Como corresponde a la tradición, a la feria de San Fernando siempre le acompaña alguna tormenta, y la de este año ha sido particularmente fuerte. Justo cuando el pequeño Juan conocía las sirenas, timbres, luces y bullicio general de la feria (que yo odio) una nube amenazadora nos obligaba a regresar a casa precipitadamente sin haber permitido a Inma más que subir en el "pulpo". Al poco tiempo, la tormenta se desataba con intensidad sobre Cáceres... Y yo como recompensa, me llevé estas fotillos. me fascina la mezcla de negro sobre el amarillo pálido y estival de las minas.
Las dos primeras fotos corresponden a la Semana Santa, y también son imagen típicamente primaveral. Nubes en hileras descargando pequeños chubascos sobre la dehesa de Conejeros. En aquella ocasión, contemplando como un idiota las nubes, no me di cuenta del enorme tormentón que se formaba a mis espaldas. Consecuencia: el G.P. pasado por agua y mi bicicleta enlodada...
bueno hubo que mojarse para poder plasmar esas nubes amenazadoras,como si el cielo se echara encima...
ResponderEliminarespectaculares imágenes,Angelillo.
Ya sabes: Si no hay barro, no hay feria.
ResponderEliminarCreo que fue Rembrandt el que descubriío que esas nubes grises hacían destacar la fuerza de los colores.
Todavía le quedan al joven Juan un par de días para disfrutar la feria.
A ver si te pasas alguna vez por el Ateneo, que a Su Señoría lo doy ya por perdido.
Un abrazo.