sábado, 24 de dezembro de 2016

SETAS DEL OTOÑO 2016

Amanita muscaria, un día antes de Nochebuena, al lado de la Ronda Norte.  
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Champiñones sedosos, en Los Barruecos.
Finales de octubre.
Marasmios (Los Barruecos).
Finales de octubre.
   Y despedimos el año con nuestros mejores encuentros micológicos del último otoño y un recuento del año. En cuestión de setas, ha llamado la atención del GP la presencia de hongos durante la primavera del 2016, que se caracterizó por ser mucho más húmeda de lo normal. A la proliferación floral (sobre todo con nuestras orquídeas, nuestro otro termómetro climático) se sumaron una gran cantidad de hongos, de forma que fue fácil ver coprinos, yesqueros, paneolos, orejas de Judas, lactarios, rúsulas y alguna seta mayor en marzo y abril. 
Volvarias, dehesa del Junquillo-Aldea Moret.
  El otoño ha sido otra historia: empezó tarde, pero la estación, por otro lado, no ha acabado aún. Basta salir al campo un poco para darnos cuenta que podemos seguir encontrando setas a mansalva, por la ausencia de bajas temperaturas. Aún hay buenas macrolepiotas, pie azules, amanitas muscaria y tricolomas... aunque por lo general, las setas están ahora en peor estado para la recolección, más agusanadas o atacadas por insectos. 
El otoño ha venido algo desacompasado en los alrededores de Cáceres que nosotros investigamos con más tesón: la sierra de Aguas Vivas, Capellanías, dehesa del Junquillo, el parque del Príncipe y el Olivar de los Frailes. 
   No tuvimos gran cosa que contar durante toda la primera mitad del otoño por la falta de lluvias y el excepcional calor de septiembre, que alargó la sequedad del verano algunas semanas más. 
Lepiotas phoedisca, en la dehesa del Junquillo-Aldea Moret.
Mediados de noviembre.
Barbuda (dehesa del Junquillo, Aldea Moret).
Mitad de noviembre.
 Eso sí, en octubre conseguimos ver los boletos aislados (Boletus impolitus) en la cañada de la sierra de Aguas Vivas. Después llegaron las setas siempre presentes de champiñones, bejines y lepiotas pequeñas por todos los campos de alrededor, y al menos observamos la llamativa myriostoma del parque del Príncipe, junto a políporos muy creciditos desde el verano pasado, momento en el que empezaron a aparecer. Después de los Santos, tan solo vimos algún lugar en el Junquillo llamativo por la presencia de varias barbudas juntas. 
Cortinarius trivialis, parque del Príncipe,
principios de diciembre.
   Solo cuando llegamos a los últimos días de noviembre y el actual mes apareció la variedad típica del otoño, un poco más tarde de lo normal pero que se ha mantenido bien por la ausencia de frío y la presencia de lluvias. Como siempre, las setas son caprichosas y solo los dioses entienden sus designios y apariciones. A las volvarias y pie azul, le acompañaban buenas macrolepiotas. Especialmente abundante ha sido en nuestras salidas los bonitos cortinarios trivialis, muy abundantes en algunas encinas del parque del Príncipe, del Olivar de los Frailes y en la Sierrilla. Por último, ha sido en pleno mes de diciembre cuando hemos visto los mejores ejemplares de hongos por nuestros alrededores, y donde hemos encontrado los ejemplares menos comunes, como tricolomas, amanitas y macrolepiotas. 
tricoloma saponaceum, en el Olivar de los Frailes,
con un sombrero bastante similar a la phalloides.
En este sentido, nos llamó la atención haber encontrado algunas partes de la Sierrilla ocupadas por macrolepiotas, que no habíamos conseguido ver en toda la temporada. 
El desarrollo de las setas nos muestra   siempre pistas climáticas del otoño. Como vemos en la comparativas con la media de 1981-2010, se puede ver un comienzo estacional bastante más cálido de lo normal, y la ausencia de frío pronunciado hasta diciembre, sin heladas. La presencia de lluvias y la falta de frío han permitido que las setas hayan eclosionado bien en noviembre-diciembre. Así que todavía será posible alguna que otra salida al campo y tener la posibilidad de encontrarnos con algunas curiosidades micológicas. 

