La amiga Blanca señalando algunas de las galerías horizontales que se abren en la trinchera. Pero no conviene equivocarse: justo delante de ella se abría otro peligroso pozo.
Vista de algunas de las escombreras. La charca que se ve al lado izquierdo fue usada para el lavado del mineral, según Alfredo Anega, buen conocedor de la zona.
Mineralización típica de la zona: dahlita masiva o palmeada acompañada de cuarzo, a veces de vistosos colores anaranjados, amarillos o verdosos. Entre ambos, minerales de hierro convertidos en limonita. Este ejemplar lo recogimos en una búsqueda de menos de diez minutos.
Habíamos comentado que la excursión del G.P. con Blanca y Alfredo Anega tuvo como mágico fin de fiesta la visita a la mina de "La Paloma", y era tan intersante que le dedicaríamos una entrada entera. Efectivamente, encontrarnos al caer la tarde con unas fenomenales escombreras rebosantes de geodas de cuarzo y otros minerales nos hizo perder el aliento. Y sí, un simple basurero para mis compañeros de viaje se convertían para el GP en un paraíso desconocido y atractivo que sin duda implicará más viajes a la zona para el verano.
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galena recogida en "La paloma". |
Después de investigar un poco, descubrimos que la mina "La Paloma" fue una explotación de fosforita, pero que poco tiene que ver con los yacimientos más familiares para los cacereños de la capital como los de Aldea Moret (el GP tiene que confesar aquí que se encontró con dahlita por todas partes, y fue incapaz de identificarla, para verguenza de uno). Aquí, según pudimos averiguar por las publicaciones de geología, la formación de la fosforita aparece acompañando amplios filones de cuarzo insertados en el batolito de Zarza la Mayor, a diferencia de las estratificaciones de fosfatos presentes en los materiales del sinclinal de Cáceres (especialmente calizas, pero no solo ellas). Pero lo más interesante, sin duda, corresponde con las muy diferentes mineralizaciones que encontramos en todo el filón de cuarzo. La paragénesis incluye sulfuros de zinz, plomo, hierro y cobre (es fácil encontrarse cuarzos con indicios de pirita, calcopirita, esfalerita y galena sin buscar mucho) y en las abundantes geodas de la zona se pueden encontrar diminutas cristalizaciones de minerales mucho más raros y cuyos nombres un pobre servidor desconoce por completo (cacoxenita y otros muchos: queda tanto por aprender...). Acompañando a todo esto, las mineralizaciones de dahlita, apatito y cuarzo son bastante comunes y lo suficientemente atractivas para que se hayan intentado hacer cabujones y explotarlos como piedras semipreciosas. No es de extrañar que ante semejantes maravillas, el ganador de las Olimpiadas de geología a nivel del 2013 sea un chico de Zarza la Mayor.
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Bujío de los alrededores. |
El lugar sería excepcional si no fuera por su cierta peligrosidad. La mina está situada a pocos kilómetros de Zarza la Mayor, sobre lo alto de una colina desarbolada y consiste fundamentalmente en una gran trinchera en dirección norte-sur que sigue los filones de cuarzo y que contaba con profundas galerías para explotar el fosfato convenientemente. Si hace algún tiempo toda esa zona estaba cercada, conviene advertir que ahora está completamente abierta, y que en las trincheras de la explotación las profundas galerías están sin señalizar (y dan miedo de solo mirarlas). Por lo tanto, es bastante aconsejable visitar el lugar con extremo cuidado o con alguien que conozca bien la zona -el GP lo hizo con el señor Alfredo, para suerte nuestra-. Afortunadamente, las escombreras no revisten esa peligrosidad, excepto por los animales desagradables que puedan aparecer bajo las piedras en los meses del verano: en zonas arenosas los alacranes pueden llegar a ser una plaga. El pasto abundante en la primavera y la presencia de ganado debe avisarnos de la presencia de garrapatas que se pueden adherir a nuestra ropa sin darnos cuenta, como nos percatamos en el viaje de vuelta... Unos engorrosos visitantes que de cualquier forma pueden aparecer en toda salida al campo, independientemente si vamos a buscar pedruscos o no.
Una de las pozas que se abren sin previo aviso para el visitante y cuyos bordes se encuentran rodeados de vegetación. El G.P. se la habría comido de haber ido él solo.
vista de la trinchera, sobre la que se asentaba el filón de cuarzo encajado en las rocas graníticas de la zona.