sexta-feira, 30 de setembro de 2016

ANT S.A., SERVICIOS DE LIMPIEZA...

El dedo del GP tocando la escolopendra... No hacer salvo cuando sabemos
que el pobre bicho está ahogado...


En esta ocasión, hormigas rojas han devorado desde dentro las entrañas
de un gallipato muerto al secarse el estanque en el que pasaba el verano.
Las hormigas salen por los orificios nasales o los ojos del anfibio difunto...
(foto de Carlos Quercus Ciconio)
   No hay quien pueda con las hormigas. Persistentes a cualquier percance, resistentes hasta la última de la colonia. Se lo llevan todo lo que encuentran a su paso: todo sea por alimentar a la reina. En este caso, el banquete ha venido de la mano de una escolopendra muerta en el fondo de la piscina. Al sacarla del fondo estuvimos enredando con ella. Si no fuese así, podemos estar seguros que el GP no andaría enredando con el dedo con semejante bicho. Fue dejar a la ahogada escolopendra un par de minutos en las baldosas de la piscina, y llegar el servicio de limpieza de la mano de las hormigas carroñeras. En poco tiempo, cada hormiguilla agarró una pata del ciempiés y con paso lento pero bien seguro, se la llevaron a la boca de su hormiguero. Allí les costó algo más hacerse con la preciada presa (el suelo era más rugoso), pero nada las para. Así que en poco tiempo, la "basura" fue recogida por nuestras diligentes y en muchas ocasiones molestas vecinas de piscina... Resulta llamativa la capacidad de las hormigas de comer literalmente cualquier cosa, hasta de una escolopendra, que en condiciones normales se merendaría unas cuantas hormigas sin remordimiento alguno. 
Las escolopendras no son las únicas víctimas en manos de las hormigas carroñeras. Ocasionalmente el estanque de Sierra de Fuentes tiene víctimas estivales entre los anfibios, gallipatos, sapos de espuelas o ranas comunes, cuando este se seca en agosto. Si las hormigas consiguen llegar al lugar donde inútilmente el anfibio intentó esconderse del calor, en poco tiempo dejan el cadáver seco por dentro. El GP se ha encontrado auténticos hormigueros habitados en el interior de los gallipatos. Algo único...

sábado, 24 de setembro de 2016

LOS SKOLITHOS DEL CERRO ARROPÉ

El cerro Arropé: un cerro despellejado y aterrazado después de erradicar la población de eucaliptos.  Solo en la parte más alta se preservó un rincón de la vegetación autóctona. 

Crestones cuarcíticos  silúricos-devónicos en buzamiento. 
Cuarcitas con icnofósiles de skolithos.
   El otro día usaba una roca en mi segunda clase de introducción a la filosofía. Yo pasaba una piedra rectangular, lisa y plana a un puñado de chicos y les pedía que la mirasen con atención. Debían describirla y preguntarse qué podía ser. Unos pequeños agujerillos en la superficie de la roca llamaban la atención en alguno de ellos. Otros pensaban que era un magnífico ejemplar para hacer "la rana" sobre el agua. "En filosofía y en la ciencia tenemos que ir más allá de las apariencias y dejarnos sorprender por las cosas", les decía, "y esta piedra encierra parte de nuestra historia. Es fondo marino de Cáceres, fondo marino con gusanitos". Los gusanitos, claro está, ya no aparecían allí, pero sí sus guaridas excavadas en el lecho marino. Para chavales no acostumbrados a la tectónica de placas, hablarles del mar en Cáceres sonaba a ciencia ficción y dudo si conseguí convencerles. Pero las rocas están ahí. Como hemos dicho otras veces, las cuarcitas con icnofósiles son bastante comunes en nuestra zona, y  son relativamente visibles en muchos lugares del sinclinal de Cáceres: desde el Paseo alto hasta el cerro del Milano podríamos
Un singular skolitho monocraterion.
 encontrarnos ejemplares de skolithos. Pero en la subida al cerro Arropé aparecen por todas partes. Sin salirnos de la pista, vamos pisando bloques de cuarcitas, grandes y pequeños, abarrotados de icnofósiles, y que hacen las delicias del Granito Parlanchín.


