sábado, 20 de novembro de 2010

DOLOMÍAS EN LAS MINAS

Escombreras de dolomías.

No podíamos desperdiciar una mañana soleada y sin Juanito, así que hicimos una visita rápida a un lugar al que no iba desde la primavera: las minas de Aldea Moret. Aunque iba sin rumbo definido, acabé deleitándome con las dolomias de las escombreras. Sin llevarme ninguna para casa, haciendo alguna fotografía, removiendo unos cuantos pedruscos y dando algún martillazo: lo típico. Y es que visitar escombreras de minas tiene un no sé qué relajante para los amantes de las piedras. 
En fin, al grano. El G.P. ha hablado alguna vez sobre las calizas de la zona: en realidad se trata de una simplificación (la realidad de cualquier cosa siempre es más compleja). Lo que tenemos son calizas que tienden hacia las dolomías por su contenido de magnesio, y que al mismo tiempo, dada las condiciones de débil metamorfismo y su antiguedad (datan del carbonífero) presentan en ocasiones una estructura cristalina que nos recuerdan a los mármoles. Distinguir una caliza de una dolomía es algo complicado. Aparte de la prueba del ácido, aquí son útiles para identificarlas las típicas formas de herradura que presentan las dolomías, y que aparecen por todas partes en algunas de las escombreras de las minas. Estas "herraduras" forman amplias bandas cristalizadas de sucesivos estratos de dolomías y calcita, formando hermosas combinaciones más hermosas de contemplar en vivo que de llevar a casa. Aparte de estas dolomías, también merecen la pena las geodas de cuarzo que podemos encontrar por estos andurriales, asociadas a dahlita.


  La acción del medio sobre las calizas ocasiona este tipo de imágenes. A los ejes de fractura se le añaden innumerables surcos sobre la superficie de la roca, creando este tapiz tan característico en nuestras rocas. Es lógico que tales requiebros sean el lugar ideal de la siesta invernal de pequeños animalitos. El año pasado descubrimos un sapo corredor, y ahora le tocó el turno a una salamanquesa, a la que importunamos al remover una de esas grietas. La pobre estaba ya algo adormecida y no fue difícil fotografiarla.

La foto no está al revés. El problema es que muchas salamanquesas tienen la manía de posar boca arriba. Quien tuviera esas ventosas para trepar por nuestros techos...

Los suelos calizos en pendiente suelen ser muy pobres, escasos, y sometidos a lixiviación, con su típica arcilla rojiza. Sin embargo, las grietas dejan suficiente espacio para crecer una cebolla de asfódelo que está reiniciando su ciclo vital, una vez pasado el verano. A su alrededor, crecen los candiles. Toda la ladera está llena de estas hojas que abundan durante el otoño y el invierno.


No entiendo la gente que se emociona ante un castillo medieval y no es capaz de guardar respeto histórico ante las minas abandonadas. Aún falta tiempo para atender a la arqueología industrial con el trato que se merece, pero los primeros pasos se están dando. Esperemos que no sea en falso.

2 comentários:

  1. En Logrosán ya han comenzado las obras para la puesta en valor de la mina de fosfato. Es uno de esos primeros pasos que esperamos sirvan de referente para la recuperación de este patrimonio. Aldea Moret es un tesoro olvidado que tiene el inconveniente de estar en un entorno en el que el casco antiguo de Cáceres lo eclipsa todo, por suerte ya hay quien lo está empezando a reivindicar.

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  2. Habéis dado con el problema de Cáceres. El complejo minero está además en una zona tradicionalmente degradada y periférica de Cáceres... hasta el punto que muchos pueden jactarse de no haber pasado ni una sola vez por el barrio de Aldea Moret: nuestra ignorancia es así de grande.

    La verdad es que me alegra mucho escuchar que la arqueología industrial y minera empieza a moverse por fin en nuestra comunidad. A ver si hay suerte y no es pasajero.

    Un saludo y gracias por el comentario.

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