El GP no puede salir solo con la bicicleta por estos montes de dios. Por más que desea uno hacer ejercicio, se va topando con un pedrusco, un bicho y multitud de setas que hacen inevitablemente que en lo mejor de la subida, aparquemos nuestro bólido y nos pongamos a ver alguna cosa. Quizás la culpa también sea llevar una cámara a todas partes: la tentación entonces se hace aún más fuerte. Y si es temprada de setas, como ahora, todavía peor.
Aunque la oronja (Amanita caesarea) es casi inconfundible, en ocasiones la Amanita muscaria nos puede dar que pensar. Así, el otro día, dando un paseo con la bicicleta por la sierra de Aguas Vivas, nos encontramos con algunas amanitas que aparentemente lucían como buenas cesáreas. Con un atractivo color anaranjado y casi carentes por completo de las manchitas blancas del sombrero, estas setas podrían parecer oronjas para aquellos observadores poco diestros (al GP le hicieron bajar de la bicicleta y pensar un poco la seta). Sin embargo, nada más darles la vuelta reconocimos sin más problemas el apellido muscaria en este hermoso hongo: las láminas y el pie blanco la hacen fácilmente reconocible frente a la oronja.
Estas no fueron ni mucho menos las únicas setas que nos encontramos. No faltaron las Amanitas rubescens o spissa, como las de la foto de arriba (no tendríamos el 100% de seguridad en reconocerlas una de otra), ni tampoco lactarios, pisolitus y otras que no encontramos formas de reconocer: la lluvia nos fastidió en lo mejor de la faena y tuvimos que regresar a casa con ganas de más... y algo mojados.
Aunque la oronja (Amanita caesarea) es casi inconfundible, en ocasiones la Amanita muscaria nos puede dar que pensar. Así, el otro día, dando un paseo con la bicicleta por la sierra de Aguas Vivas, nos encontramos con algunas amanitas que aparentemente lucían como buenas cesáreas. Con un atractivo color anaranjado y casi carentes por completo de las manchitas blancas del sombrero, estas setas podrían parecer oronjas para aquellos observadores poco diestros (al GP le hicieron bajar de la bicicleta y pensar un poco la seta). Sin embargo, nada más darles la vuelta reconocimos sin más problemas el apellido muscaria en este hermoso hongo: las láminas y el pie blanco la hacen fácilmente reconocible frente a la oronja.
Estas no fueron ni mucho menos las únicas setas que nos encontramos. No faltaron las Amanitas rubescens o spissa, como las de la foto de arriba (no tendríamos el 100% de seguridad en reconocerlas una de otra), ni tampoco lactarios, pisolitus y otras que no encontramos formas de reconocer: la lluvia nos fastidió en lo mejor de la faena y tuvimos que regresar a casa con ganas de más... y algo mojados.
El lugar donde nos encontramos tantas Amanitas: encinar y retamas. Parece ser que amanita muscaria y amanita vinosa están compartiendo hábitat en toda la zona...
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