Más restos de skolithos.
 Y vamos a nuestro cerro en cuestión. El Arropé es uno de los últimos cerros que nos quedan del sinclinal de Cáceres por reconocer. Es el "patito feo" de toda la zona: deforestado y devorado por las repoblaciones de eucaliptos de hace cuarenta años, se lame las heridas y tiene el aspecto de ser un lugar en transformación: tierras removidas en terrazas, raíces levantadas, canutos verdes con tímidas encinas en su interior y eucaliptos que resucitan de troncos aparentemente secos. Heridas que tardan en cicatrizar y que desgraciadamente, se repiten en otras partes de nuestra geografía. 
Cantera Nuñez de áridos extraidos a partir de la cuarcita
armoricana. Habitualmente la cuarcita armoricana 
suele estar más elevada, formando una doble cadena de
 montes, pero aquí apenas tiene altura.
 Esta elevación está en el lado sur del sinclinal: si vamos en dirección a Valdesalor, al atravesar el puerto de las Camellas constituyen las elevaciones que dejamos a mano izquierda. El camino para llegar resulta algo engañoso puesto que nos topamos con una verja cortando la carretera de acceso, así que hay que ir por una pista abierta a un lado del depósito de agua que allí está instalado. Tras pasar un primer cerro cercado en parte por ubicarse allí polvorines del ejército, habremos llegado al cerro Arropé. 
Imagen de la red: los que podemos encontrar
en Cáceres pertenecen a 3 y 4.
Eucaliptos rebrotando de las raíces, junto a
estacas de repoblación de encinas.
El proceso de sustitución se hará largo. 
  Afortunadamente, la subida con la bicicleta no es en absoluto demasiado dura: son cerros sensiblemente más bajos que la cadena montañosa de la Sierra de la Mosca y el cerro Arropé no alcanza los 600 metros de altitud. Desde arriba del todo se tienen muy buenas vistas de toda la sierra de San Pedro y algunos bloques y estratos de cuarcita, sin llegar a ser los de la cara norte de la sierra de la Mosca, son bastante imponentes. Resulta curiosos a nivel geológico que aquí no tengamos la típica cuarcita armoricana, sino que se tratan de cuarcitas silúricas y devónicas (siguiendo los mapas del IGME) y que la armoricana aflores mucho más abajo, casi en el llano, donde es explotada en canteras, mientras que sea
 la cuarcita silúrica la que haya mantenido la
elevación, dando la sensación que es ella la que cierra el sinclinal. Acompañando a la cuarcita, muchas pizarras rojas y ferrosas, finas películas de hematites con patina de colores, y sobre todo, icnofósiles a mansalva, como decimos. Los skolithos pertenecen si no nos equivocamos, al grupo monocraterion. Constituyen galerías de gusanos que muestran en su parte superior un agujero visible. En la otra zona típica de estos icnofósiles, el cerro del Milano, la facies característica son los skolithospropiamente dichos (al menos en algunos casos). La diferencia básica, en la fosilización, es que estos últimos muestran una especie de botón o protuberancia al final de su galería, mientras los anteriores muestran un pequeño agujerillo o embudo. En fin, disquisiciones paleontólogicas aparte, una prueba más para sorprenderse que, efectivamente, Cáceres fue un mar no muy profundo hace 300 millones de años... 
Mapa geológico del cerro Arropé extraído del IGME. El cerro lo constituyen cuarcitas y pizarras rojas del silúrico y el devónico (S-D). El color verde claro (O12, y O2-3) son las cuarcitas del ordovíco. Como vemos, hay otras zonas de interés geológico alrededor: el Trasquilón, canteras de cuarcita y caliza, y pequeños yacimientos de fosfatos. 
fruto del piruétano, maduro ya
al final del verano.
   Dedicamos alguna palabra al piruétano que corona la cumbre rocosa de Arropé. En fechas tempranas de septiembre está perdiendo la hoja como mecanismo de defensa frente al calor del verano. A veces tan solo muestran sus peruchos maduros. El GP los ha probado y son demasiado granulosos como para disfrutarlos. Estos perales silvestres tienen interés al poder ser injertados con otras variedades comestibles.
Piruétano creciendo entre las grietas de cuarcitas.

