías nos ofrecen sin embargo las setas típicas de la zona. En los pastizales cacereños lo normal es encontrarse con bejínes, a veces formando buenos corros de brujas, y esos bejínes pueden llegar a ser grandes como nuestros puños. Son habitualmente las setas más tempraneras en estos parajes. Aparte de los champiñones silvestres, es fácil encontrarse con tres géneros más por estas zonas: las volvarias (Volvariella speciosa), los clitocibes blancos y las senderuelas. Si el ganado suele pastar por la zona, añadimos también paneolos y estrofarias.
     Un bejín peculiar que halló el GP es el que presentamos con forma de pelota de fútbol, y con ese peculiar enrejado pentagonal oscuro. Por más que estuvimos investigando, no hallamos una relación adecuada con alguna especie, sin embargo, ahora optamos por tratarse de un ejemplar algo pasado de la muy común Bovista plumbea. Esta seta, cuando es joven, presenta la carne blanca, al igual que el resto de los bejines: es un buen dato para distinguir el género frente a las esclerodermas, de carne parda u oscura. Los pedos de lobo suelen presentar, además de carne blanca un pie algo más alargado. Nuestros bejines presentan un aspecto más redondeado.
    En cualquier caso, como decimos arriba, los pedos de lobo y bejines son las setas favoritas de los niños: son unos "petardos" o "bombas" naturales de lo más divertidas para estallarlas y llenar de "humo" el ambiente. Y encima estas setas se pueden encontrar desde el principio del otoño hasta el comienzo de la primavera... diversión garantizada.
 
Ya en terreno de dehesa (Santo Toribio), nos encontramos con muy pocas setas. Sin embargo, como apuntábamos la semana pasada, las estrellas de tierra y los marasmios aparecen por todas partes, y algunas de ellas con una espectacular belleza, gracias a la humedad del terreno.  
 

sexta-feira, 23 de outubro de 2015

DESPERTAR DEL CAMPO: MARASMIUS, ESTRELLAS Y CROCUS...

 
Diminutos Marasmius pueblan en gran número la sombra de las encinas. Si no fuese por su cantidad, estas pequeñas setas pasarían completamente desapercibidas.
 Entre la hierba seca del verano, van despuntando los crocus, primeras flores del otoño. Las snowdrops y los narcisos pálidos también han hecho ya su aparición.
Estrellas de tierra en todas sus fases: en el momento de eclosión del huevo, todavía en tierra, con sus brazos abiertos (posición de contacto con la humedad) y con los cerrados (posición para moverse).
 
    La impaciencia del GP fue mayor que la lógica y los ritmos de la naturaleza. Uno iba con la esperanza de que el último fin de semana, bien repleto de agua, permitiría un momentazo de setas recién eclosionadas. Pero las setas son caprichosas, y nos encontramos la cañada del Casar y el cerro Otero (lugar predilecto del GP para buscar hongos) prácticamente vacía de ellas. Tan solo una legión de diminutos marasmios rueda hizo que desenfundáramos la cámara y echásemos unas cuantas fotos a estas peculiares setas. Estas sí son agradecidas y bien tempraneras: las primeras de la temporada silvestre. Y junto a ellas, crocus y campanillas como flores acompañantes...
    Tres días después, el GP repite escapada. Outra vez, la esperanza fundada de un sol agradable que habrá hecho levantar las primeras amanitas, boletos o lepiotas, quién sabe. Tampoco hubo suerte; habrá que esperar un poco más. Eso sí, ahora sí teníamos un nuevo compañero que fotografíar: innumerables estrelas de tierra que en unos rincones determinados del encinar habían germinado abundantemente recogiéndose por decenas. Un descubrimiento curioso, puesto que la otra ocasión en la que habíamos visto semejante eclosión fue a finales del invierno pasado, rozando ya la primavera...       
 
De tanto buscar crocus y setas, acabamos encontrando esta magnífica mantis. Este bichito en cuestión todavía lleva el uniforme estival. El mimetismo se hace imprescindible para este cazador experimentado si quiere tener éxito con sus escurridizas presas.
Grupos de piruétanos junto a la cañada del Casar. Estos frutales desarrollan un peculiar sistema de defensa contra el calor estival peculiar: se deshacen de las hojas y adoptan ya la posición invernal, en un imprescindible ahorro de agua, similar al que desarrollan especies esteparias.

quarta-feira, 14 de outubro de 2015

MÁS SETAS DEL PARQUE: LACTARIOS DIVERSOS

     Un grupo de lactários crece entre el césped en compañía de chopos y negrillos. Las láminas son blanquecinas, pero con cierta tonalidad rosada. 

