terça-feira, 27 de abril de 2010

IMPOSIBLE CON TODAS...


El rocío todavía está presente a estas alturas del año y empapa las flores en las primeras horas de la mañana.

Mi espíritu aristotélico de clasificación y curiosidad por la naturaleza está completamente desbordado ante la explosión botánica de esta primavera. Allá donde mire, me encuentro con magníficas flores que podría llevar a mi herbolario particular o clasificar con mi cámara. Pero son demasiadas para dedicarles a cada una de ellas un post propio, y el tiempo, como últimamente voy comprobando se me hace terriblemente escaso. A una mano escribo al ordenador, con la otra muevo una cuna. El otro día, en una de mis excursiones furtivas y escasas, la bicicleta me llevó por los senderos en los que transcurre los acuíferos de la ribera del Marco. La lluvia y el agua que por allí abunda casi todo el año han hecho portentosas maravillas y las plantas han ganado este año en altura nada desdeñable. Lástima que el pobre Juanito no se dé cuenta todavía de estas maravillosas cosas: mi pesimismo ecológico tiende a decirme que estas primaveras serán cada vez más raras en nuestro oscilante y amenazado clima mediterráneo-continental-oceanizado.
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Viborera, la reina del campo.

Y en una tapia, oculta entre hojas de zarza, la primera lagartija de la temporada. Tiempo les ha costado a nuestros reptiles salir de sus lugares de invierno para darse a conocer al mundo. Parece ser, por lo que he consultado, que los ocelos son típicos de la temporada de celo en la primavera, pero mi conocimiento sobre estos simpáticos lacértidos es bastante reducido... Hay que seguir investigando. Siempre.

Un sendero por la zona del Marco, con Cáceres al fondo.

sábado, 24 de abril de 2010

CÁCERES OLVIDADO...

La tarde de ayer cambié de entorno para hacer alguna foto: el pequeño Juan obliga a fijarse en cosas más cercanas y cotidianas de lo que permiten mis pequeñas andanzas con la bicicleta. Y otra vez se cumple que los problemas del mundo de hoy son de tiempo y espacio: hay poco tiempo y mucho espacio que recorrer, y nuestra mirada se adapta a una velocidad creciente. Hemos dejado de tener ojos profundos sobre las cosas peculiares que nos rodean. Y he aquí que, gracias a que el llevar un carrito de un niño te induce a pararte más en sitios donde nunca te detendrías, salían a la luz pequeños detalles de un Cáceres  olvidado y perdido, conocido solo por los más viejos del lugar. Un Cáceres de los años encantados del siglo XX, que fue borrado casi entero del mapa en mis primeros años de vida en nombre del desarrollo y que hoy solo puedo consultar en fotos antiguas de libros.



Y dejo esta última como curiosidad: un San Sebastián herido o un irreverente angelote. Al principio pensé que alguien había puesto un palo para simular un buen falo. Pero luego me di cuenta que no: que formaba parte del material de la construcción. En fin, ya no hace falta irse a las platerescas cresterías de la universidad de Salamanca para ver simpáticas irreverencias. Nuestro angelote ha estado mofándose de nosotros todos estos años y yo ni había caído en la cuenta de su mirada lasciva sobre los cacereños... Quizás sea un añadido de las reformas modernas sobre el edificio: si algún lector con más experiencia supiese algo sobre esta imagen, hágalo saber... (Maese Víctor, días después, parece haber dado con la solución: es un efecto óptico de la luz. Para auténticos falos, váyase a las gárgolas del palacio de la Isla)

quinta-feira, 22 de abril de 2010

FLORES DE PRIMAVERA: LAS BORRAJAS




Una señora abeja se está dando el atracón de borraja al tiempo que ayuda a estas flores a reproducirse con la polinización. Esta representa una de las simbiosis más perfectas que existen en el mundo de la naturaleza y que existe desde la época del cretácico, hace más de 65 millones de años.

Presentamos aquí una de las plantas favoritas del autor durante la primavera. A pesar de su aspecto peludo, las borrajas presentan un hermoso porte y unas llamativas flores azules claras, que hacen las delicias del fotógrafo. Como es propio de la familia de las borragináceas -como la más común viborera- estas plantas utilizan estos pelos como forma de defensa y por lo tanto no es recomendable cogerlos con la mano, aunque no produzcan una urticaria tan fuerte como las hortigas. A pesar de ello, esta planta presenta al parecer propiedades medicinales bastante interesantes. 

Como decíamos, esta planta no es tan común como la viborera, aunque puede aparecer en muchos sitios. Aquí en Cáceres hay unas hermosísimas matas en la puerta del tanatorio -no me pregunten por qué-, aunque las que presentamos aquí fueron tomadas del parque del Príncipe. Las diferencias con su prima son bastante sencillas: la viborera no presenta un porte tan ancho y su flor es más oscura, aparte de que esta mucho más abundante.

 Viboreras o chupaperros, al lado de las borrajas.

quarta-feira, 21 de abril de 2010

YA ESTÁN AQUÍ...

