sexta-feira, 19 de agosto de 2011

ESTAMPAS PORTUENSES


Pescando cangrejos, Foz.

Cubriendo el gneis, Foz
Con los pavos, palacio de Cristal

      Por una vez, durante estas vacaciones, he cambiado el objeto de mi cámara y he fotografiado otro tipo de animalitos. El GP se siente extraño con irrumpir en la vida de sus semejantes con una cámara indiscreta y oculta, pero ha merecido la pena. Y es que una ciudad como Porto se merece un reportaje de sí misma bastante amplio, en el que se combina detalles de gran ciudad con los de aldeas apartadas, decadencia y restauración, tradición y modernidad, mar y tierra. Y no son tópicos de una guía turística al uso: el contraste existe. En los jardines es fácil toparse con una berza entre las rosas y dalias. Al lado de los centros comerciales gigantescos, una vendedora ambulante puede estar gritando con una cesta de pescado en la cabeza mientras mantiene las gaviotas a raya. Junto a urbanizaciones de lujo, crakeros y heroinómanos discuten. Como ocurre en las ciudades latinoamericanas, un edificio lujoso puede contar con acerado y en la siguiente parcela caminamos por la tierra (el carrito de Juan ha sufrido bien este percance).  Quizás para desgracia de los portuenses: lo exótico para el turista se convierte en tormento para el ciudadano. en definitiva, una ciudad con personalidad propia en la que no basta una visita fugaz a la ribera y a sus bodegas para conocerla a fondo. Hay que perderse por otros barrios: Foz, Lordelo do Ouro, Massarelos, Boavista...  cada uno de ellos con su rincón por descubrir. Muchos que prefieren la magia lisboeta, pero será que mis saudades (y las de Inma) nos acaban conduciendo siempre al mismo lugar.

Contrastes en Boavista

Palacio de la Música, Boavista.

Tendiendo la ropa en las traseras, Boavista

terça-feira, 16 de agosto de 2011

GNEIS DE FOZ

     
      En el último mes, el G.P. ha estado sometido a un tratamiento de desintoxicación informática (uno de los peores males de nuestro tiempo) y resultado de ello es que hemos estado alejados de cualquier ordenador, y mucho más de uno enganchado a Internet. Pero ya es hora de romper el silencio vacacional, y en este caso, como empieza a ser costumbre, dedicamos alguna entrada a las tierras portuguesas. En esta ocasión vamos a centarnos en unos interesantes pedruscos que encontramos en la Foz do Douro (Porto) y que harán las delicias de los aficcionados a la geología. Tal como se ve en las fotos, las piedras de las que hablamos son magníficas formaciones de gneis bandeado que podemos admirar justo en la línea de playa de esa localidad, en la desembocadura del Duero. La acción erosionadora del agua sobre estas rocas realzan su belleza originaria todavía más si cabe, y nos permite seguir el rastro de estas rocas a lo largo de todo el recorrido. 
      Para los recién llegados a la geología, podemos decir que el gneis es una roca de metamorfismo alto, originaria fundamentalmente del granito y otras rocas ígneas, y que más o menos presenta sus mismos componentes: como minerales oscuros la biotita y en los minerales claros predomina el feldespato y el cuarzo. Para aquellos algo más avanzados, y más en relación con los gneis portuenses, podemos encontrar otros componentes propios del metamorfismo de grado alto, como el granate (visible a simple vista) o la cordierita. Al mismo tiempo, en los alrededores podemos encontrar anfibolitas y micaesquistos, otras rocas típicamente metamórficas.  
      Sin embargo, los gneis de Foz presentan otros datos de interés. En primer lugar, es un lugar geológicamente interesante puesto que marca el límite entre la zona Centroibérica y la de Ossa Morena (que son precisamente los emplazamientos geológicos en los que se encuentra Extremadura). Por otro lado, son las rocas más antiguas de Portugal, con una cronología de más de 570 millones de años, llevándonos al Precámbrico. Lo curioso es que el granito que acompaña a los gneis y anfibolitas no es la roca originaria, sino una intrusión ígnea muy posterior, de hace 290 millones de años, y que se corresponden con la edad de los granitos extremeños y gallegos, de origen herciniano en su mayor parte. El "salto" que tenemos en estas rocas tan apretadas unas de otras es de "tan solo" 300 millones de años: ahí es nada.
       Por todos estos datos, la cámara municipal de Porto (es decir, su ayuntamiento), decidió en 2001 convertir el lugar en patrimonio geológico protegido, y para tal efecto creó un centro de interpretación para excursiones escolares y paneles explicativos a lo largo del paseo marítimo, muy útiles para la observación adecuada de las rocas. La revista National Geographic le dedicó en el 2008 una reseña a estas playas y esta acción del ayuntamiento le ha hecho valedora de algunos premios en preservación del patrimonio geológico. Ignoro si el proyecto sigue vigente en estos tiempos de crisis, pero es un ejemplo interesante de imitar en nuestra geografía extremeña, con todo el patrimonio del que se dispone.  

Un detalle de los plegamientos de estas rocas metamórficas.

Panel explicativo disponible en Internet y las playas.

Los gneis irrumpen en el trasiego de los bañistas estivales. Aseguro que más de uno
habrá soltado algún improperio cuando se le han clavado en los pies o la espalda.

La acción del mar también se deja sentir sobre la roca,
añadiendo un último elemento a esta formación tan antigua.