Baluartes mirando hacia España, el enemigo natural.
Interrumpimos nuestros post destinados a las setas otoñales para hablar de una excursión del GP y su familia al fuerte de Santa Lucía, en Elvas. Harto de pasar veces y veces por el lugar y no encontrar un hueco para visitarlo, decidimos ir a Portugal expresamente para visitar la fortaleza. La ocasión por otro lado, la merecía. Van quedando lejos los buenos tiempos del comercio, y la zona poco a poco se reconvierte y deja descubrir cada vez más su patrimonio cultural, en un despectivo segundo plano desde siempre (nos podemos preguntar cuántos extremeños han ido a comer a Elvas y conocen en realidad la ciudad). Afortunadamente, desde que Elvas aspira a la categoría de Patrimonio de la humanidad, su legado histórico no deja de revalorizarse y francamente, creemos que no es para menos. El mismo fuerte de Santa Lucía es un buen ejemplo de ello: una magnífica construcción de 1641-1648 (justo tras independizarse de España), la primera del estilo en la península y con fuerte influencia holandesa, caracterizado por la forma en estrella (a prueba de bombas). Sus muros presenciaron sitios y batallas durante ese siglo, en guerras que ponían en cuestión la propia independencia del país, y también naturalmente durante las guerras napoleónicas.
Independientemente de estas artimañas arquitectónicas, el visitante actual puede ver buenos ejemplares de esas rocas con un mínimo de observación. Al igual que la fortaleza, el mapa geológico de Elvas, enmarcado en la zona de Ossa Morena, es un pequeño islote de rocas ultrabásicas, rodeados de otros muchos materiales. Lo más interesante sería ir zanja por zanja investigando la riqueza petrológica de la zona, pero a falta de esto, buenas son las piedras de la fortaleza. Algunas de ellas indudablemente merecen la pena detenerse y contemplarlas por un momento, antes de seguir disfrutando de la historia común de España y Portugal.
A veces resulta difícil precisar la peridotita, en la medida que es una roca que tiende a transformarse en contacto con la atmósfera, transformándose en serpentinita. Dada la vejez de las rocas -remontándose al Paleozóico, al encontrarnos en la zona de Ossa Morena-, esa transformación se hace más evidente. Este pedrusco se lo quería llevar el GP a casa, pero desgraciadamente la idea no fructificó.
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