quinta-feira, 15 de setembro de 2016

ALGAS ROJAS EN EL CALDERÓN DE PIORNAL


Aspecto de uno de los remansos antes de entrar al Calderón.
Las presas hechas en el invierno pasado para el riego.
Proliferación de las algas entre los cantos.
      Hay muchas cosas de las que hablar sobre el verano que termina, y no todas buenas. En Piornal, justo cuando se estaban quemando las cumbres de Tormantos, hicimos nuestra escapada al Calderón, la única garganta cercana al pueblo de Piornal que mantiene un hilo de agua durante el verano. Nuestra decepción fue enorme cuando al llegar allí, la pequeña piscina natural del Calderón estaba más turbia de lo que era habitual en los veranos anteriores. La razón era relativamente predecible: la construcción de dos presas apenas cien metros más arriba había cortado la circulación normal del agua y había  provocado una enorme proliferación de algas rojas en el escaso caudal que bajaba de las compuertas, provocando una visión del riachuelo desagradable y por supuesto, no muy recomendable para el baño. Las razones de esta proliferación son fáciles de entender: estancamiento del agua, calor y muchos nutrientes que tal vez vengan del uso de fertilizantes en toda la zona y llegan a la zona de manera desconocida (infiltraciones de agua subterránea, escorrentía...).
El Calderón, aparentemente normal.
   Aparentemente, los del lugar pueden argumentar que al pasar el verano, con el frío y las lluvias, las aguas volverán frescas y limpias a recorrer la zona y llegar a la impresionante cascada del Cahozo. Incluso que es normal que en años de fuerte estiaje se seque por completo el Calderón -algo que ocurre por las tomas de agua ilegales, no porque sea natural-. Pero sería interesante un auténtico impacto ambiental, no paisajístico, de esta proliferación de algas. En veranos pasados el agua llegaba limpia hasta el Calderón y más allá. Anfibios como la rana patilarga, más exigentes que las ranas comunes en cuanto al agua, eran fáciles de ver entonces. Es presumible que con ella otras especies de anfibios compartiesen el lugar. Con la nueva polución, sus poblaciones habrán disminuido en la garganta. El GP, en cualquier caso, no las ha identificado este año por la zona. Pero, a nadie le interesan unas pobres ranas comparada con la demanda del agua para riego, ni parece tampoco importante una gestión razonable del agua, cada vez más escasa y disputada en toda la zona. En definitiva, mientras las cumbres de Tormantos se queman, sus gargantas agonizan en verano, y no parece importar demasiado. 