Comparativa de precipitaciones y temperaturas del otoño de 2016 en Cáceres. Fuente: AEMET.

sexta-feira, 16 de dezembro de 2016

RECONOCIMIENTO DE VOLVARIAS VS AMANITAS VAGINATA


Volvariella Speciosa, recién salida de la funda envolvente y con su sombrero viscoso y sin estrías (Fuente Hinche) 

 Volvariella Speciosa en Aldea Moret.
     Esta quizás será la cuarta revisión que hacemos de estas dos setas, Amanita vaginata y la volvaria en comparativa, y por ello creo que el GP vuelve a publicar la entrada, que nada tiene que ver ya con la original. Pero el aficionado poco experto se puede encontrar con estas dos especies en lugares bastante próximos entre sí, y en condiciones que pueden llevar a equívocos.       Por ser además la Volvariella speciosa una de las setas más típicas y características del entorno de Cáceres, le vamos a prestar algo más de atención.  El GP la ha encontrado en lugares tan distintos como el Parque del Príncipe, la sierrilla, los Barruecos o el Calerizo... Esta seta es un auténtico todoterreno que se adapta a cualquier tipo de suelo. Ya sea calcáreo, silíceo, ácido, arenoso o arcilloso, todo parece venirle bien a esta seta. E igualmente podemos hablar de la vegetación: prados y pastizales, vegetación de dehesa, parques... Esta es una seta típica de los prados, saprófita, y muy abundante a partir de mediados de noviembre y que se puede ver hasta bien entrado enero, aguantando incluso las heladas. 
 Las amanitas del grupo vaginata (hablamos de un conjunto de especies) actúan como micorrizas especialmente con coníferas -aunque no exclusivamente, como ocurre en nuestro entorno-, y es relativamente fácil verla en suelos ricos en humus con diferente vegetación. Esto hace de la Amanita una seta que rivaliza con los champiñones en cosmopolitismo. Y no solo esto, es también una de las setas más extendidas geográficamente por los continentes templados. Estas amanitas son de un tipo algo distinto del resto de su grupo: sin anillo, sin el típico huevo y tan solo con una funda en el pie, las acerca en términos de apariencia a otras especies como la volvaria... 


Volvaria a con el sombrero desplegado, y con
 pequeños hongos a sus pies
(Entorno de los Barruecos)
    ¿En qué se parecen la volvaria y la amanita vaginata?
   Estas dos setas son bastante fáciles de reconocer en las dehesas y bosque
 mediterráneo, que es donde suelen coincidir. Tienden a exhibir un porte alto y elegante con un sombrero entre blanco y grisáceo, aunque la volvaria es algo mayor. A diferencia de la mayoría de las amanitas y al igual que las volvarias, el grupo vaginata no muestra anillo alguno. También la volva es similar, en forma de bolsa envainante. Las láminas son escotadas (se separa fácilmente el sombrero del pie) y la esporada es blanca en ambas, aunque tiende a cambiar en la volvaria hacia el rosado. Por si fuera poco todo esto en el sombrero aparecen en ambas especies, girones blancos de la bolsa envolvente, lo que puede darles una apariencia bastante similar en determinadas circunstancias...  

    ¿En qué podemos diferenciarlas? 
Margen estriado de la amanita. La cutícula
del sombrero es menos viscosa que la de
volvarias. 
    En principio, el entorno en el que nacen es relativamente distinto. La amanita no es una seta presente en prados y pastizales, como acostumbra a hacer la volvaria. En cambio la volvaria sí puede aparecer en los linderos de bosques, dehesas y zonas con arbustos. Y es en estos lugares donde podemos hacernos el lío. 
   Afortunadamente, existen algunas diferencias que hacen que cuando ambas especies aparecen juntas, sea bastante sencillo distinguir una de otra. Cuando las volvarias y vaginatas se hace adultas, su estupendo sombrero se abre por completo. Es entonces cuando podemos observar una de las características típicas de las amanitas vaginatas, y que falta por completo en la volvaria: el fino estriamiento en el reborde de su sombrero. La volvaria lo mantiene completamente liso y algo más abombado que en las amanitas. 
Esporada blanca, típica de las amanitas 
y falta de anillo. 
   Sin dejar el sombrero de lado, la volvaria se reconoce frente a la amanita por el carácter viscoso y húmedo de su sombrero, frete a la cutícula relativamente seca de la amanita. Esta diferencia no se reconoce tanto en los días de lluvia o rocío, pero al recolectarla, el sombrero de la volvaria es frágil y tiende a deshacerse mientras que el de la amanita es más recio. 
   Por último, y esto se ve mejor en los ejemplares adultos, las láminas de la volvaria tienden a tonalidades rosadas o pardas (al igual que toda la seta en conjunto), mientras la amanita mantiene el blanco original. El pie puede aparecer ligeramente atigrado en el caso de la amanita, frente al netamente liso y fibroso de la volvaria.

