Nuestro amigo en plena efervescencia musical. |
Echando un vistazo a nuestro archivo fotográfico primaveral, el G.P. rescató del olvido este par de imágenes dedicadas a nuestros amigos verderones. Era un momento en el que el sufrido G.P. iba como todos los días a dar clase, cuando el canto del verderón irrumpió en la monotonía cotidiana. Subido a los cipreses más altos del colegio, allí andaba un verderón en su típica parafernalia cantarina de comienzos de primavera. Este año, por cierto, han sido muy abundantes estos pájaros. Ahora con el calor de mayo y las obligaciones del nido se ven algo menos, aunque ahí están, siempre dispuestos a dar la nota en cuanto les dejemos.
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