En este otoño tan seco no ha habido todavía ocasiones para muchas alegrías. El letargo estival se ha prolongado un mes más y nos ha dejado sin algunos visitantes habituales de la temporada. Pero lo que es malo para algunos no lo es tanto para otros: lo que no nos han fallado han sido nuestros pequeños pájaros de los parques. Alegres con una temporada que todavía les proporciona alimento, desde los frutos otoñales a los insectos del buen tiempo, es el tiempo idóneo para escuchar al petirrojo, o ver más de cerca a los carboneros. La anterior semana fue el turno del papamoscas cerrojillo. Tan solo el GP lo había visto en una ocasión en el parque del Príncipe, y otra vez tuve la oportunidad de fotografiarlo con más tranquilidad. Él estaba en la tarea suya y de los mirlos: buscar suculentas lombrices en los terrenos más umbríos del parque, y damos fe que consiguió un buen par de presas.
Dado su pequeño tamaño y sus tonos grises, el papamoscas pasaba fácilmente desapercibido en la alfombra verde del parque. Sus movimientos nerviosos acabaron delatándolo ante nuestra implacable cámara.
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