La excelente luz que existía esa mañana y la buena disposición de las señoras Ridibundas, me permitió las mejores fotos que he hecho a mis queridos anuros. Se puede obsrvar la piel rugosa que caracteriza a la rana común, a diferencia de otras como la rana de San Antonio o la meridional.  

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Aunque han llegado con un poco de retraso, por fin las encontramos con nosotros. Después de estar infructuosamente atravesando regatos y contemplando charcas todo el mes de marzo sin ningún encuentro, observo cómo en una salida matutina con Juanito en el parque del Príncipe, nuestras ranas han hecho su aparición en el riachuelo y las fuentes del parque. Y vaya ranas, bien puestas al sol, felices y contentas después de un invierno tan largo y frío como el último que hemos tenido (otros años, era fácil encontrarlas en marzo).  Estuve buena parte del paseo con Juan con un ojo puesto en el carro y otro en las ranas que iban apareciendo por las orillas, que muy gentilmente cedían su imagen a nuestra cámara fotográfica. 

El lugar del hallazgo. Aquí las ranas comunes son muy frecuentes, aunque no tengo constancia de otras especies, exceptuando algunos gallipatos.

sábado, 17 de abril de 2010

OBJETIVO: EL HERRERILLO.


Mucho tiempo ha costado al G.P. localizar este simpático párido por los alrededores de Cáceres, y eso a pesar de la insistencia de los compañeros internáuticos de que están por todas partes y son bastante fáciles de encontrar. El G.P. puede asegurar aquí que su compañero, el carbonero común, está mejor representado en los ecosistemas más cercanos a Cáceres, y que durante el invierno el herrerillo permanece ilocalizable en los parques cacereños. Hemos encontrado al acróbata reptando por las cortezas de las encinas del Junquillo, en una de las últimas salidas en bicicleta. El aspecto de este pajarillo no tiene pérdida para cualquier mínimo aficcionado a la ornitología, con sus vivos y alegres colores.  Su diferencia con el carbonero, la especie que puede tener hábitos parecidos, no permite confusiones: el herrerillo exhibe ese pequeño antifaz negro sobre fondo blanco en su pequeña cabeza para decirnos quién es frente a los demás. Señalemos aquí que este pajarillo, al igual que su primo, estuvieron en peligro a causa de su consumo y el uso de pesticidas. Quizás, por aquellas felonías, nuestro pájaro se muestre tímido y nervioso ante nuestra cámara.
  
El lugar de nuestro delicioso encuentro: dehesas del Junquillo.

sábado, 10 de abril de 2010

DE VISITA A... LAS ARENAS


Vista general.

Escribimos ahora una entrada en la que hace bastante tiempo el G.P. estaba pensando, y ahora que ha retomado su veta geológica, está dispuesto a ampliar. Dentro de las pequeñas explotaciones mineras cercanas a la ciudad de Cáceres, figura la vieja explotación a cielo abierto de Las Arenas, a unos cinco kms. de la ciudad en dirección oeste. Este lugar lo descubrí de forma casual en mis pequeñas andanzas con la bicicleta hace ya más de dos años, y desde entonces, de cuando en cuando me dejo caer por allí a ver qué se cuece.
La explotación originariamente estaba vinculada con la extracción del suelo arenoso que contenían casiterita (óxido de estaño), mineral bastante conocido en otras minas de los alrededores (El Trasquilón y Valdeflórez), aunque el G.P. no ha podido ver ni rastro del mineral, y después se ha utilizado para áridos. Las Arenas es un ejemplo de las consecuencias negativas y el impacto medioambiental que supone una explotación de este tipo, con una erosión del suelo tal que apenas permite crecer la vegetación. Por otro lado, al quedar al descubierto la roca granítica, bastante impermeable, aparecen varias charcas por todo el entorno.
A nivel geológico, la explotación está en el batolito de Cabeza de Araya, y aparece la paragénesis típica de este emplazamiento. La desaparición del suelo  nos permite muchas veces rastrear los filones de cuarzo y feldespato y también las formaciones de pegmatitas. La turmalina se da preferentemente en las pegmatitas, con cristales en ocasiones bien formados, en forma acicular o radial, o en masa más compacta acompañando a los filones cuarcíferos. El cuarzo aparece en múltiples formas: criptocristalino -precipitados en los filones que crean calcedonia en bandas-, o bien formando agregados típicos de cristales bien formados (este es un lugar idóneo para recoger cuarzos decorativos). Sus colores van del blanco puro, al cuarzo ahumado y también pasando por variedades naranjas en el cuarzo más compacto. Se pueden encontrar también cristales grandes de moscovita en las pegmatitas, aunque nunca he visto ningún ejemplar lo suficientemente vistoso para llevarlo a casa.
Uno de los pocos restos que quedan de la explotación. Los arenales que aparecen en su entorno son el mejor lugar para buscar hermosos cuarzos.
Filones de cuarzo con feldespato fuertemente alterado y caolinizado. En ocasiones cuando recogíamos muestras de feldespato humedecido con agua, se convertían en arcilla. Esto es lo que origina el "lemh".
La presencia de charcas en Las Arenas y sus cercanías, permiten la presencia de muchas aves, tanto en invierno como en verano. Aquí tenemos ya las cigueñuelas, aves estivales, merodeando por el agua en busca de comida. De la misma manera, los anfibios y los reptiles son frecuentes por estos lugares. Hace un año el G.P. presenció carreras locas de lagartos ocelados en su época de celo, pero por desgracia, no había cámara en aquel momento.

