El GP se levanta poético, y no es para menos. Es por la mañana y sobre una ciudad que sueña con ser africana cuatro meses al año, deja de lucir el sol. Una cortina de nubes blanquecinas evita termómetros excesivos, pero no es suficiente. El asfalto, como cualquier día de julio, se hace chicle. Las baldosas, recalentadas, impiden sentarnos sobre ellas. Los bancos en la sombra se disputan. Un pesado ruido de aire acondicionado silba sobre nuestras cabezas.
Pasan las horas. Las nubes se hacen algo más oscuras, no mucho más, y la brisa cambia. Se hace respirable. El bochorno remite algo con el caer de la tarde, hasta que de pronto, sientes algo sobre la cabeza. Del cielo de julio es más fácil que te caiga la cagada de un gorriato a que lo haga una gota de lluvia, y sin embargo, caen más. Ahora la ves, una gota de agua sobre la piel de tu brazo. ¡Está lloviendo! De pronto, las gotas se hacen gordas, poco abundantes, pero visibles. Y sobre todo las sientes: primero en la piel, luego en el ambiente. Te embriagas del olor a tierra mojada. ¡Llueve! dice la gente de mi alrededor. Algunos corren a refugiarse, otros preferimos sentirla. El chubasco, por llamarlo de alguna forma, dura poco, un par de minutos quizás, pero es suficiente para recordarnos de que sigue existiendo. Los colores de la calle cambian de repente, haciéndose más oscuros y brillantes, justo en el momento en el que vuelve a aparecer el sol.
Toca el fin obligado. De las montañas de cemento y ladrillo se levanta el alegre telón de colores y la lluvia se despide hasta vaya usted a saber. Por tratarse de julio, el arcoíris se nos vuelve espectacular, extraño, mágico. Me quedo contemplándolo un buen rato. Cuando decido a proseguir mi camino, me vuelvo para comprobar que sigue ahí todavía, fugaz. En cuestión de minutos habrá desaparecido y seguramente que tardarán en volver a nuestras latitudes. Por si acaso, lo fotografío y me lo quedo para mí. A saber cuándo se ve otro en la ciudad africana...
En La Montaña cayó un buen chaparrón. Yo fotografié el arcoirs doble.
ResponderEliminarSi lo que yo digo... cuando yo voy, tú vuelves!
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