segunda-feira, 20 de julho de 2015

PARHELIOS AL ATARDECER

      Desde que siendo adolescente el GP descubrió los "mini-arcoiris del sol", no ha dejado de buscarlos en el cielo en los días despejados con cirros. En la familia los llamábamos así para distinguirlos de los otros, los arcoiris de la lluvia, y quedaron grabados en la memoria del GP como casi eternamente presentes al volver de Sierra de Fuentes a Cáceres en los atardeceres del otoño. Sorprendentemente, no todo el mundo ha visto un arcoíris del sol o dicho con más propiedad, un "parhelio", incluso cuando son muy frecuentes. Ayer mismo el GP mostró a su hermana Rosa el primer parhelio de su vida. Cómo es posible que no los veamos y que pasen tan desapercibidos, al igual que mucha gente no reconoce Venus en el firmamento, o otras muchas maravillas de la naturaleza, esconde por detrás la intuición del GP de que pasamos la mitad de nuestra vida mirando a sitios equivocados, o que andamos ciegos con los ojos abiertos (naturalmente, el GP debe admitir a continuación que es un lerdo para las cosas de la vida corriente y que tardó en conducir un coche treinta y cinco años, precisamente por andar buscando parhelios toda su vida).   
       En fin, a lo que vamos. Después de ver muchos de estos pequeños arcoiris, decidimos investigar por el fenómeno. Naturalmente, el parhelio es un efecto óptico similar a los arcoiris, pero bajo otras circunstancias atmosféricas. Los cirros -esas nubes altas con aspecto de filamentos desgarrados, o hilos de humo- albergan diminutas partículas de hielo (hace mucho frío allá arriba), y bajo unas determinadas coordenadas de observación y ángulos hace que el observador del fenónemo sea capaz de ver reflejada la luz blanca o deshecha en distintos colores. Los parhelios que hemos observado siempre han sido relativamente modestos, limitados a una pequeña franja en el cielo de color blanco o como un arcoiris, pero en otras latitudes más septentrionales pueden ser realmente asombrosos, como las sorprendentes fotografías de Mongolia o Siberia.

  Una excelente imagen explicativa del parhelio, y de las ilusiones ópticas de la naturaleza. Al igual que en los arcoiris, la posición del observador es determinante para poder contemplar estos fenómenos. 
 Esta foto no es del GP. Es un impresionante "sun dog" (perros del sol, como llaman los ingleses a los parhelios, tomado en tierras septentrionales). Incluso cuando la foto haya sido alterada para facilitar el contraste de color, la imagen es impactante.

terça-feira, 14 de julho de 2015

PHALLUS RUBICUNDUS EN EL PARQUE DEL PRÍNCIPE

    
Tres ejemplares pasados ya encontrados al caer la tarde.
     Si preguntásemos si es posible en pleno mes de julio encontrar especies nuevas de hongos por Cáceres, la respuesta de los sensatos lectores sería totalmente escéptica. Pero mire usted por donde que nos hemos llevado una buena sorpresa entre los hierbajos del Príncipe. Evidentemente, nada que ver con nuestras setas típicas de otoño: presentamos aquí el Phallus rubicundus, una especie exótica en nuestras latitudes y de origen tropical, pero que en Extremadura va encontrando su lugar en nuestros parques y zonas de cultivo. 
     Nuestro hongo tiene al menos tres cosas que contar. Primero, la forma. Semejante nombre -falo- hace honor a la silueta de este particular hongo, alargado y con un sombrero cónico más oscuro que el resto del cuerpo. Acompañamos después un olorcillo que no es precisamente a rosas pero que es muy del gusto de avispas y moscas -suelen estar revoloteando a su alrededor-.  Y por último, unas circunstancias de aparición que son completamente anormales para los hongos extremeños. El Phallus rubicundus es una especie eminentemente veraniega, amante del calor pero también de la humedad. Por eso no es nada extraño que el lugar donde lo hemos encontrado sea en el césped del parque del Príncipe, a la sombra de los pinos piñoneros y junto al canal que recorre el parque: calor de justicia, pero muchísima humedad durante prácticamente todo el día. Una circunstancias que son del agrado de este hongo para medrar adecuadamente. Además, el GP no ha avistado un ejemplar o dos: raro es el día que no encontramos nuevos ejemplares, que por otra parte suelen durar muy poco tiempo y agotan rapidamente su ciclo reproductivo.  
    