Vestigio de otro de los pájaros representativos del lugar: colonias de abejarucos. Aquí sus nidos todavía no están ocupados después del invierno. La presencia de grandes montoneras de arena bien compacta convierten este lugar en un sitio perfecto para estos bonitos pájaros estivales.
También existen aves rapaces en las cercanías, pero el G.P., en su tremenda ignorancia del asunto, se abstiene de dar algún nombre. Ruego a maese Carlos, maese Valentín o cualquier otro que desfagan el entuerto si es que saben.
Las formaciones típicas de los berrocales también están presentes. De pequeño me decían que estas piedras eran setas malignas que un mago las había convertido en granito para no envenenar a los pobres cacereños.

segunda-feira, 5 de abril de 2010

UNA ZANJA EN LA AUTOVÍA

Una de las fijaciones que tiene cualquier geólogo aficcionado es su predilección por observar las zanjas que dejan abiertas las carreteras a su lado, cuando atraviesan alguna colina o elevación del terreno. Los ojos del geólogo se detienen allí y adivinan un sinfin de pequeñas sorpresas dignas de la admiración y el estudio. yo pensaba que era el único que tenía este defecto, y caí en mi asombro cuando otros aficcionados han confesado su misma debilidad. Así que, cuando algún conductor vea a alguien que afanosamente intenta buscar algo en la cuneta, no se olvide que también existen los geólogos locos.
En esta ocasión, en las continuas idas y venidas en bicicleta por la carretera de Malpartida,  siempre pasaba de largo por las formidables paredes graníticas que se abren al paso de la autovía de la Ruta de la Plata. Nada espectacular, al fin y al cabo, pero ahora que mis excursiones no pueden ser largas, adivinaba que era el momento para averiguar si había algo provechoso en aquellas zanjas, y este es el resultado...

Diaclasas en la roca granítica, puntos donde la meteorización química ha ido rompiendo poco a poco el granito. En esas diaclasas, es fácil encontrar filones en el granito en el que se observa perfectamente un agregado de cuarzo, turmalina y feldespato en la parte superior, como aparece en la imagen de abajo. Estas venas son muy frecuentes en todo el batolito, especialmente en la zona cercana al sinclinal cacereño.
Fenocristales de feldespato, bastante grandes, adquiriendo a veces más de cinco centímetros de tamaño. El batolito de Malpartida presenta habitualmente granitos porfídicos en los que además abunda la biotita.

Xenolitos y restos de roca encajante, con mayor presencia de minerales oscuros.
En las cercanías, nos encontramos interesantes muestras de calcedonia, cuarzo criptocristalino, con algunas pigmentaciones rojizas causadas por la presencia de hierro.

Los limacos abundan mucho este año con un invierno tan lluvioso, y sus potenciales depredadores, anfibios y reptiles, todavía no han hecho su aparición después del letargo invernal.
La viborera es una de las pocas plantas que se habitúan sin problemas a las paredes graníticas. Aquí la vemos ya floreciendo, aunque su reinado en la llanura y la dehesa todavía no ha llegado.
En nuestra búsqueda, una pareja de tabarillas se acercó a nuestro objetivo. Estos pájaros suelen presentarse siempre por parejas, y donde encontramos uno el otro no estará muy lejos:  una relación que se mantiene para toda la vida.

sábado, 3 de abril de 2010

LLANOS EN LLAMAS

Un pequeño berrocal rompe el amarillo de la penillanura.


El verde también está presente: campo de cereales, cada vez más raros.
Arriba, una zona repoblada recientemente con encinas. Las canteras de las proximidades han erosionado en gran medida el terreno de la zona, relativamente frágil y poco profundo.  

Comenzamos abril con sol y lluvia. Los pétalos de flores se pegan en mis botas empapadas y el barro cubre  el cuadro de la bicicleta hasta casi borrar el metal. A menudo bajo las flores se esconden auténticos barrizales que te pueden engullir el pie hasta el tobillo y que hacen el paseo en bicicleta una auténtica tortura (sobre todo, si se compara la comodidad de estas pistas en verano). Y sin embargo, merece inmensamente la pena visitarlas justo ahora. Las llanuras de la zona de Las Arenas se visten así en esta época. Y todavía no ha llegado el turno de las viboreras ni las gramíneas: las flores que vemos aquí se mantienen prácticamente desde el otoño hasta la llegada del verano.  

La cogujada no lo tiene tan fácil para mimetizarse como en el verano. El tapiz de flores que la rodean la delatan rápidamente.
Época de cría y de reparar los nidos abandonados del año anterior para las cigueñas, extremadamente comunes en toda la comarca. Aquí, una pareja en su nido, en la colonia próxima al hotel de Las Arenas.