terça-feira, 30 de novembro de 2010

MINERALES DE CÁCERES: CUARZOS CON LIMONITA.

Limonita recubriendo los cristales de cuarzo.
La forma del cristal todavía es reconocible bajo la limonita.

       El tiempo lluvioso y las obligaciones familiares nos empujan a enclaustrarnos en el cuartel de invierno, revisando fotos e información que hemos acumulado en meses más soleados. Así que hoy el G.P. muestra los hallazgos veraniegos que no ha tenido tiempo a clasificar hasta ahora. Decíamos en otras entradas que la trinchera del tren en la vía Cáceres-Plasencia nos había dejado numerosas sorpresas geológicas. No habíamos dedicado ni una sola línea a las pequeñas escombreras que rodean toda la urbanización Macondo y que tienen unos especímenes minerales bastante curiosos para los que se inician en los pedruscos.  
     En estas escombreras nos encontramos los materiales típicos del cierre del sinclinal: particularmente ricos en cuarcitas y en alargadas puntas de cuarzo. A esto hay que añadir la presencia de fosforita y minerales de hierro. La característica propia de estas puntas de cuarzo es su recristalización y la llamativa presencia de limonita que tiñe superficialmente los cristales o los  recubre por entero, como vemos en las fotografías.
    La limonita es un mineral pseudomórfico, originado por la transformación de otros minerales de hierro, (hematites, gohetita o pirita) así como también fósiles, y presenta un aspecto terroso con tonos ocres o amarillentos. Por lo general está presente en buena cantidad de rocas que nos rodean y pasa bastante desapercibida, pero por la forma como está presente en estos cuarzos, el G.P. se ha dado el gusto de colocarla aquí. 


A los cristales de cuarzo originales se le añadieron otros mucho más pequeños teñidos por impurezas, fundamentalmente limonita. Abundan bastante este tipo de ejemplares en estas escombreras.

Un ejemplar negruzco y desprendido de una cuarcita encajante.

Cuarzo bañado en chocolate con leche: eso fue lo que pensé yo cuando cogí esta pieza. Para comérsela.  

sábado, 20 de novembro de 2010

DOLOMÍAS EN LAS MINAS

Escombreras de dolomías.

No podíamos desperdiciar una mañana soleada y sin Juanito, así que hicimos una visita rápida a un lugar al que no iba desde la primavera: las minas de Aldea Moret. Aunque iba sin rumbo definido, acabé deleitándome con las dolomias de las escombreras. Sin llevarme ninguna para casa, haciendo alguna fotografía, removiendo unos cuantos pedruscos y dando algún martillazo: lo típico. Y es que visitar escombreras de minas tiene un no sé qué relajante para los amantes de las piedras. 
En fin, al grano. El G.P. ha hablado alguna vez sobre las calizas de la zona: en realidad se trata de una simplificación (la realidad de cualquier cosa siempre es más compleja). Lo que tenemos son calizas que tienden hacia las dolomías por su contenido de magnesio, y que al mismo tiempo, dada las condiciones de débil metamorfismo y su antiguedad (datan del carbonífero) presentan en ocasiones una estructura cristalina que nos recuerdan a los mármoles. Distinguir una caliza de una dolomía es algo complicado. Aparte de la prueba del ácido, aquí son útiles para identificarlas las típicas formas de herradura que presentan las dolomías, y que aparecen por todas partes en algunas de las escombreras de las minas. Estas "herraduras" forman amplias bandas cristalizadas de sucesivos estratos de dolomías y calcita, formando hermosas combinaciones más hermosas de contemplar en vivo que de llevar a casa. Aparte de estas dolomías, también merecen la pena las geodas de cuarzo que podemos encontrar por estos andurriales, asociadas a dahlita.


  La acción del medio sobre las calizas ocasiona este tipo de imágenes. A los ejes de fractura se le añaden innumerables surcos sobre la superficie de la roca, creando este tapiz tan característico en nuestras rocas. Es lógico que tales requiebros sean el lugar ideal de la siesta invernal de pequeños animalitos. El año pasado descubrimos un sapo corredor, y ahora le tocó el turno a una salamanquesa, a la que importunamos al remover una de esas grietas. La pobre estaba ya algo adormecida y no fue difícil fotografiarla.

La foto no está al revés. El problema es que muchas salamanquesas tienen la manía de posar boca arriba. Quien tuviera esas ventosas para trepar por nuestros techos...

Los suelos calizos en pendiente suelen ser muy pobres, escasos, y sometidos a lixiviación, con su típica arcilla rojiza. Sin embargo, las grietas dejan suficiente espacio para crecer una cebolla de asfódelo que está reiniciando su ciclo vital, una vez pasado el verano. A su alrededor, crecen los candiles. Toda la ladera está llena de estas hojas que abundan durante el otoño y el invierno.


No entiendo la gente que se emociona ante un castillo medieval y no es capaz de guardar respeto histórico ante las minas abandonadas. Aún falta tiempo para atender a la arqueología industrial con el trato que se merece, pero los primeros pasos se están dando. Esperemos que no sea en falso.

sexta-feira, 19 de novembro de 2010

DO DE PECHO

Estos días oscuros no ofrecen muchas posibilidades de salir al campo, y entre eso y nuestras obligaciones domésticas, apenas queda tiempo para un respiro. En una de estas últimas ocasiones que cogí la bicicleta me acerqué a ver cómo estaba la charca del Marco en el otoño, y si iba bien nutrido de agua el arroyo. Por el camino me encontré con este estornino sobre un cable, en mitad de la calle y chillando como un loco.  Por la forma como le miraba su compañero, no debía de hacerlo del todo mal. Aunque si conocieran los orfeones que se juntan en las calles de otras ciudades, se quedaría de piedra.  

segunda-feira, 8 de novembro de 2010

"DIENTES DE PERRO" EN EL GUADILOBA

Dientes de perro en la orilla del Guadiloba.