    ¿Se pueden consumir ambas setas?
   En términos culinarios tanto la Amanita vaginata como la Volvariella speciosa se pueden consumir, aunque en la primera solo después de haber sido cocida previamente. Tampoco se puede decir que sean especialmente suculentas (según los entendidos) y la volvaria presenta el inconveniente de su viscosa fragilidad cuando se recoge. Su relativo parecido con otras setas venenosas -en especial la temible Amanita phalloides- debe desaconsejarnos su recogida y consumo, especialmente para aquellos pobres ignorantes de la vida como el GP que andan por el mundo investigando estas cuestiones sin tener demasiada idea del tema.  Básicamente la temida phalloides presenta un huevo bien presentero y un anillo que las distingue de las otras setas de las que estamos hablando, pero el sombrero verdoso de algunas variedades de volvarias puede ser sorprendentemente parecido al de las amanitas phalloides, así que cuidado. La ignorancia atrevida se puede volver algo indigesta, cuando hablamos de setas...  
        
Volvarias en un olivar de la Sierrilla, en el que se observa el cambio de una esporada blanca-rosada a otra marrón.
Sombrero desplegado por completo de la amanita vaginata,  mostrando manchas blancas y las estriaciones típicas del borde
(Cerro Otero, Sierrilla)

Amanita vaginata a la izquierda, volvaria a la derecha (Olivar de los frailes). Aquí
se reconoce bien el distinto porte de las dos setas, siendo la volvaria más grande que
las amanitas., y viédose el carácter estriado del sombrero en una y liso en otra.






sábado, 10 de dezembro de 2016

FALO IMPÚDICO EN LA SIERRILLA

May the force be with you, joven falo. 
    Presentamos aquí la seta más impresentable de nuestro entorno: el falo impúdico. Sobran comentarios en torno al nombre y la forma de esta seta. Dicen que esta fantástica verga vegetal se asoma con frecuencia en nuestros bosques y campos, pero el GP es la primera vez que se topa con una de ellas, aislada y sin otro rival en su entorno. Por si la forma no fuese suficiente, el sucio líquido que recubre el sombrero de este hongo es verdaderamente pestilente (hasta el que escribe, que no huele nada, no pudo evitar taparse la nariz). Pero esa pestilencia constituye una vez más, una argucia de las setas para garantizar su supervivencia y adaptación al medio. Al igual que sucedía con otros falos veraniegos, las moscas e insectos que acuden a ellas por el fétido olor impregnan sus diminutas patas con este líquido que no son más que esporas a la espera de ser diseminadas por todas partes. Así que la mosca o escarabajo inmundo que acuda a esta seta, se llevará encima una bonita carga de esporas dispuestas a conquistar el mundo para los falos. Todavía hay gente que dice que este falo es comestible cuando no ha roto el huevo. Muy muerto de hambre hay que estar para probar este hongo una vez que lo hueles en su etapa adulta. 
El entorno rocoso y de retamas, protegiendo
el falo. 
 Llamó la atención el lugar resguardado donde apareció la seta. Entre las peñas cuarcíticas de la sierrilla, muy próximo al depósito, y cerca de retamas, que es al parecer la planta que suele acompañar a nuestro falo. No vimos ninguna más. El falo suele aparecer antes, pero este diciembre recalentado que nos acompaña ha favorecido una interesante explosión micológica en el último par de semanas... Así, en las laderas del depósito, bajo las encinas y alcornoques, hemos contemplado las únicas macrolepiotas de este año, una seta que por sus cualidades culinarias, resulta a veces difícil de encontrar en las dehesas. Los cortinarios trivialis y los lactarios de la encina son ahora también muy abundantes. Lástima que la basura de la zona se haya convertido en una parte muy importante del paisaje, al igual que ocurre desgraciadamente en el Junquillo, y que los cristales rotos y los plásticos acompañen a estos magníficos hongos en su crecimiento. 
 

