Ahora sí. Con el segundo día de lluvia en este otoño, las hormigas voladoras han decidido salir de sus hormigueros y colonizar la ciudad entera, empezando por el propio balcón de mi casa. Esta invasión se repite cada año con la lluvia de octubre, y aquí tenemos a estos incordiantes invasores metiéndose en todos los rincones posibles, auténticos novatos del vuelo. La lluvia y el viento han traido otros visitantes al balcón: la pequeña mariposa de la fotografía es una muestra de ello. Estos son los signos más cercanos del otoño: si vamos por la carretera durante la noche después de los días de lluvia, los sapos y ranas abundan en el asfalto. Desgraciadamente, muchos de ellos perecerán bajo los coches.
La dehesa tras las primeras lluvias de octubre. Carretera de las Torrres.
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