domingo, 21 de fevereiro de 2016

NARCISOS ACAMPANADOS EN LAS CAPELLANÍAS

Prado con narcisos, detrás del polígono "Las capellanías"
Narcisos acampanados sobre un resalte granítico del terreno.
Narcisos creciendo directamente sobre lehm grueso.
   Encontrar narcisos en el campo implica una cosa al menos:  que el final del invierno se acerca, a pesar de los días fríos y ventosos de febrero. La semana pasada el GP pudo disfrutar de los narcisos pálidos que crecen en el alcornocar de la Sierrilla, cerca del depósito de agua. Allí ni el agua ni el viento quitaba brillo a la tenue alfombra de flores que brotaban bajo los alcornoques. Esta semana hemos tenido la suerte de contemplar otro tipo de narciso, más llamativo que el anterior: el narciso acampanado o Narcissum bulbocodium. Este pequeño narciso sin embargo lo hemos encontrado en un lugar bastante distinto: los llanos de las Capellanías, más o menos entre la dehesa de Conejeros y las cercanías de la cantera "El ovni". Aunque las fotos están algo quemadas (el GP le dio a un botón indebido, y la máquina ya no da para alegrías), se pueden observar algunas manchas sobre el terreno de este bonito narciso.  
  Aunque deberíamos analizar la ubicación de este narciso más tranquilamente, nos llamó la atención los lugares donde aparecían estas bonitas bulbáceas. Estos solo aparecían dentro de los terrenos ácidos y graníticos detrás de las Capellanías, y aprovechaban los lugares con el nivel edáfico más pobre. Así, los narcisos parecen ubicarse en lugares donde el suelo es muy superficial y escaso, como las capas arenosas de lehm que apar
Narcisos pálidos de la Sierrilla, 18 de febrero.
ecen en los granitos que emergen sobre el terreno, con pocos centímetros de profundidad.
Allí apenas se dan gramíneas, y nuestros narcisos pululan a sus anchas, en poblaciones de centenares de individuos sobre una superficie de tres o cuatro metros cuadrados. Por contra, en los lugares donde pueden encontrarse suelos algo más profundos y medos, como las pequeñas vaguadas del terreno, los narcisos brillaban por su ausencia. 

Dehesa de alcornoque con los narcisos pálidos.
Parece mentira observar cómo estos terrenos predilectos de los pequeños narcisos son literalmente calcinados durante el verano, y sean capaces de albergar después bulbos que se mantienen de un año para otro. Un entorno bastante distinto (como vemos al lado) de los terrenos ocupados por los narcisos pálidos de la Sierrilla, aprovechando el alcornocal y sobre terrenos silíceos y arcillosos, donde al menos se observa una vegetación mucho más abundante y rica...  En definitiva, si no bastase con el vistoso porte de estos pequeños narcisos, su condición de todoterreno merecen toda la admiración del GP... 
    




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