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terça-feira, 8 de julho de 2014

LA CULEBRA DE AGUA, ANIMAL CONDENADO... POR IGNORANCIA

La desgraciada culebra de agua, con el vientre hinchado y muerta. Se nota cómo la parte anterior a la cabeza ha sufrido un aplastamiento, que le ha provocado la muerte. 
    No es nada nuevo: determinados animales sufren la animadversión humana sin merecerlo. Condenados por cadenas culturales arbitrarias, tradiciones sin fundamento, prejuicios eternos... los pobres animales que sufran este sambenito, desconocen que el encuentro con el hombre puede resultar fatal. Algún psicólogo evolutivo asegura que está registrado en nuestros genes esa aversión ancestral hacia ciertos animales tenidos por peligrosos, pero los genes no determinan nuestro comportamiento, por mucho que se empeñen. Esto ocurre, en nuestro entorno más cercano, con las inofensivas culebras de agua. Encarnación diabólica desde tiempos remotos, nos da exactamente igual que estas pobres especies (Natrix maura) sean absolutamente inofensivas para el hombre. Todavía la abuela gallega del GP le contaba a su nieto con total convencimiento cómo las culebras iban a los pechos de las madres para robarles la leche por la noche. Quizás la gran desgracia de esta especie sea su parecido lejano con las víboras y lo que le vale para determinados depredadores, se convierte en un handicap terrible con el hombre. 
     Desgraciadamente así sigue ocurriendo: hace escasos días tuvimos el gran placer de encontrarnos una pareja de culebras viperinas subiendo el canal del parque del Príncipe, y al acecho de ranas. Como otras veces, resultaba fascinante cómo las ranas sentían el peligro y salían huyendo fuera del agua, independientemente si pasaban personas o no. Una persecución dentro del agua era una lucha perdida para el anfibio.
         Dos días después del encuentro, nos encontramos en otra parte del canal con una de las culebras (suponemos que quizás sean las mismas), flotando en el agua, hinchada y muerta. Cuando Juan y yo decidimos sacarla para hacerle la "autopsia", descubrimos que una parte de su cuerpo, cercana a la cabeza había sido aplastada. Era poco probable una muerte natural en este caso, y la hipótesis más probable es que la culebra hubiese sido golpeada con algún palo. En el fondo, el palo o lo que haya sido es lo menos, la culebra murió de ignorancia y la repugnancia humana. Tiendo a pensar que evitar este tipo de cosas resulta tarea casi imposible, pero ¿por qué en lugar de sentir asco, no ejercitamos nuestra fascinación hacia estos particulares animales? Ante un sentimiento profundo de aversión, echemos mano de otros sentimientos más pacíficos y menos violentos para estos pobres animales, que además, cumplen su función propia en el ecosistema.  

Culebra                          Víbora.

   Aunque la imagen no sea del GP, que no quede cierta explicación para aquellos que no distinguen entre las culebras con las víboras. A la derecha tenemos la cabeza de una culebra, redondeada, con su pupila circular, y un orifico nasal más o menos chato. Además en las culebras de agua la piel forma  placas más grandes alrededor de la boca. En cambio, la víbora tiene una cabeza triangular, una piel más escamosa, pupilas verticales y su orificio nasal es más picudo, aunque depende de las especies. El cuerpo de la víbora es panzudo y grueso, mientras que la culebra de agua es mucho más estilizada y su cola más larga. 
    Quizás algunos puedan escudarse en el viejo argumento de: "no tengo tiempo para saber si es culebra o víbora, y ante la duda, obramos como si fuera venenosa". Esta eterna canción se ha escuchado siempre y ciertamente la culebra viperina, como su nombre indica es capaz de simular a las víboras como mecanismo de defnesa. Pero si encuentran un ofidio dentro del agua, tengan por seguro que difícilmente será una víbora. Sí conviene saber, sin embargo, que algunas víboras les gustan mucho los terrenos húmedos y cercanos a fuentes, aunque no se dan en Cáceres capital ni en sus comarcas más próximas. Por último, escuchamos el "por si acaso". El ser humano aplica la guerra preventiva contra todo animal potencialmente peligroso pero que en sí mismos pueden se pacíficos y huidizos. Ninguna culebra ni víbora atacará en nuestra región si ella misma no se siente atacada, y cuando no tiene escapatoria. A ver si vamos aprendiendo cierta educación animal.
       Si alguien quiere una información más detallada del asunto en nuestra región, pueden consultar el blog de anfibios y reptiles de Extremadura de Pedro Pérez Francés: www.reptilesextremadura.blogspot.com
  

quinta-feira, 15 de julho de 2010

CULEBRAS EN LAS CHARCAS

Al principio, mi intención era acercarme a las Arenas atravesando los llanos que están por detrás del polígono de las Capellanias. Por eso de alegrar la vista con alguna pegmatita vistosa. Pero cuando vas con la bicicleta, tranquilamente y con diversos pensamientos en la cabeza, te puedes detener por cualquier cosa, y en nuestro camino se nos cruzó una pequeña charca para el ganado. Al principio me llamó la atención un afloramiento de pegmatita con turmalina, pero después me dejé llevar por los saltos de las ranas (mi perdición), y por fin unos extraños ruidos entre los juncos me hicieron preguntar qué bicho habría allí. Mi sorpresa fue enorme cuando me encontré a una tranquila culebra de collar (Natrix natrix, aunque al principio estaba confundido con la Natrix maura) deslizándose de los juncos y nadando velozmente por la superficie de la charca. Esto me hizo ver la charca con otros ojos, y en un par de minutos pude distinguir al menos cuatro culebras distintas nadando por la superficie y custodiando las orillas de la charca, en busca de una apetitosa rana (que eran muy abundantes). Estuve al menos media hora contemplando sus idas y venidas, el zigzageo de su natación (la culebra de collar suele nadar siempre en superficie), su búsqueda de alimento e incluso sus encuentros (enroscándose entre ellas, como en época de celo). Todo un espectáculo para el G.P. Lástima que este pobre animal sea uno de los que nos solemos encontrar muertos, descabezados o aplastados, por gente prejuiciosa que los siguen considerando como un enemigo del hombre.   

La culebra de collar atraviesa sigilosamente los juncos en busca de comida. Me quedaba prendado la elegancia de sus movimientos y cómo surcaba el agua sin apenas un ruido.

Una vez en la orilla, me pude acercar a ellas lo más posible y fotografiar su linda cabeza. Este día pude comprobar, efectivamente, el carácter hipnotizador de las culebras. el ojo fijo y sin párpado de la culebra concentraba poderosamente nuestra atención y no podía separar mi vista de ella. Por otra parte, reconocer la pupila de la culebra es tremendamente útil a la hora de distinguir las víboras del resto de las especies, de carácter inocuo...

La charca supone un respiro en medio del secarral de la llanura y los anfibios se amontonan en estos pocos lugares húmedos que todavía se mantienen. Las lluvias de este último invierno han hecho posible, sin embargo, que las charcas de la comarca cuenten este año con más reservas que en otros veranos. Al fondo de la foto, se pueden reconocer las monteras de la explotación de Las Arenas.