Vaguada de una charca en las cercanías de los marrados (llanos de las Capellanías). |
El imperio de las flores compuestas. |
Cardos en plena floración entre la hierba seca. |
En cauces secos de arroyos es fácil ver anfibios como el sapo corredor. |
Las garzas huyen rápidamente en cuanto notan nuestra bicicleta. |
En estas condiciones, las charcas y sus alrededores ahora acumulan una enorme cantidad de comida en forma de insectos, cangrejos, lombrices y anfibios, y se convierte en parada obligatoria para muchas zancudas. De esta forma es relativamente fácil toparnos con garzas, cigüeñas blancas y cigüeñuelas, como las de las fotos, tomadas de la charca de la torre, a unos diez kilómetros de Cáceres con la bicicleta... Allí tuvimos la suerte de ver una bonita garza que todavía aguantó unos pocos segundos nuestra presencia antes de levantar el vuelo. Todo lo contrario a una pareja de ruidosas cigüeñuelas, inquietas por el GP, pero sin esquivarnos.
Nuestra amiga la cigüeñuela, emitiendo sus típicos ruidos. |
Las cigüeñuelas son menos asustadizas, pero más ruidosas cuando detectan algún peligro. Aquí, con un galápago. |
¡ Que bonito esta todo ! Besitos.
ResponderEliminarGracias... Todavía se puede aprovechar el campo. Una semana más.
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