   

domingo, 4 de dezembro de 2016

ROCAS EN LAS MURALLAS DE BADAJOZ



Medio baluarte en el colegio Castelar, junto al río. 
Más detalles de las troneras con sus garitas.
   Se solía considerar a Badajoz como el "patito feo" de las ciudades extremeñas, mostrando menos brillo que los monumentos de Mérida o Cáceres, y sin poder compararse frente al recinto amurallado y los fuertes de la vecina Elvas. No ayudaba además la leyenda negra de hace unas décadas, cuando el GP era pequeño (hace un porrón de años), y escuchaba decir de sus primos pacenses que el casco antiguo era casi impenetrable por la 
droga y la delincuencia, que 
se caía a pedazos y que nadie se había preocupado por él. 
 Sin embargo, es completamente injusto pensar que Badajoz no tiene un patrimonio considerable y que no ha sido revalorizado en las últimas décadas, al igual que la ciudad en su conjunto. Para nosotros, 
Línea de ladrillo como elemento decorativo de la muralla.
interesados más bien por los pedruscos, el patrimonio nos permitirá revisar la geología del lugar, como hemos hecho en los últimos artículos. 
 
Detalle de las troneras, desde la avenida del río.
  En una fugaz visita a Badajoz, decidimos echar un vistazo a la zona amurallada que se conserva frente al río, desde el entorno de la puerta de las Palmas hasta la alcazaba árabe. La ciudad de Badajoz fue uno de los perímetros amurallados más extensos e imponentes de la edad moderna en toda la península ibérica, provocados por las frecuentes luchas y tensiones con nuestros hermanos portugueses entre 1640 y 1808. y después, como guinda final, con las guerras napoleónicas. Desgraciadamente, a diferencia de Elvas, una parte importante se ha perdido y otras se mantienen casi ocultas, como ocurre con todo el lienzo amurallado de la puerta de las palmas, casi invisible para quien va en coche por la carretera del río, y que es la zona que hemos investigado a fondo.
Más rocas verdosas, mostradas por el maestro Yoda,
igualmente serpentinizado.
Rocas que forman la muralla y que siguen siendo usadas para fines
constructivos en el río: calizas marmóreas (las rosadas) y rocas
básicas oscuras.
    Las murallas de Badajoz son de origen moderno, y si bien ya en el siglo XVI estaban construidas para reemplazar la fortificación medieval, inútil contra la artillería, buena parte de la actual edificación corresponde a las reconstrucciones de los dos siglos siguientes. Esta construcción recoge las innovaciones técnicas de la época, con el típico estilo Vauban, que puede verse en todos los fuertes significativos de "la raya". A este respecto, llama la atención el extenso y completo artículo publicado en la wikipedia sobre estas murallas, que resulta inusual para esa página, y que da información detallada de cada uno de los baluartes que se conservan de la ciudad. Así que el GP se detendrá en cuestiones geológicas y estéticas. Estas murallas modernas, a diferencia de los edificios más nobles de la ciudad, como pueden ser la catedral o algunas torres y puertas de la alcazaba almohade, fueron construidas utilizando materiales bastos y básicos de la zona del lugar, igual que ocurre en los fuertes portugueses, en forma de mampostería ruda. 
Calizas rosadas y rocas básicas verdes en el lienzo de la mueralla. 
Solo en lo que podríamos denominar "lugares nobles" -como esquinas de las murallas donde se asientan garitas,  o algunas de las puertas, podemos encontrar materiales superiores como sillería de granito o el uso de calizas marmóreas, bien talladas, en algunas de las puertas. El único elemento decorativo que rompe esta sobriedad militar lo constituyen hileras de adobe, en la parte superior de la muralla, separando el antepecho de los muros inclinados que conforman la base de la muralla. 
Interesante roca serpentinizada en la Alcazaba de Badajos.
  Los materiales que encontramos son básicamente dos: las calizas marmóreas, rosadas, y de aspecto similar a las que encontramos por el Calerizo de Cáceres, y rocas transformadas de origen básico (creemos) y que da lugar a serpentinitas y anfibolitas, de color negro y tonalidades verdosas. Llama la atención la ausencia del granito como elemento de construcción, excepto para las esquinas de los baluartes.  
Volvaria variedad glauca, con un toque verde que la distingue
de la especie tipo. Había multitud de ellas en el foso. 
Estas rocas, al igual que el granito, no están tan extendidas en Badajoz como pudiera pensarse. En realidad, el paisaje de Badajoz está dominado por terrazas y sedimentos provenientes del río Guadiana de edad cuaternaria y terciaria. Es en las lomas más altas de la ciudad (como el cerro de la alcazaba) donde nos encontramos con el sustrato rocoso más antiguo, de carácter paleozoico. 
Remate esquinado hecho en
sillares de granito.
Las calizas marmóreas, de carácter dolomítico (con alto contenido de magnesio) y de edad cámbrica, corresponde a un enclave aislado de unos seis kilómetros de longitud  por uno de anchura sobre el que se asienta la alcazaba y parte de la ciudad, atraviesa el río Guadiana hacia el oeste y se prolonga más allá del cerro donde se haya el fuerte de San Cristobal. La procedencia de las rocas básicas alteradas (peridotitas, serpentinitas, esquistos de anfibolitas, aquí es difícil precisar para el GP) es más variada, y es un material constructivo muy usado en lugares próximos como Olivenza o Elvas. Nosotros localizamos por azar ese tipo de rocas en la Calva del Cura, un pequeño cerro ubicado al sur de la ciudad, en el margen derecho del arroyo Calamón. En el mapa del IGME aparecen señalizadas como rañas de origen pliocuaternario, pero el GP tiene la extraña sensación que esconden más materiales.   

