Desde que siendo adolescente el GP descubrió los "mini-arcoiris del sol", no ha dejado de buscarlos en el cielo en los días despejados con cirros. En la familia los llamábamos así para distinguirlos de los otros, los arcoiris de la lluvia, y quedaron grabados en la memoria del GP como casi eternamente presentes al volver de Sierra de Fuentes a Cáceres en los atardeceres del otoño. Sorprendentemente, no todo el mundo ha visto un arcoíris del sol o dicho con más propiedad, un "parhelio", incluso cuando son muy frecuentes. Ayer mismo el GP mostró a su hermana Rosa el primer parhelio de su vida. Cómo es posible que no los veamos y que pasen tan desapercibidos, al igual que mucha gente no reconoce Venus en el firmamento, o otras muchas maravillas de la naturaleza, esconde por detrás la intuición del GP de que pasamos la mitad de nuestra vida mirando a sitios equivocados, o que andamos ciegos con los ojos abiertos (naturalmente, el GP debe admitir a continuación que es un lerdo para las cosas de la vida corriente y que tardó en conducir un coche treinta y cinco años, precisamente por andar buscando parhelios toda su vida).
En fin, a lo que vamos. Después de ver muchos de estos pequeños arcoiris, decidimos investigar por el fenómeno. Naturalmente, el parhelio es un efecto óptico similar a los arcoiris, pero bajo otras circunstancias atmosféricas. Los cirros -esas nubes altas con aspecto de filamentos desgarrados, o hilos de humo- albergan diminutas partículas de hielo (hace mucho frío allá arriba), y bajo unas determinadas coordenadas de observación y ángulos hace que el observador del fenónemo sea capaz de ver reflejada la luz blanca o deshecha en distintos colores. Los parhelios que hemos observado siempre han sido relativamente modestos, limitados a una pequeña franja en el cielo de color blanco o como un arcoiris, pero en otras latitudes más septentrionales pueden ser realmente asombrosos, como las sorprendentes fotografías de Mongolia o Siberia.
Una excelente imagen explicativa del parhelio, y de las ilusiones ópticas de la naturaleza. Al igual que en los arcoiris, la posición del observador es determinante para poder contemplar estos fenómenos.
Esta foto no es del GP. Es un impresionante "sun dog" (perros del sol, como llaman los ingleses a los parhelios, tomado en tierras septentrionales). Incluso cuando la foto haya sido alterada para facilitar el contraste de color, la imagen es impactante.
Esta foto no es del GP. Es un impresionante "sun dog" (perros del sol, como llaman los ingleses a los parhelios, tomado en tierras septentrionales). Incluso cuando la foto haya sido alterada para facilitar el contraste de color, la imagen es impactante.