terça-feira, 19 de agosto de 2014

BOLETOS DE SATANÁS CON EL TÍO PICHI

Una casa tradicional abandonada entre los castañares. Hay muchas como estas, cuando los pobladores estaban más cerca
de los huertos y preferían vivir aquí a las casas del pueblo.

Una pequeña elevación en las hojas de castaño delata el hongo
El tío Pichi empieza a remover las hojas con cuidado.
   Las oportunas lluvias de julio en el norte de Cáceres permitieron un corto disfrute micológico para aquellos entusiastas de las setas, y el GP cuando llegó al Piornal, tuvo todavía la suerte de encontrarse con los últimos restos de esa breve explosión estival. Por lo general, las setas estivales duran poco, pero pueden ser puntualmente muy abundantes en los castañares más húmedos y con más "basura" (humus y hojas acumuladas en la limpieza de los bancales). 
  ¡Parece una oronja! decimos  al ver el sombrero...                         
     Como hicimos el año pasado, tuvimos la gran suerte de salir un día con el tío Crispín, nuestro horáculo de setas particular. Una vez más, hizo alarde de ese olfato suyo peculiar para las setas que permite detectarlas incluso debajo de la hojarasca. Una prueba de ello, la sucesión de fotos de la derecha, de la que desgraciadamente no hicimos vídeo. Nuestro objetivo era encontrarnos con algunas deliciosas oronjas (Amanita cesarea, el hongo favorito del GP para ver y comer, y los boletos edulis, también bien ricos), pero entre algunas setas buenas aparecían otras de peor reputación. Entre ellas, el fantástico boleto de Satanás. Con semejante nombre, nadie se atreverá a llevárselo a la boca. Pero la malignidad del hongo (que no es demasiado excesiva, salvo una buena indigestión) se compensa con su extrema belleza cuando todavía no ha sido atacado por larvas. De cualquier forma, el "boleto de Satanás" se extiende a demasiados hongos que no tienen tal nombre, especialmente cuando azulean demasiado...
Nuestro gozo en un pozo: la oronja deseada no es tal, sino un aparente boleto de Satanás.
La carne del boleto azulea sorprendentemente en un escaso periodo de tiempo (en tres o cuatro segundos), lo que nos permitiría desechar que se trate de una auténtico boleto de Satanás, y ser de otra especie...
 Al final y gracias a la vista del tío Crispín obtuvimos las deseadas amanitas cesáreas (de estas, afortunadamente, no tenemos dudas).
El tío Pichi se aleja por el castañar con su botín de oronjas. ¡Temed, setas de Piornal, pues Crispín se ha jubilado e irá a por todas vosotras el próximo otoño!

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