La pasada temporada de setas sucedió sin pena ni gloria. Llama la atención ahora la gran cantidad de Lepista nuda (pie azul) que nos encontramos por los alrededores de Cáceres, como si nuestros queridos hongos se hubiesen desquitado de tan penoso año setero. Y es que este enero templado y muy húmedo (otra vez, relativamente anormal) ha permitido que la Lepista nuda y otras setas tardías intenten hacer algo de bulto para paliar el desastre del otoño.
En el parque del Príncipe, el pie azul ha poblado todos sus hábitats típicos: zonas de humus de encina y alcornoque y lugares poblados con la acícula de los pinos piñoneros, creciendo en gran número y con los preciosos colores violáceos que la caracterizan. Acompañando al pie azul, los champiñones, algunos lactarios y también rúsulas y carboneras, han vuelto a reaparecer. Esto nos demuestra una vez más que el invierno no es una gran época para recolectar setas, pero que siguen con nosotros.
Como curiosidad para el pie azul, se puede observar en las tres fotografías su evolución a lo largo de su ciclo de desarrollo. En un primer momento la seta tiene un impresionante color violeta. Esta tonalidad se va perdiendo conforme el sombrero va incrementando su tamaño, pasando a un color crema amarronado, y con una forma más aplanada.
Como curiosidad para el pie azul, se puede observar en las tres fotografías su evolución a lo largo de su ciclo de desarrollo. En un primer momento la seta tiene un impresionante color violeta. Esta tonalidad se va perdiendo conforme el sombrero va incrementando su tamaño, pasando a un color crema amarronado, y con una forma más aplanada.
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