     El lactario del chopo con su típica leche blanca, muy picante, según entendidos...
    
     Ya huele por fin a otoño por el parque. Notas la humedad metiéndose en el cuerpo, las zapatillas mojándose al pisar la hierba, los niños perdidos de barro hasta las orejas... y por supuesto (para alegría de los micósofos), más setas que contemplar... Por cierto que la palabra "micósofo" acaba de acuñarla el GP, para designar la sabiduría de las setas que necesariamente no pasa por comerlas... Y una de estas setas que bien podrían ser tema de micosofía (pero no de gastronomia de micófagos) corresponde al lactario de los chopos, o Lactarius controversus, un magnífico hongo de considerable tamaño -puede llegar a los veinte centímetros-, de la familia de los níscalos y que como buena parte de los lactarios, tienen una carne tan picante que los hacen incomestibles. Sin embargo, estos lactarios son bien llamativos: su tamaño y su elegante porte los hacen visibles desde lejos junto a sus árboles acompañantes, los abedules, chopos y alisos. Además, es raro ver a estos hongos aisladamente: suelen crecer formando grupos lo que les hace todavía más visibles, como los buenos ejemplares que vemos arriba, en esa ocasión, más cerca de los olmos negrillos -se puede ver la hoja- que de los propios chopos, aunque siempre en un área cercana.
     El otro lactario que vimos estos días corresponde al lactario alcanforado(Lactarius camphoratus) creciendo bajo los piñoneros, en el lugar donde acostumbran hacerlo las rúsulas acres y los champiñones amarillentos. Comparado con el anterior es mucho más diminuto, aunque su porte también tiene cierta elegancia con un pie relativamente largo frente al sombrero. Los entendidos aseguran el olor fuerte de achicoria; el GP, resfriado como está, apenas percibe algo de ese aroma... Al igual que el anterior, tampoco resulta comestible.  
Un grupito de estas setas: a diferencia de otros lactarios, su leche no es demasiado abundante.

 Lactario alcanforado creciendo entre la acícula de los piñoneros. Este lactario sin embargo, puede crecer en otros muchos entornos.
 
Juan haciendo de Peppa pig, saltando en los charcos de lluvia. Acabó tirado en uno de ellos, con  la cabeza cubierta de barro.

segunda-feira, 12 de outubro de 2015

GLADIADORES ALADOS: LAS HORMIGAS TOMAN EL ESPACIO AÉREO DE LA CIUDAD

   En estos primeros días de octubre se imagina el GP que todo el mundo se ha quejado alguna vez de estas molestas hormigas voladoras que como cada otoño, levantan el vuelo tras la primera lluvia fuerte e inundan la ciudad con su vuelo torpe y atontado. 
Más allá de las molestias de tragarse uno de estos bichos o descubrirlo subiendo por el cuello, el GP quiere ver el lado heroico del asunto, y si siguiésemos un rato a estas hormiguillas seguro que nos encontraríamos algo fascinante detrás de su fugaz vuelo, como lo que ocurrió en nuestra visita por el parque del Príncipe, en el desfiladero -para las hormigas- del estanque circular.Así es la historia:

1. Dos hormiguillas muy chulas con sus alas en alto van por el parque en busca de un nuevo hormiguero. Pero tienen la mala suerte de cruzarse en el camino.  Mal ambiente...
2. "Como no te apartes aquí hay leches", dice la más presuntuosa y arrogante de las dos. Mientras, las alas y antenas han atraido la atención de otros colegas de vuelo y se acercan a trancas y barrancas -como las hormigas de la tele- al lugar del espectáculo.

3. Bing bang! Aquí las hormiguillas están ya a antenazo limpio, mientras que sus compañeras parecen estar diciendo "pe-le-a, pe-le-a", como colegiales, preparándose para saber quién es la siguiente en sacudirse.

 Al final, la cosa acaba mal para las pobres hormigas y quienes terminan contentos son los peces del estanque, que se meten un banquetazo de proteínas literalmente caído del cielo... Cosas de la vida. 

quinta-feira, 8 de outubro de 2015

BIOTITAS EN LA CARRETERA DE GARGANTA LA OLLA-PIORNAL


Cristales hexagonales y rectangulares de biotita bien formados, de carácter centimétrico, sobre pegmatitas de feldespato.

