No suponía que fuera tan sencillo encontrarnos con una de las reinas de mariposas. El macaón (Papilio machaon) es una vistosa mariposa que de cuando en cuando seguro que muchos lectores se habrán topado con ella. Es demasiado llamativa como para no seguir con los ojos su nervioso vuelo, si tenemos la suerte de cruzarnos con alguna de ellas. En nuestra última visita al Cerro de los Pinos nos encontramos con tres macaones. Difícil de fotografiarlas, huían en cuanto notaban movimiento o una sombra venía hacia ellas (las sombras advierten a las mariposas del peligro) y por más intentos que hicimos acababan desapareciendo por la ladera del monte. Afortunadamente, en la bajada del cerro, otro macaón volvió a aparecer. A diferencia de las otras mariposas, esta era mucho más tranquila y se detenía continuamente sobre la tierra. Muy posiblemente se tratase de un individuo ya viejo, algo descolorido y al que le faltaba una de las típicas colas alargadas de esta mariposa.
Sin embargo, eso no le restaba cierta majestuosidad a la mariposa. Seguía siendo una reina, a punto de abdicar (como el viejo Borbón) y hacer caer sus alas sobre el suelo o dejarse llevar por el viento, pero no en el día de nuestro encuentro. Nos dejó fotografiarla, a tres pasos, a dos, y finalmente a menos de uno. El G.P. la contempló un breve instante, hasta que alzó el vuelo. Tan solo pudimos decir "gracias" en voz alta, mientras el macaón se marchaba monte arriba...
Sin embargo, eso no le restaba cierta majestuosidad a la mariposa. Seguía siendo una reina, a punto de abdicar (como el viejo Borbón) y hacer caer sus alas sobre el suelo o dejarse llevar por el viento, pero no en el día de nuestro encuentro. Nos dejó fotografiarla, a tres pasos, a dos, y finalmente a menos de uno. El G.P. la contempló un breve instante, hasta que alzó el vuelo. Tan solo pudimos decir "gracias" en voz alta, mientras el macaón se marchaba monte arriba...
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