Llevamos dos o tres post con el mismo escenario, y ya es hora de que vayamos perfilando una entrada más amplia sobre el mismo, porque lo merece. Picoteaba hace poco el libro Tristes Trópicos de Levi-Strauss, en un pasaje en el que hablaba de la inmensa facilidad con que las flamantes construcciones del Nuevo Mundo entran en una rápida decadencia. Podría expandir ese análisis a las ciudades y pueblos portugueses y por extensión, a este gran caserío de las inmediaciones de Cáceres. Han pasado solo dos generaciones desde que esta construcción se inauguró a su ruina total. El tiempo no perdona ante la osadía de los hombres.
Desgraciadamente, estaba yo pensando en estas profundas elucubraciones y echando unas cuantas fotos, cuando un mal paso me tumbó en el suelo empapado. Y para colmo, el eje de la bicicleta se rompió a las pocas pedaladas y el G.P. tuvo que volver a casa... a pata y mojado cual rana.
Torre-mirador, coronada por los nidos de cigüeñas. Restos de un esplendor pasado...
Puerta del garaje. Alguien dijo que lo pretencioso solo se salva cuando se convierte en decadente.
Entrada a la capilla del caserío, en cantería de granito.
El paisaje: una pequeña dehesa de piñoneros entre formas singulares del granito.
Típico ejemplar de pegmatita, muy común en toda la zona. Se reconocen en la foto agujas de turmalina y cristales centimétricos de mica moscovita.
Que lindo blog,
ResponderEliminarhoy estuve leyendo a Konrad Lorenz, "Hablaba con las bestias, los peces y los pájaros" (En el parque Centenario, Bs As, del otro lado del mundo)
Tu forma de narrar me recordó a él.
Saludos!
¡Qué bonitos los esgrafiados! Eso sí que sería una pena que se perdiesen.
ResponderEliminar¿Quién sería el artista?
Un abrazo.
Toda la vida en Cáceres y aún no conozco ese lugar. Tengo que hacerme un hueco porque, coincidiendo con Valdomicer, los esgrafiados son magníficos. Un saludo.
ResponderEliminarQué imágenes Angelín! Una belleza, otra vez nos llevas a tus bicicleteadas, GRACIAS! Increíble cómo el tiempo ayuda a mejorar o empeorar. En la última foto (perdón lo poco académico) me emocionó el llavero, yo también tengo la del club día, me parecieron mis llaves.
ResponderEliminarGracias por volver a diarialavida.
Salud
Vaya halago, compararme con Konrad Lorenz. Tendré que leer algo del biólogo. y suerte que podéis estar tumbados en los parques allá por Buenos Aires, aquí hace un frío que pela...
ResponderEliminarEse no era el único esgrafiado. Publicaré más, si os parece, porque había otros más elaborados. Además había otros muchos rincones interesantes que se han quedado en el archivo de la cámara.
Bueno, publicaré más fotos si os parece bien, aunque lo mejor será que vayais vosotros a contemplar el gran caserón, porque no tiene desperdicio.
Y lo del llavero, la globalización hace milagros. Podremos ser cada uno de nuestro padre o nuestra madre, pero compartimos supermercado. Je je.
Gracias por los comentarios a todos!
Ángel:
ResponderEliminarEste reportaje es buenísimo!!
Por añadir algo, el dibujo que acompaña al nombre del cortijo es realmente precioso y no lo veo tan pretencioso. A veces vas por el campo y ves un chalecillo cutre y de mal gusto y se llama Hacienda Fulano o Mansión Mengano. Esto es un caserío fantástico, aunque decadente y como dices, 50 años después va apareciendo la ruina.
Mil saludos y gracias por compartirlo
no sé, creo que se me está atrofiando el gusto estético. Y ciertamente, este caserón no tiene nada que ver con los chales cutres que pueblan (y destrozan a veces) muchos rincones hermosos de la región...
ResponderEliminarGracias por el comentario!