Pues sí, los obispos también arden en el infierno, o eso parece inferirse de la curiosa escultura que descubrimos en Viana do Castelo, en Portugal. Y lo más curioso de todo es que no aparece en la sede de un partido anticlerical ni en un ateneo libertario, sino en la mismísima catedral de la ciudad. Obispos, franciscanos barbudos y dominicos tonsurados suplican entre las llamas la misericordia divina. Todo ello más o menos escondido tras una vitrina de la nave del crucero, como no queriendo conceder demasiada relevancia a semejante escultura.
Quizás el escultor, conociendo su osadía, no dejó de representar también un ángel redentor que con su balanza, salva a aquellos santos de la condenación eterna. Pero visto en sí misma, la escultura no deja de tener su grado de provocación y las dobles interpretaciones son inevitables. ¿Acaso quiso el escultor hacer una crítica abierta a una jerarquía eclesial decadente en pleno siglo de las Luces? ¿Es una llamada a la humildad de la propia iglesia? ¿O evoca meramente el poder redentor de Dios? Quédense con la opinión que deseen: muy posiblemente todas ellas estaban en la imaginación del escultor cuando decidió lanzarse a tallar esta curiosa tabla. Los dobles lenguajes en los países mediterráneos marcados por el concilio de Trento (1563) y la falta de Ilustración, eran los únicos medios para escapar una censura y una inquisición bastante despiadada. Desgraciadamente no hemos encontrado más información de esta curiosidad histórica, pero si van a Viana do Castelo y aparte de ver Santa Lucía y las cosas típicas del lugar, el GP les aconseja que visiten esta peculiar catedral.
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