La mica biotita es un mineral bastante común en nuestro entorno. Presente en muchos de nuestros granitos, da a estas rocas su componente moteado oscuro. Sin embargo, encontrar buenos cristales de esta mica es algo que resulta un poco más complicado. Es fácil ver agregados de pequeños cristales en determinados puntos de nuestros batolitos (muchas veces en zonas de contacto con otras rocas y en el metamorfismo ocasionado por el mismo, en enclaves migmatíticos o en xenolitos), pero nos faltaba por ver algún lugar en el que pudiésemos encontrarnos auténticos buenos cristales del mineral. Por fin tuvimos una buena ocasión al final del verano en una excursión en bicicleta por la carretera infernal y maravillosa que comunica Garganta la Olla con Piornal.   
     Para los ciclistas poco duchos en materia, como el GP, los kilómetros de esta carretera se hacen interminables y las paradas obligatorias. Aunque el robledal cobija del sol, las moscas te comen literalmente la cara y hay que ahuyentarlas con manotazos mientras que uno parece llorar de los goterones de sudor que caen por las mejillas. Pero el lugar merece indiscutiblemente la pena, el tráfico es escasísimo y las oportunidades de ver milanos y águilas pasando a tu lado son numerosas. Y luego, por supuesto, está nuestra geología. El sinuoso trazado de la carretera tiene la suerte de atravesar más de una vez un importante filón pegmatítico que nos permite contemplar y recoger algunas biotitas y moscovitas (si no recordamos mal, entre el kilómetro 17-19). Las biotitas aparecen bien formadas, con cristales hexagonales o tabulares, y que destacan precisamente por aparecer en las masas feldespáticas de la pegmatita. Los paquetes no son demasiado gruesos, pero dejan ver buenos cristales, ocasionalmente metamorfizados o modificados a moscovita o pinita. Aunque nos podemos encontrar ocasionalmente cristales bien formados en otras formaciones graníticas de la zona, aqui aparecen indudablemente con más belleza y más llamativos que en otros lugares. Tendremos que acudir más veces al lugar para investigar más, pero ya tendrá que ser el próximo verano, y con una bicicleta nueva, of course.  
 
Granitos "engordados" y descascarillados por distintos procesos de meteorización, entre ellos la hidratación de la biotita, que hace aumentar el volumen de la roca y procede a su descascarillamiento, como si de una cebolla se tratase.

segunda-feira, 5 de outubro de 2015

SETA PIPA... Y OTRAS MARAVILLAS DEL PARQUE

      Setas pipas nuevas junto a los carpóforos muertos de años anteriores. Se puede observar el característico pie irregular y alargado de este hongo en uno de estos ejemplares muertos, arrancado de la madera sobre la que nace.
Una ventaja que tienen algunas setas es que una vez que la has localizado en un sitio, es fácil que vuelvan a surgir en la próxima temporada en el mismo lugar. Esto ocurre casi inevitablemente con algunas setas parasitas, y la seta pipa no es una excepción. Esta es una seta que disfrutamos, un año tras otro, en el mismo lugar: la base de un alcornoque cortado en la entrada sur del parque del Príncipe. Ya la fotografiamos hace un par de años, y los carpóforos se van sustituyendo cada temporada -al lado de los ejemplares jóvenes de este verano-otoño se acumulan las setas de otros años, como Juan nos señala con el palo. Seguramente que hay muchos más sitios donde poder disfrutar de esta estética seta, pero no los hemos encontrado cerca, y nos tenemos que conformar con estos del Príncipe. 
     Los glotones de las setas no van a llenar sus cestos con estas setas... estos bonitos hongos no tienen interés culinario en nuestra cultura -con lo duros que están, no creo que sean del agrado de nadie- pero sí parece ser que los orientales los usan profusamente como infusión y que además, tiene efectos medicinales muy positivos. En cualquier caso, la elaboración de la infusión es tan laboriosa que el GP no conoce a nadie que se haya dedicado a ella. Más allá de este dato curioso, la gama de colores vistosos que muestra la seta pipa hace que haya sido recolectada más de una vez por su función estética.


En esta época ya tenemos más hongos curiosos. Quedan los rezagados de la primavera, como este enorme boleto estival (creemos) que suelen crecer entre mayo y junio en el cauce del arroyo del parque y que en el comienzo del otoño vuelve a resurgir con fuerza. También hay los últimos del verano, como el Phalus rubicundus, tan común durante julio y agosto entre el césped de los pinos. Pero realmente los hongos del otoño aparecen ya por doquier. Desde mediados de septiembre, y tras la primera lluvia, el parque se ha llenado de corros de brujas de champiñones y las primeras rúsulas emergen ya entre la acícula de los piñoneros, como acostumbran  hacer. Falta por comprobar si los mirostomas del año pasado vuelven a hacer su aparición.