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sábado, 12 de janeiro de 2013

SAPOS DE ESPUELAS INVERNALES

     El Sr. Espuelas posando para la cámara.
 
     Nuestro rechoncho amigo en su posición original.
 
     Este invierno está siendo bastante rico en encuentros con nuestros amigos los anfibios. Las temperaturas poco extremas, una alta humedad y pluviosidad están permitiendo que quienes muchas veces quedan aletargados decidan moverse un poco más en busca de actividad. Si hace algunas semanas fueron las ranitas meridionales, ahora son los sapos de espuelas los que tienen el gusto de asomarse a nuestra cámara. Nuestro lugar de observación, el estanque del campo de la familia del G.P. en Sierra de Fuentes. Pero suponemos que se podrán encontrar por todos los alrededores de la zona.  
     Aunque frecuentemente se nos dice que el sapo de espuelas no suele descansar mucho en las charcas o riachuelos y es eminentemente terrestre, lo cierto es que siempre lo hemos visto junto a ella. Pero los motivos pueden ser bien distintos: si en verano lo veíamos en las charcas para darse un chapuzón y olvidarse del calor, en esta época inicia su ciclo reproductor si las condiciones climáticas son las adecuadas. Por otro lado al sapo de espuelas le gustan más las siestas estivales que las del invierno, y es más frecuente en este anfibio esconderse en el verano que durante estas fechas. En cualquier  caso, tanto gusto el conocerle, Sr. sapo.

quinta-feira, 8 de julho de 2010

SAPOS Y RANAS

El blog del G.P. está a punto de cumplir un año, y  vamos cerrando el ciclo que se abrió hace doce meses. Uno de los primeros post que escribí estaba destinado a un fantástico sapo de espuelas que conocí el año pasado, y que ahora tengo la suerte de poder contemplar de nuevo. Un año después, comprobamos que en el estanque de mi familia en Sierra de Fuentes vuelven a acumularse muchos anfibios que buscan un refugio para afrontar los rigores del calores. Esto obliga a que distintas especies tengan que convivir entre ellas, la rana común -la dueña del estanque durante todo el año- con los sapos de espuelas que vienen de visita estival. Este año, hemos localizado por lo menos cuatro de ellos en el pequeño estanque. Dos de ellos aparecen en la imagen de arriba, con apariencia muy distinta, pero marcados siempre por las pupilas, sus ojos saltones y su cuerpo rechoncho.

Un enorme sapo se olvida del estío refrescándose en lo profundo del estanque.
                                                                                                                                                                    Distintivo del sapo de espuelas: el espolón negro y duro que presenta en el reverso de su palma membranosa. Utiliza esta herramienta con precisión para ocultarse de forma llamativamente rápida entre la hojarasca o el barro. Para comprobar esto naturalmente tuvimos que sacar a nuestro pobre sapo de la profundidad del estanque y molestarle un poco.  En esta ocasión, sin embargo, nuestro amigo hizo uno de sus típicos trucos de defensa: "hacerse el muerto", y así nos dejó fotografiarle tranquilamente su espolón.
Nuestro amigo, ya recobrado del susto. Aquí empezaba a hincharse y a ponerse enfadado (otro de sus mecanismos de defensa), así que optamos por dejar en paz al pobre bicho y devolverlo a la paz del estanque. La vida en un estanque tan pequeño no deja de estar libre de peligros. Las aguas están muy poco oxigenadas y algunos anfibios acaban enfermando y muriendo a lo largo del verano. 

segunda-feira, 13 de julho de 2009

LO QUE ESCONDE LA HOJARASCA...





¿Se imaginaban lo que se oculta en la primera foto? De no ser porque vi el proceso, jamás podría distinguir al sapo partero que aparece en las siguientes imágenes. En cuestión de dos minutos, este sapo se ocultó en la hojarasca, usando sus fuertes patas traseras, en un visto y no visto. Un perfecto mimetismo, para comer y no ser comido.

Lo cierto es que el granito parlanchín sacó al sapillo del fondo de un estanque en el que no se encontraba del todo a gusto. Es julio, y a todo buen sapo le apetece un baño, pero está claro que el agua de forma prolongada se lo deja mejor a las ranas. Y si no, vean en las imágenes lo bien que se le da revolverse en la tierra.

EL G.P. pensaba que este era un sapo partero, pero afortunadamente desde el I.E.S. Salvador Dalí alguien ha enmendado el error y ha puesto las cosas en su sitio: se trata de un sapo de espuelas (¡¡gracias!!). Si alguien desea reconocer con fácilidad al sapo de espuelas (más detalles vean los comentarios), fíjense en la pupila vertical de sus ojos saltones, sus ojos saltones y los espolones de las patas traseras. El sapo común la tiene en forma de rombo y en las ranas suele ser redonda.