Mapa geológico de Badajoz. Lo verdoso corresponde a las calizas marmóreas cámbricas, mientras que lo demás son
sedimentos terciarios y cuaternarios, principalemente arenas, gravas y limos.

Partes de la muralla moderna. Más macizas, bien pensadas, un alarde técnico para la época.
Pequeño coprino emergiendo de un tronco.
Junto a la alcazaba.
Calizas marmóreas sosteniendo la alcazaba.

sábado, 19 de novembro de 2016

LECCIONES DE GEOLOGÍA E HISTORIA DESDE EL PUENTE DE CORIA

El puente de Coria desde su antiguo cauce, hoy fértiles campos de cultivo. 

El puente de Coria visto desde la cuesta del Cubo.
Coria tiene muchas cosas que ver. Algunas el GP no tiene demasiado interés en volver a presenciarlas (las fiestas de San Juan, como es de suponer en un blog como este), pero otras merecen mucho la pena para echar allí un buen día. Hacía un porrón de años que no pisábamos Coria y ahora, con la prima Tere, el GP se iba a desquitar. Coria es al fin y al cabo, la ciudad de toda la familia paterna, y bien se merece una explicación geológica... 
  Y es que en Coria geología e historia humana van estrechamente de la mano,
Materiales de las terrazas del Pleistoceno: arenas, pizarras
 y cantos rodados procedentes de las sierras y la
penillanura.
como en pocos sitios. La "historia natural" reciente ha dejado mucha huella en la ciudad como en pocos sitios. Basta contemplar la vega del Alagón y a la ciudad vieja, y nos encontramos como dice el dicho de la ciudad "
un río sin puente y un puente sin río". Levantamos la mirada hacia la catedral y encontramos un edificio maltrecho no solo por el paso del tiempo, sino por las vicisitudes de la geología. 
Fantásticas chumberas en la bajada del cubo.
Terrazas terciarias del Cubo, con la muralla a la izquierda.
    La historia popular parece haber vinculado ambas cosas -los daños en la grieta de la catedral y la desviación del río- al terremoto de Lisboa de 1755, cuando solo la primera parece ser consecuencia del seísmo. Lo otro, evidentemente, también tiene que ver. ¿Por qué sino entonces el terremoto en Coria se sintió con más fuerza que en otros sitios de la región? Las grandes construcciones urbanas instaladas sobre terrazas fluviales sufrieron más que otros lugares (busquen grietas también en
 la catedral de Salamanca, por ejemplo) y por lo tanto, el río  también tiene su parte de culpa en la tragedia de 1755. 
   Vayamos al río, bajando por la cuesta del Cubo. Nos acompañan un auténtico tapiz de chumberas, que si no son tan viejas como la ciudad, llevan allí unas cuantas décadas.  Necesitamos bajar por terrazas terciarias, que muestran que desde hace más de 20 millones de años, el río ha aportado sedimentos por toda la zona comprendida entre Moraleja y Coria. Son todos ellos estratos arenosos, con numerosos cantos rodados de cuarzo y cuarcita. Abajo nos espera ese formidable puente sin río, de época renacentista, construido entero en sillares de granito. El río, por lo que parecen atestiguar estudios y documentos, ya a finales del siglo XVI se mostraba sumamente inquieto y con ganas de montar bronca. En la última década del siglo se llevó algún ojo del puente después de una fuerte crecida. En pocas décadas, abandonaría definitivamente el cauce del puente. De esta forma, el puente perdió a su río mucho antes de la llegada del terremoto. Resulta fascinante pasear por esta construcción, estar bajo la bóveda de los ojos y cerciorarse cómo hace relativamente poco tiempo (trescientos años no son nada), la fuerza del agua forzó un nuevo meandro del río. Las arenas, los cantos rodados, quedan convertidos hoy en campos de maíz, y tan solo en contadas ocasiones el agua ha vuelto a correr por el viejo cauce. Como menciona Eduardo Rebollada y Rosalía Merino en su artículo dentro del libro Patrimonio geológico de Extremadura (2005), "el puente abandonado por el río Alagón es uno de los pocos exponentes tangibles de dinámica geológica al servir de ejemplo del funcionamiento hidráulico de un río, su dinámica y su evolución, relacionada claramente con la tectónica". En definitiva, no siempre se tiene un referente humano de hace quinientos años que marque precisamente estas oscilaciones geomorfológicas.

