Con esta singular palabra de origen chino (si ustedes la separan, suena auténticamente oriental, Cao-Lin) se solía hacer referencia a aquella apreciada arcilla destinada para la fabricación de la porcelana (palabra esta última de apariencia más europea). En Extremadura tenemos algunos emplazamientos donde se encontraba caolín de calidad (sin necesidad de ser chinos) y luego otros muchos lugares donde este mineral arcilloso se presenta de manera más o menos clara, como es en Cáceres. Para nuestro caso, habría que hablar con precisión más que de caolinita, de rocas fuertemente caolinizadas y de procesos de caolinización.
Estos procesos de caolinización parte fundamentalmente de la transformación y alteración de los granitos más superficiales y expuestos a la meteorización, así como al contacto con filones hidrotermales. Como esta última roca, el granito, no nos falta en nuestros alrededores, es lógico pensar que la caolinita anda también presente de una manera o de otra en las cercanías de Cáceres. De hecho hay caolinita en practicamente todo el suelo arenoso que pisamos en las zonas graníticas, el conocido lehm o "sábrego" como lo llaman en la aldea gallega del G.P., sin necesidad de andarse con tecnicismos.
Concretando más en el pedrusco, la caolinita no es un mineral muy perseguido por coleccionistas. Su aspecto terroso, blando, en ocasiones desmenuzable y de color habitualmente blanquecino, no lo convierten precisamente en algo demasiado vistoso. Este patito feo sin embargo reviste mucho interés para los curiosos en la geología por los procesos de formación que la acompañan, bien visibles en nuestra zona. Quizás los dos lugares donde mejor se presenta este mineral arcilloso por nuestros alrededores es en la antigua explotación de Las Arenas y en el acuífero del arroyo de la dehesa de Conejeros, lugares en los que hemos mencionado de pasada este fenómeno geológico.
En Las Arenas, al igual que en otras explotaciones y canteras de los alrededores, los procesos de caolinización están vinculados con la exposición atmosférica de los granitos y su paulatina meteorización. La explotación masiva de los suelos arenosos ricos en estaño condujo que este proceso se acentuara aún más, con lo que nos podemos encontrar con gran cantidad de piezas de feldespato verdaderamente caolinizados.
En la foto podemos apreciar el típico "sábrego" o lehm compuesto por granos de cuarzo y feldespato rodeando los restos de un filón de cuarzo, que a su vez está relleno de feldespato caolinizado en su interior.
En el otro caso estudiado, la trinchera del tren ha dejado al descubierto un filón aplítico que se introducía en las márgenes del sinclinal, que está profundamente erosionado frente a los estratos de cuarcitas que rodean a la zona caolinizada. La distinta permeabilidad del terreno ocasiona que el agua subterránea aflore con las aplitas y acelere el proceso de caolinización.
El carácter blando de la arcillas caoliníticas facilita que muchos animales construyan sus madrigueras sobre este terreno. Las fotos son del verano pasado, por si a alguien le llama la atención la hierba seca.
Sobre minerales arcillosos en Extremadura, recomiendo el post que escribe Eduardo Rebollada en su blog Geología de Extremadura al respecto, dando información más técnica sobre el asuntillo.