Esta es otra de las sorpresas que nos depara este parque tan cercano al entorno urbano. En los pinos orientados al norte y cercanos a la carretera de circunvalación. La abubilla se deja ver bastante habitualmente en este terreno, revoloteando de un lugar a otro. Aquí la encontramos con su famosa cresta plegada.
Su reputación del mal olor no es algo inventado, pero hay que entenderlo como un mecanismo de defensa contra posibles depredadores de sus nidos, que construye en agujeros de paredes y hoquedades. Desgraciadamente no siempre funcionan, y los gatos dan buena cuenta de tales nidos en las cercanías de la ciudad.
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