Pizarras mosqueadas en las mismas rampas. 
Estela funeraria roman reutilizada en la muralla al final del Imperio
y posiblemente recolocada o reforzada en épocas posteriores.
  Volvemos a subir la muralla. Encontramos allí materiales de todo tipo. Sillares graníticos de los tiempos del Bajo Imperio Romano, reutilizados frecuentemente por los árabes en los tiempos de la Reconquista.Le acompañan después todo tipo de pedruscos del lugar: cantos rodados, lascas de pizarras, junto al ladrillo y la argamasa. Vemos que algunas pizarras utilizadas han sufrido metamorfismo de contacto con sus habituales moscas, y que el granito se ha debido traer de algo más lejos que las terrazas del río. De aún más lejos debe ser el mármol romano que se muestra en algunas casas señoriales de la parte vieja, como la que muestra la prima Tere. 
   Sobre el carácter romano de la muralla cabe comentar las mismas cosas que decíamos de Mérida. Sin contar por supuesto el castillo, de finales del XV
Lienzo de la muralla de origen moderno, ligeramente
inclinado, y levantado en el siglo XVII como defensa de
la ciudad contra los enfadados vecinos portugueses.
,  se observan bien los lienzos conservados  más puramente romanos (construcción a hueso, utilización de mampostería de granito etc..) frente a otras construcciones posteriores (argamasa de pizarra y canto rodado en las partes altas o bajas), que responden a construcciones posteriores, de la época de la Reconquista o incluso del siglo XVII, cuando Coria tomó parte activa en las guerras por la
Detalle de los materiales de la construcción del XVII:
aquí vale todo. 
independencia de Portugal (entre 1649 y 1665) y fue sitiada por nuestros vecinos de la Raya. Esta muralla moderna, más cutre y casera, se observa muy bien desde la subida del río y aquí los caurienses tiraron de todo tipo de materiales para levantarla a toda prisa contra los portugueses. 

Lienzo de la muralla en el que se ve la yuxtaposición de las
distintas épocas constructivas de la murala.
  Por último, centramos nuestra mirada sobre la catedral (o lo que nos dejan ver ahora mismo, que es casi nada). La catedral nos permite reconocer las otras heridas provocadas no por el río, sino por el terremoto. Una enorme grieta cubierta ahora de andamios, y una balaustrada medio derruida en el tejado de la catedral, dan muestras del temible efecto de aquel terremoto en noviembre de 1755. 
Balaustrada barroca arruinada con el terremoto de Lisboa.
Se dio la mala suerte de un derrumbe en su interior en plena celebración de una misa, matando a varios caurienses. Y volvemos a la pregunta que nos hacíamos previamente. ¿Por qué afectó más a esta catedral y dejó sin daños visibles a otras construcciones? La respuesta básica corresponde al tipo de suelo sobre el que se levanta la catedral. A diferencia de buena parte de los emplazamientos medievales de la región, Coria se levanta sobre terrazas fluviales. Los materiales aquí son poco consistentes y escasamente consolidados (se tratan básicamente de limos y arenas de la cuenca del Alagón) por lo que son mucho más sensibles a la actividad tectónica. Si añadimos que la catedral se levanta sobre el límite de dicha terraza, podemos entender que fue algo así como un castillo de naipes sobre una mesa resbaladiza. En definitiva, Coria bien se merece una buena tarde paseando por ella...  


La grieta en la cabecera de la catedral,
provocada por el terremoto.

La prima Tere, haciendo de guía estupenda por la ciudad,
antes de tomarnos una cerveza... Lápida romana.
Mapa geológico de la zona. Hacia el sur, la penillanura del Alogrupo Domo Extremeño (el CEG precámbrico),.
Hacia el norte, la cuenca terciaria del Alagón, prolongándose hasta Moraleja. En el medio, los materiales más recientes
del río Alagón, cuaternarios. 
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