Hasta donde sabe el GP, esta especie había sido catalogada en el Campo Arañuelo y en las vegas de Coria, acompañando los cultivos de tabaco y los jardines generosamente regados durante el verano (de hecho, la hipótesis más probable de este hongo en Extremadura, sea la exportación de tabaco rubio).  No tenemos constancia que haya sido visto en Cáceres hasta ahora, aunque también presentamos aquí alguna duda sobre la especie: los ejemplares típicos llegan a ser de entre 8 y 15 cm de longitud. Los que hemos encontrado aquí son sensiblemente más pequeños, con un máximo de 5 o  6 cm. Quizás alguna variante del hongo o unas condiciones adversas en las que no puede crecer mejor.    
    Con este ya son TRES LOS HONGOS RAROS localizados en el Parque del Príncipe: la Miriostoma coliforme, el Colus hirudinosus y ahora este, el Phallum rubicundus.  Un registro estupendo para un parque urbano y un regalo con lazo para los curiosos del mundo de la naturaleza.  
Césped en el que nos podemos encontrar el phallus rubicundus, prácticamente en el centro del parque. Juan tenía cara de aburrimiento: decididamente, preferia jugar con las pistolas de agua a buscar rarezas frikis micológicas.
           

domingo, 12 de julho de 2015

RUTA GEOLÓGICA EN EL BATOLITO: CAPELLANÍAS-OVNI-ARENALES





     DISTANCIA: 14/15 km.
   Al menos tres horas si queremos parar y buscar un poco algún pedrusco o visitar alguna curiosidad. Presenta relativamente baja dificultad, al tratarse de un recorrido casi llano, aunque no hay que olvidar que con la bicicleta la vuelta a Cáceres siempre pica hacia arriba. Las áreas de los círculos rojos corresponden a zonas geológicas de interés. Los cuadrados azul claro son fuentes tradicionales (son para ver, y no beber). los cuadrados azules oscuros corresponden a restos arqueológicos y arquitectura tradicional. 

    Arrancamos desde la rotonda de entrada a Cáceres, donde empieza la Ronda Norte, y vamos por el camino que se abre a la derecha, una vez hemos tomado la salida que va hacia los Castellanos. Vamos desde allí a la casa de Conejeros, y seguimos el camino que transcurre paralelo a la vía del tren siempre recto y sin desviarnos, hasta que atravesamos todo el área del polígono Capellanías. A continuación el camino agrícola empieza a desviarse hacia la izquierda, hasta que finalmente llegamos a la autovía. Allí tenemos la posibilidad de atravesar un pasadizo donde aparecen nidos de golondrina dáurica. En todo ese entorno nos encontramos pastizales interesantes durante la primavera y completamete arrasados en el verano. En invierno es fácil encontrarnos con muchas aves migratorias (avefrías, chorlitos...) y en las cercanías de las charcas siempre podemos toparnos en verano con anfibios (rana común) y reptiles (culebra de agua Natrix natrix y galápago leproso).
      Siguiendo el camino principal -aunque por aquí también hay atajos-, llegamos a un cruce desde el que podemos divisar ya las explotaciones de las canteras: lugares donde podremos encontrar toda la paragénesis típica del batolito de Cabeza de Araya. Turmalinas, puntas de cuarzo, mica moscovita, feldespatos..., dependiendo del lugar, podremos encontrarnos con filones de cuarzo o de pegmatitas. Es más que posible que junto a estos minerales nos encontremos con algún alacrán al levantar alguna piedra en el área más próxima a la autovía. Allí también podremos disfrutar de la vista de un original bujío en la finca más próxima.
       Al llegar a la propia cantera, tomamos el camino que se abre a la izquierda, bordeando una dehesa donde es fácil encontrar parasoles y boletos en el otoño. Todo recto, y después de atravesar un arroyo de aguas depuradas (donde hay galápagos, amantes de la guarrería) llegamos a terrenos arrasados por explotaciones mineras - Las Arenas-. Aquí hemos encontrado buenos ejemplares de cuarzo, calcedonia, turmalina, feldespato y caolinita. todas estas explotaciones cuentan con charcas que son frecuentadas por aves -ánades, cigueñuelas y cigueña-.
        Finalmente tomamos el camino de vuelta con Cáceres de fondo hacia la izquierda. Y nos falta una última parada obligatoria: una necrópolis  tardorromana tallada sobre bolos de granito y conservada cerca del palacio de los Arenales, al lado de una cochiquera abandonada. La única lástima es tener que hacer la última parte del recorrido por carretera, pero la ruta merece la pena.