Filones de cuarzo sobre grauwakas.

Otra vez el G.P. vuelve a sus temas favoritos, con una visita hace mucho tiempo demorada al Guadiloba. La  razón: observar los conocidos "dientes de perro" que forma la cuenca del arroyo sobre la penillanura cacereña. Estos "dientes de perro" son el nombre vulgar de los salientes pizarrosos que se dejan ver en las superficies erosionadas de la penillanura, algo que es más fácil de observar en los cauces de los ríos.Estos salientes están ocasionados por la mayor resistencia a la erosión de algunos de estos  materiales pizarrosos dando esta apariencia de terreno cortante y áspero, más pronunciado cuanto mayor es el desnivel.
Gran filón desde la carretera de Torrejón.
Los materiales geológicos pertenecen a lo que se conoce como el CEG (conjunto esquisto-grauwaquico) o alodomo extremeño y están constituidos fundamentalmente por pizarras y grauwakas. Desde un coche prácticamente son iguales, y tan solo desde el terreno podemos distinguirlas bien (otra razón más para ir en bicicleta por estos lares). Estas se diferencian por la menor esquistosidad de la grauwaka y su carácter masivo, y en el hecho de que se puedan reconocer cristales en esta última. El único mineral que aparece asociado en cantidades apreciables es el cuarzo, que produce abundantes filones hidrotermales sobre las rocas predominantes. Estos tienen formas verdaderamente particulares y dignas de contemplar por su belleza in situ. Tan solo podemos esperar encontrarnos estos filones en los taludes abiertos por la carretera, puesto que no es fácil encontrar rocas frescas en la penillanura. A pesar de estas interesantes muestras, no son especímenes fáciles de llevar a casa en la mochila, y tampoco esperemos encontrarnos con rarezas minerales acompañando a los cuarzos: por lo general los filones son monominerales.  


Los cauces fluviales que surcan la penillanura suelen ser de escasa entidad y transcurren
encajados sin apenas dejar sedimentación. Aquí, el guadiloba a su paso por la carretera de Torrejón el Rubio.

Aunque los avistamientos de pájaros son frecuentes en el lugar, no tuvimos ni el tiempo ni la paciencia suficientes para ir a buscarlos con la cámara de fotos. Tan solo unos burros eran lo suficientemente lentos en su caminar como para posar a nuestra cámara. Pero en nuestro recorrido en bici nos tropezamos con muchas avefrías, chorlitos, lavanderas, colirrojos, picúas, patos y pollas de agua.  

sábado, 6 de novembro de 2010

LEPIOTAS PELIGROSAS...


Por lo general, hay que desconfiar de las lepiotas más pequeñas. ¿Lepiotas venenosas o Macrolepiota phaeodisca, comestible? Aunque esta macrolepiota es comestible y muy abundante
en nuestras dehesas, su posible confusión debería desalentarnos en consumirla.

Pequeño tamaño, pie blanco ,anillo poco pronunciado y esporada blanca.
Características típicas de las lepiotas.
Lepiota venenosa, (cristata) mucho más pequeña que las anteriores,
 pero bastante parecida. Nosotros la hemos encontrado en jardines. 
        Estaba conversando el otro día con mi suegro sobre la conveniencia o no de recoger las conocidas "macrolepiotas" o parasoles para ponerlas en la sartén y zampárnoslas en un momento. El problema venía, como no puede ser de otra forma en torno a hongos y setas, sobre nuestras dificultades para reconocer la especie comestible de la tóxica. Y es que las lepiotas pueden ser parte de un excelente menú culinario como de una defunción. Parece ser que la única forma razonable de distinguir la lepiota comestible de la que te conduce directamente al cementerio es su tamaño, aparte de otras muchas sutilezas que muchos buscadores de setas desconocemos. La lepiota tóxica no suele alcanzar nunca la altura que acostumbran los parasoles comestibles, y tiende más bien a ser una seta plana y a escasos centímetros por encima del suelo. En lo demás, como decimos, las especies de esta familia tienden a ser más bien gemelas, solo distinguibles por los especialistas (el pie, el tipo de anillo, la disposición de las escamas del sombrero...). Quizás por eso preferimos observar la belleza de estas setas con la vista y no con el gusto.  Por si las moscas.  

terça-feira, 2 de novembro de 2010

DE VISITA AL... OCEANARIO DE LISBOA

Hacía algún tiempo que el G.P. no rompía los límites de las tierras cacereñas, y aunque sea con motivo de una fugaz excursión escolar, puede resultar interesante. Si además las visitas son a la vecina y añorada Lisboa, mejor que mejor. En este caso el G.P. pudo disfrutar de los fascinantes vuelos acuáticos de las mantas en el oceanario de la ciudad, entre otros muchos animales fantásticos.

Decididamente, ya sé lo que quiero ser de mayor: una nutria marina que flota tranquilamente en las aguas del mar. Supongo que su vida en libertad no será tan apacible, aunque sea más auténtica. Precisamente las "delicias" de la cautividad hacen que esta nutria alcance una edad de catorce años, algo inusual en el estado natural.

Si alguien dijo que los animales no son capaces de reflejar sentimientos, que se queden mirando un instante a los mastodónticos meros. Basta una mirada de estos animales para saber que no son precisamente amigables con los extraños... Muy celosos de su territorio, son los peces más agresivos del acuario, muy por encima de los inexpresivos tiburones.