sábado, 10 de setembro de 2016

ROCAS DE LA CATEDRAL DE PLASENCIA

Capiteles con decoración vegetal y diamantes.
Tradición románica que tarda en desaparecer en Plasencia.
La tradición moderna. Soporte plateresco del XVI.
    De forma algo perezosa retornamos a nuestro blog, después de haber estado dedicados el último mes de agosto casi exclusivamente a unos exámenes de psicología que han dado muchas preocupaciones al GP y estar escribiendo sobre otras cosas.  Y empezamos desde el momento en el que salimos de la última prueba de psicología de las emociones, en el mismo auditorio de Santa Clara. Ya hacía algún tiempo que habíamos visto algunas piedras interesantes que podemos encontrar en los muros de esta vieja ciudad, y aprovechando que estab.
     Desde un sentido histórico, Plasencia es la ciudad más castellana, o "cristiana vieja" de toda la región: no hay signos romanos ni musulmanes en ella, como sí ocurre en Cáceres, Mérida, Trujillo o Coria, y sí corresponde con las ciudades fundadas por los cristianos con el empuje de la Reconquista sobre tierras sin población islámica relevante. Plasencia es así una 
Materiales diversos -diabásicos, los oscuros, graníticos,
los claros y algún esquisto en horizontal- en la
 muralla  de la catedral.
ciudad más parecida a las de la meseta castellana que a las propiamente extremeñas. Sus poderosas murallas con torres circulares son de impronta cristiana y la atmósfera románica se deja ver en algunas de las iglesias más importantes de la ciudad. De hecho, Plasencia hizo de frontera relativamente estable hasta el desmoronamiento del poder musulmán en la tercera década del siglo XIII. 
Harpías y angelotes: la moderno frente a lo medieval.
El triunfo de lo clásico: medallón a la usanza romana.
    El rey Alfonso VIII encontró un buen lugar para fundar la ciudad. Cuando los maestros canteros empezaron a levantar las defensas de la ciudad y sus iglesias, se encontraron con un promontorio elevado fácil de defender, con un río limpio y fértiles tierras a su alrededor. Las piedras ayudaron también, con abundante granito hacia el norte de la ciudad y diabasas. Plasencia está justo encima del dique de diabasas que aparece intermitentemente con la FAP -falla Alentejo-Plasencia- y que podemos apreciar estupendamente en los lienzos de la muralla. Al mismo tiempo en sus alrededores nos encontramos con materiales muy diversos: esquistos mosqueados, grauwakas modificadas, granitos, diabasas y arcosas. Todas estas rocas se pueden ir encontrando incrustadas y utilizadas en diversos edificios de la ciudad, mostrando a veces muy buenos ejemplares. Quizás el entorno de la catedral sea el mejor para ver distintas rocas, aunque la cantería de la misma sea toda de un granito muy homogéneo y fino. Las pegmatitas y roche rock son frecuentes en otros edificios de la ciudad, como el auditorio de Santa Ana. 
      Ahora me van a permitir dos palabras de la catedral. De esta construcción la sensación que le queda a uno es lanzar un suspiro por lo que fue y dejó de ser, y por lo que pudo haber sido y nunca fue. Una catedral a medias de dos edificios magníficos en sus distintos estilos, pero truncados por la falta de predicción humana. La lucha entre lo "moderno" (el plateresco y el Renacimiento) y "lo viejo" (la tradición tardorrománica y gótica) puede dar la risa al hombre de hoy, que posiblemente solo ve piedras labradas; pero a finales del XV era un cambio en la cosmovisión del mundo y del hombre, al menos para el puñado de hombres que vivían alrededor de la catedral. Al final lo moderno no tuvo el suficiente empuje para destruir o sustituir todo lo viejo, y desde entonces nuestras ciudades vegetaron y se quedaron casi como estaban desde finales del siglo XVI. Lo moderno se convirtió en aguas del pasado. 
     Puestos a elegir entre ambas posiciones, al GP le gustan las cosas arcaicas, y aunque la impresionante y majestuosa planta de salón de la catedral nueva es un alarde arquitectónico del Renacimiento, le habría gustado más conocer cómo fue la modesta catedral medieval. Al menos, nos queda de ese regusto medieval, mágico y lejano, de la sala capitular y la puerta de la catedral vieja, tan típico cuanto más al norte del país estamos. 


Bolos típicos de diabasa emergiendo
al lado de las murallas


Punto kilométrico de la antigua nacional 630,
justo donde aparecen las diabasas de la FAP

Los arquivoltas y arcos de medio punto románicos
delatan el gusto arcaico de la catedral vieja, ya
de principios del siglo XIII.
Figuras antropomorfas románicas en granito,
fachada de la catedral vieja, siglo XIII. Al GP
le gusta más que el plateresco. 


   Materiales visibles en el mapa geológico de Magna50. Los principales materiales petrológicos que podemos encontrar en Plasencia: granito (en naranja), grauwakas y esquistos (en rosado), esquistos mosqueados sometidos a metamorfismo de contacto (morado). El azul y amarillo corresponden a arenas, arcosas y materiales aluviales. Por último el trazo negro más ancho corresponde al dique de diabasas que atraviesa justo la ciudad. Se puede observar el desplazamiento de materiales de varios kilómetros ocasionado por la FAP en la discontinuidad de la franja de metamorfismo de contacto (parte morada). Esto también es muy reconocile en Cañaveral. 

Desde el claustro, se avista la cúpula de la sala
capitular. Son pocos los templos con esta cúpula:
Évora, Toro, Zamora y Salamanca. 
Bonitos cristales de turmalina en filón pegmatítco,
en un bloque del auditorio de Santa Ana.