GRAUWACA


GRAUWAKA


Cualquiera que salga en dirección a Torrejón el Rubio irá percatándose del carácter ondulado y arrasado del terreno. Apenas se distinguen los dientes de perro sobre ese suelo arrasado, verde en el invierno y frecuentado por aves migratorias, y completamente arrasado en el verano. Tan solo los riachuelos como el Guadiloba y sobre todo, los cortes que produce la carretera sobre el terreno nos permitirán reconocer la estructura típicamente pizarrosa que domina buena parte de la provincia de Cáceres. Esto es lo que se conocía en términos técnicos hace tiempo como Complejo esquisto-grauwáquico, o como anticlinorio centro extremeño. Es sobre este terreno aparentemente dominado por pizarras donde nos encontramos estas grauwakas y rocas areniscosas parecidas.

Las grauvacas son rocas detríticas sedimentarias, en cierta medida similares a la arenisca, provocadas por corrientes  marinas de turbidez que depositaron rápidamente los componentes de rocas sin llegar a una selección tan fina como las pizarras o areniscas. De esta forma su grano es algo más grueso que el de una pizarra y presenta inclusiones de otras rocas. Habitualmente se presenta de forma densa, pero en nuestra zona y a causa del metamorfismo, estas grauwakas presentan una estructura planar que la hace a veces muy difícil de distinguir de las pizarras. Si meramente contemplamos desde un coche ambas formaciones, resultará muy complicado diferenciarlas. Con un color muchas veces similar a la pizarra nos pasará desapercibida; solo el tamaño mayor de los granos permite reconocerla frente a la anterior roca. De esta manera, la grauvaca no es tan hojosa ni presenta una exfoliación tan perfecta como la pizarra, sino que es más áspera, los granos a veces son reconocibles y se rompe en cubos irregulares.

Las grauvacas reconocibles en nuestra zona  se remontan, al igual que las pizarras claras que acompañan, al final del Arqueozoico (unos 600 millones de años) y no presentan fósiles reconocibles (las grauvacas, en cualquier caso, y por las condiciones de su sedimentación, no suelen ser abundantes en fósiles). El único mineral reconocible que le acompaña suele ser el cuarzo, que forma abundantes filones y que a veces permite reconocer estructuras tectónicas, como fallas, llamativas frente a la homogeneidad de la roca.



Grauwaka en la vía pecuaria de Casar de Cáceres. Es más áspera que la pizarra que suele acompañar, a la izquierda.


Estrato de grauvaca entre pizarras. Guadiloba.
LUGARES DE INTERÉS: El mejor sitio donde podemos encontrar grauvakas (e identificarlas frente a las pizarras precámbricas) aparece en el entorno del parque del Cuartillo. En todo el interior del parque y sus inmediaciones podemos encontrar numerosos ejemplares atravesados por vetas de cuarzo. En la carretera de acceso al lugar encontramos una gran zanja donde se aprecian pizarras y grauwakas alternándose en el terreno: las primeras son más claras y hojosas, mientras que las grauwakas están atravesadas por vetas de cuarzo y tiene una apariencia más terrosa. En otros lugares como las orillas de los ríos Guadiloba (en las cercanías del embalse) y Valdesalor (a su paso por la carretera de Aliseda) también permiten encontrarnos numerosas piezas de esta roca, fácilmente reconocibles. Las tierras removidas en la vía pecuaria del Casar, como consecuencia de la canalización de aguas, también constituyen un estupendo lugar para buscar ejemplares. 

Sem comentários:

Enviar um comentário