Vista de la cantera "El Ovni", donde se explotan granitos claros, y lugar en el que podemos encontrar magníficas puntas de cuarzo con poco que busquemos.

sexta-feira, 10 de julho de 2015

PEGMATITAS JUNTO A LA AUTOVÍA


A la derecha tenemos una pegmatita gráfica, fundamentalmente de feldespato con pequeños cristales de cuarzo y con considerables cristales de moscovita en la parte superior. A la izquierda la pegmatita tiene una pequeña película verdosa que se debe a la transformación de la moscovita en pinita. muchos de los ejemplares han estado sometidos a una fuerte meteorización.
Grandes cristales de turmalina, desplegada en formas de haces o entrecruzada desordenadamente. Los cristales rebasaban los tres y cuatro centímetros de largo y medio centímetro de ancho.Desgraciadamente los granitos que son su base están muy meteorizados y se desmenuzan con mucha facilidad, haciendo frágil la roca.
Las pegmatitas también desarrollan numerosos cristales de moscovita, de forma radial y alternada con el cuarzo: un hallazgo algo menos extendido en esta zona que las turmalinas o los grandes cristales feldespáticos. 

   Ayer regresamos a la cantera del "Ovni" -fantástico nombre aunque desconozco la razón para  darlo a esta cantera-, y sobre todo a sus inmediaciones. Cerca de la cantera, y casi junto a la autovía, habíamos visto manchas blancas desde el google-map, y decidimos acercarnos a ellas, sin saber muy bien qué podíamos encontrar (ya nos ha pasado más de una vez no encontrarnos nada). El lugar era una típica explotación de arenas, con el suelo fértil arrasado, escasos arbustos y algunas charcas en sus zonas bajas. Pero nada más bajarse el GP de la bicicleta, empezamos a ver sorpresas agradables. Un  buen filón de pegmatitas había sido removido en la zona, y podía verse por unos sitios  y por otros sus minerales típicos: grandes cristales de feldespato y de ortosa, y mucha mica moscovita. Un pequeño paseo de reconocimiento por la zona nos permitió avistar otro lugar donde eran las turmalinas las dominantes en las pegmatitas, con cristales como pocas veces hemos visto por todo el batolito. Así que nos encontramos con las típicas mineralizaciones de un entorno pegmatítico: turmalina, feldespatos,  micas y algunos minerales secundarios como la pinita. Lo que sí echamos más de menos fue el filón de cuarzo que aparece en la propia cantera, con esas cristalizaciones tan interesantes de las que hemos hablado alguna que otra vez. 
      En fin, una visita altamente recomendable, y todavía más sugerente por otros hallazgos del entorno, como el doble bujío que aparece en las cercanías, muy llamativo cuando hablamos de la arquitectura tradicional a la que no le gusta la innovación (algo que nunca el GP había visto antes). También puede ser interesante la visita a las charcas del lugar para el avistamiento de aves (anades, cigueñas y cigueñuelas y otros simpáticos bichos).


Fabuloso doble bujío poco antes de llegar a las explotaciones de arena.

sábado, 4 de julho de 2015

CONJUNCIÓN PLANETARIA...

 Venus, a la izquierda y Júpiter  a la derecha, desde Sierra de Fuentes. Toda una ilusión óptica de proximidad planetaria, muy lejos de la realidad de estos planetas.

      Después de este parón primaveral, el Granito Parlanchín vuelve a la web... Hay muchas razones de este parón: mucho trabajo -época de exámenes-, pruebas de inglés, otros proyectos en la mente calenturienta del GP, y también, hay que reconocerlo, poco de lo que hablar. La razón es relativamente sencilla: la primavera que hemos dejado atrás ha sido muy parca en lluvias, bastante localizadas e irregulares, y los mosaicos de color en nuestras dehesas en otros años han estado casi desaparecidas y se han reducido a pocas semanas. Así que hablaremos hoy de cosas que están libres de los caprichos del clima mediterráneo, más alocado que nunca por el progresivo cambio de clima.
       Una cosa que depende poco de nuestra acción humana lo constituye la astronomia. Y hasta el más ignorante en estas cuestiones habrá visto en las últimas semanas una conjunción astronómica llamativa en los cielos veraniegos. Nuestros queridos planetas, Venus y Júpiter se han abrazado en el cielo como nunca lo habíamos visto antes. Cuando la luna en su cuarto creciente se unió al baile planetario la conjunción se hizo ya casi perfecta. Este llamativo baile planetario no sempre ha sido visto com buenos ojos. Los astrólogos antiguos entendían que estos eventos eran la premonición de acontecimientos catastróficos para los hombres, y más de un astrónomo perdió la cabeza por haber predicho estos acontecimientos. Todavía en el siglo XXI es fácil encontrar predicciones catastrofistas para estos acontecimientos: tsunamis, terremotos, hambrunas... Aquí por ahora, lo que nos toca sufrir es otra nueva ola de calor en ciernes. Y no busquen la causa en los lejanos y maravillosos planetas, sino en nuestro propio clima o en nosotros mismos.