Laderas de Peña Negra, cubiertas de brezos en flor.
Hablábamos de los brezos cacereños hace una semana, y apuntábamos que lo que resulta una aparición esporádica en la sierra de Aguas Vivas era un manto rosado en las sierras del norte de la provincia. Así que, mientras los del Jerte se entusiasman con el cerezo en flor, nosotros buscamos también alguna belleza alternativa en las cumbres de la sierra de Tormantos, en las cercanías de Peña Negra (a unos 1400 metros de altura).
Allí, los densos brezos se extienden por todo el paisaje y se convierte en el arbusto dominante, por encima de las retamas y los piornos. Extremadamente resistente tanto al frío como a los incendios, crean un espectacular paisaje en estas cumbres peladas y sin apenas arbolado. Decíamos que estos brezales constituían antiguamente un importante recurso energético para las familias piornalegas: la robusta base lignícola del brezo tiene una potencia calórica nada desdeñable que la hacían muy apetecible para soportar los rigores del invierno en la sierra...
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